Recomiendo:
0

Bienvenida ley: sí a la discriminacion positiva

Fuentes: Hika

Todo el mundo se pronuncia, incluso los obispos. Aunque en este caso les tengo que dar la razón en algo que han dicho: «La policía y la ley no son suficientes». Es verdad que erradicar la violencia de género no está sólo en manos de la policía ni en la existencia de una ley fetén. […]

Todo el mundo se pronuncia, incluso los obispos. Aunque en este caso les tengo que dar la razón en algo que han dicho: «La policía y la ley no son suficientes». Es verdad que erradicar la violencia de género no está sólo en manos de la policía ni en la existencia de una ley fetén.

Erradicarla, supone cambios profundos de pensamiento y actuación humana en los que predomine la resolución de conflictos ante las divergencias, un profundo respeto por la diversidad, y la interiorización de la igualdad en lo que significa que nadie hay más que nadie. Nadie está al servicio de nadie y todo ser humano es igual de respetable y objeto de los mismos derechos. Seguro que en este fondo nos alejamos de los obispos.

Una vez aclarado esto, sí tengo que insistir en la importancia de que exista una ley que regule la violencia de género o violencia específica de los hombres contra las mujeres y hacia todo el entorno que las rodea. La realidad de estos días lo está demostrando: que exista una ley, además de garantizar derechos para todas las mujeres, vivan donde vivan, amparo y protección integral, disuasión para los maltratadores así como sensibilización y cambios educativos importantes como vamos a ver, su existencia supone dar reconocimiento social a un hecho que las mujeres afectadas y el movimiento de mujeres en Navarra llevábamos 25 años insistiendo, atendiendo y pidiendo medidas. Un movimiento y mujeres que en estos 25 años nos hemos encontrado con puertas cerradas, oídos sordos, comentarios ofensivos, desidia administrativa, desprotección, descalificación…

El aprobar esta ley, como ya se hizo en el 2002 en Navarra, significa aceptación social de la existencia de una violencia específica contra las mujeres, por el hecho de serlo y de vivir en una sociedad basada en la desigualdad entre hombres y mujeres. Este paso es muy importante, ya que supone darle el rango de tema político, del que todo el mundo tiene que hablar: el CGPJ, el CES, el Consejo Escolar del Estado, el Fiscal general, los jueces para la democracia, Partidos, asociaciones… Y es importante también, en la medida en que la ley apuesta por la igualdad entre los sexos y la articula especialmente en el terreno educativo, formativo, informativo y de sensibilización ciudadana.

Así pues, que hablen, que cabalgamos aunque les moleste a algunos, como a los sectores más reaccionarios de esta sociedad como el Opus Dei y otros agazapados en la derecha, que están buscando impedimentos de todo tipo, empezando por el nombre hasta perogrulladas sobre la desprotección a otros colectivos, cosa que no es cierta. En el fondo, lo que persiguen es desvirtuar el hecho de que es una violencia que ejercen los hombres contra las mujeres, para perpetuar la desigualdad y el poder, no por el hecho de ser hombres sino por el estereotipo que esta sociedad les ha concedido de dominación. Y negarse a ver esta realidad es poner impedimentos al avance hacia la igualdad.

Así que, hablen claro y digan que la igualdad entre sexos no les interesa, que sólo quieren medidas de cara a la galería, pero que no cuestionen las bases de esta sociedad injusta y discriminatoria para con las mujeres. Es curioso cómo esas voces no se escucharon apenas, menos aún votaron a favor cuando Navarra aprobó una ley integral en julio de 2002, modificada en marzo 2003. Y no lo han hecho porque no lo han necesitado, ya que ni se ha reglamentado ni desarrollado ni presupuestado.

Una ley que tiene virtudes que la estatal no recoge, como es la organización y garantía de los servicios específicos integrales de atención a la mujer, en los que se asegure la asistencia psicológica y jurídica, recursos económicos, medidas de promoción para el empleo, vivienda, atención de urgencia, derivación a casas de acogida, formación en igualdad, participación en programas y actividades que ayuden a reencontrase con una misma y la autoestima perdida, en los que se asista a todas las personas que acompañan a la mujer en todas sus necesidades y ámbitos (hijos/as, personas mayores…) Unos servicios que informen-formen a la ciudadanía, que se introduzcan en todos los rincones de nuestras conciencias como verdaderos espadachines de la igualdad, con un personal en el que se contemplen todas las disciplinas, formado en igualdad y con conciencia de género.

Pero en otros ámbitos, la ley estatal es más completa y está más desarrollada, especialmente en lo referente a educación, en la medida en que especifica el trabajo a desarrollar por etapas educativas, aunque no nombra la educación de adultos, cosa que sí se hace en la Navarra. La asignatura de igualdad como algo transversal que impregne el currículo escolar es básica, pero es lógico que el Consejo Escolar del Estado haya pedido que se forme al profesorado, ya que esto no se puede impartir sin saber políticas de igualdad; que se garantice una persona por centro encargada de impulsar estas tareas; y lo que regula sobre publicidad, aunque en este tema soy de la opinión de tener cuidado sobre qué es sexista o sencillamente muestra un cuerpo desnudo o el deseo sexual, no vayamos a pecar de mojigatería.

Todo lo referente al trabajo está muy bien tratado en cuanto a que las mujeres que sufren violencia de género no pierdan el trabajo; la movilidad es algo consustancial por desgracia a estos hechos; que no se olviden de las mujeres funcionarias, los programas de formación y empleo; las ayudas a las mujeres que ya no van a poder trabajar por edad o deterioro… queda claro qué organismos se tienen que hacer cargo y de qué. En salud, hay que destacar que se incorpora en el curriculum la signatura de violencia de género; interesante también el fondo para las comunidades para que puedan garantizar los derechos sociales, aunque este aspecto ya he señalado que queda el más cojo en la ley estatal, ya que no aclara qué organismos se van a hacer cargo, ni cómo se va a formar al personal de servicios sociales. En lo judicial, destacar la figura del delegado del maltrato y la solicitada por los grupos de mujeres llamada la Defensora de la mujer.

Lo demás, en Navarra ya se está cumpliendo o está aprobado en la ley. Sí es nueva la suspensión de visitas y perdida de la patria potestad en los casos en que está en riesgo la vida de la mujer o de los hijos/as y la pérdida de la pensión de viudedad para un hombre que haya asesinado a su mujer ¡Que menos! Destacar que es muy positivo cómo se hace alusión varias veces a la garantía de derechos para las personas discapacitadas y el reconocimiento del acoso sexual.

Por el contrario, no queda explícita la garantía de derechos para las mujeres inmigrantes y tampoco se explicita la figura de mediadoras de igualdad para otras culturas como la gitana o las inmigrantes de diversos países. Y esto es realmente importante, para que no ocurra como en Francia, donde las leyes y el feminismo se han alejado de la opresión más sangrante, la que viven las mujeres pobres de otras culturas.

Otro aspecto que figura en la ley y que es polémico en el feminismo es la conveniencia de la rehabilitación a los maltratadores. Yo, que soy de la corriente favorable a ella y que la ley navarra también recoge, me alegro de su inclusión.

Ahora lo que toca es aprobarla, recoger las aportaciones que puedan mejorarla, que se presupueste suficientemente y se desarrolle cuanto antes, completándose en las comunidades como la navarra en aquello que la ley desarrolle mejor y aportando nuestra ley para la mejoría de la estatal en otros aspectos como ya he señalado.

La práctica nos dirá qué hay que corregir con el tiempo, hasta llegar a ese momento en que ya no haga falta la aplicación de la discriminación positiva porque vivamos en un mundo totalmente igualitario. Esta ley y la navarra son un camino hacia ello, y en esto ha sido muy importante el haber contado con el movimiento de mujeres.

* Tere Saez es miembro de la plataforma de Mujeres contra la violencia sexista de Navarra.