Recomiendo:
0

Breve ensayo sobre la transición política española (1975-1978)

Fuentes: La Gaceta de Almería

La verdad alternativa sobre «Cuéntame lo que pasó» ¿De dónde venimos? ¿Dónde vivimos? Reflexiones de un republicano. Dedicado a mi amigo y hermano Joaquín Navarro Esteban, deseándole una pronta recuperación de su grave operación, estando seguro de que pronto volverá a nuestras páginas. Vaya mi agradecimiento a Carlos Hermida Reyes, profesor de la Universidad Complutense […]

La verdad alternativa sobre «Cuéntame lo que pasó»

¿De dónde venimos? ¿Dónde vivimos?

Reflexiones de un republicano.

Dedicado a mi amigo y hermano Joaquín Navarro Esteban, deseándole una pronta recuperación de su grave operación, estando seguro de que pronto volverá a nuestras páginas.

Vaya mi agradecimiento a Carlos Hermida Reyes, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y correligionario mío en la organización Plataforma de Ciudadanos por la República.

A modo de prólogo, para el lector inteligente:

Título preliminar de la Constitución Republicana de 1931.

Art. 1º.- España es una República democrática de trabajadores de toda clase que se organiza en régimen de libertad y justicia.

Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo.

La República constituye un Estado Integral compatible con la autonomía de los municipios y las regiones.

Art. 2º.- Todos los españoles son iguales ante la Ley.

Art. 3º.- El Estado español no tiene religión oficial.

Art. 4º.- El castellano es el idioma oficial de la República. Todo español tiene la obligación de saberlo y el derecho a usarlo, sin perjuicio de los derechos que la leyes del Estado reconozcan a las lenguas de las provincias o regiones.

Salvo lo que dispongan las leyes especiales, a nadie se le podrá exigir el conocimiento y uso de ninguna lengua regional.

Art. 17.- En las regiones autónomas no se podrá regular ninguna materia con diferencia de trato entre los naturales del país y los demás españoles.

Art. 21.- El Derecho del Estado español prevalece sobre el de las regiones autónomas en todo lo que no esté atribuido a la exclusiva competencia de estas en sus respectivos estatutos.

Capítulo I

Art. 25.- No podrán ser fundamento de privilegio jurídico la naturaleza, la filiación, el sexo, la clase social y la riqueza, las ideas políticas ni las creencias religiosas.

Art. 29.- Nadie podrá ser detenido ni preso sino por causa de delito. Todo detenido será puesto en libertad o entregado a la autoridad judicial dentro de las 24 horas siguientes al acto de detención.

Art. 34.- Toda persona tiene derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones, valiéndose de cualquier medio de difusión, sin sujetarse a previa censura.

Art. 50.- Las regiones autónomas podrán organizar la enseñanza en sus lenguas respectivas, de acuerdo con las facultades que se concedan en sus estatutos. Es Obligatorio el Estudio de la Lengua Castellana y ésta se usará también en todos los centros de instrucción primaria, secundaria y universitaria en las regiones autónomas. El Estado podrá mantener o crear en ellas instituciones docentes de todos los grados en castellano o español, y sea, en el idioma oficial de la República.

Título V

Los miembros de las familias reinantes o exreinantes de cualquier país, sea cual fuere el grado de parentesco que les una con el jefe de las mismas, no podrán ser elegibles ni tampoco propuestos para candidatos.

Art. 85.- El Presidente de la República es criminalmente responsable de la infracción delictiva de sus obligaciones constitucionales.

El Congreso, por acuerdo de las tres quintas partes de la totalidad de sus miembros, decidirá si procede a acusar al Presidente de la República ante el Tribunal de Garantías Constitucionales.

COMIENZA EL ARTÍCULO

Hay épocas históricas que están en el punto de mira de la historiografía burguesa. Son esos periodos caracterizados por la tentativa emanicipatoria de las clases dominadas, o sea, del conjunto del pueblo español. Y por las tentativas emanicipatorias de las clases dominadas, momentos en que el orden social son entredichos y cuestionados los sacrosantos valores de las clases dominantes.

El sistema de dominación burguesa tiene uno de sus fundamentos en el control ideológico del conjunto social, esto es, en la asunción por parte de los trabajadores de los valores, normas y códigos morales defendidos por la burguesía. Ahora bien, la hegemonía del bloque dominante sólo puede mantenerse a condición de impedir la autonomía ideológica del pueblo.

A través de la escuela, la universidad, la enseñanza secundaria y todos los medios informativos, principalmente la televisión, la burguesía cada vez más concentrada y potente, capaz de desenvolverse en la globalización política y económica del neonazismo de la Casa Blanca, donde los llamados halcones en lugar de denominarse ‘neocom’ son verdaderos nazis, digo, los medios informativos de los peleles del Pentágono tienen como misión el proyectar su visión fascista de un mundo concreto acorde con sus intereses, al mismo tiempo que trata de destruir cualquier proyecto político alternativo.

Aquí juegan un papel fundamental los historiadores oficiales, panegiristas del régimen vigente, mediante una doble tarea; de un lado, transmitir una interpretación del pasado que justifique el orden existente y, de otro, borrar de la memoria histórica de los trabajadores, incluyendo aquí a las mujeres con actividad laboral o bien «amas de casa» en su doblemente triste condición, repito, borrar de la memoria histórica de los trabajadores aquellos episodios que muestran la posibilidad real de acabar con la explotación del pueblo, de la oligarquía financiera e industrial y de sus numerosos satélites menores. Y para persuadir, es decir, vivir en un mundo justo que acabe con la lacra de cuatro mil millones de personas que viven con menos de dos euros al día y de quinientos millones de niños explotados como esclavos. Y si no es posible borrarlos, falsearlos y manipularlos.

Los acontecimientos históricos que tuvieron lugar en España entre 1975 y 1978, conocidos como los años de la Transición Política, con objeto de una escandalosa y burda manipulación, deformando y falseando los hechos históricos de forma sistemática, y así construir virtualmente algo que no corresponde a la realidad histórica, y cuya finalidad única es legitimar y ensalzar la actual Monarquía coronada en la persona de Juan Carlos Y.

En un asombroso proceso de falsificación y tergiversación, la Transición se presenta como un hecho pacífico, fruto de la madurez del pueblo español, ocultando los numerosos asesinatos por grupos de extrema derecha y por los asesinatos y brutales intervenciones de la Policía.

Sin pudor alguno, la versión oficial proclama que quienes más lucharon por las libertades fueron los franquistas reconvertidos y arrepentidos o regios personajes cuyo único mérito fue vivir un dorado exilio en Portugal, jugándose en el Casino Estoril los fondos extraídos del patrimonio nacional español.

De esa forma los combatientes por la libertad no serían los trabajadores y el pueblo, ni los intelectuales, estudiantes, profesionales liberales amén de artistas antifascistas, sino un conjunto de personalidades ligadas directamente al régimen franquista y que por conveniencia cambiaron en un momento dado su franquismo por un tibio liberalismo.

Ejemplo de esto fue el esfuerzo titánico y caricaturesco que hizo el Sr. Aguirre, último Duque de Alba para cambiar la historia del verdadero Duque de Alba tras la guerra civil, presentándolo como un gran liberal abanderado de la democracia cuando en realidad había sido un falangista de tomo y lomo, no dudando en destruir archivos para limpiar la imagen de su predecesor.

En este mundo al revés, los lacayos de la historia oficial, proclaman que el actual Monarca impuesto por Franco en 1969, tras la presunta y oportuna muerte de su hermano en 1956 a manos del Señorito Don Juan Carlos cuando a éste «se le escapó un disparo oportuno de la pistola que estaba limpiando».

Los que conocemos las armas sabemos que existe una probabilidad de uno de quinientos mil para que se produzca un disparo accidental en el desmonte y limpieza de una pistola. Pero en fin, fue el ‘Destino’ fatal y ya se sabe que la vida es una tómbola.

Juan Carlos, insisto, dicen los lacayos de la historia oficial, que el actual Monarca siempre tuvo in mente un proyecto político democrático, aunque nunca hubiera tenido un gesto en favor de los represaliados por el franquismo e incluso sin ni siquiera ausentarse del balcón donde un Franco premoribundo recibía un homenaje fascista cuando con su firma fusilaron a cinco antifascistas de los que hablaremos, y sin que nunca hasta hoy hayamos escuchado una palabra suya condenando la dictadura franquista.

Ninguna mención a los miles de guerrilleros republicanos de la Unión Nacional que lucharon y murieron a miles frente a la Guardia Civil de 1939 a 1954, algunos de los cuales fueron asesinados por una rueda de muerte formada por unos ocho guardias civiles, que, inmovilizando boca arriba a algún ‘maqui’ detenido, era sometido bajo el mando del oficial de turno a la tortura de sufrir las patadas y culatazos en rostro, tórax y abdomen hasta que rotas las vísceras y partidas las costillas y el esternón reventaban sus pulmones y su corazón.

La tarea más difícil para la Guardia Civil era buscar algún cura que enterrara al asesinado y estuviera dispuesto a hacerlo sin conocer ni su nombre.

Aquellas agrupaciones guerrilleras, si hubieran coincidido con una clase obrera movilizada en las ciudades y no aterrorizada por el miedo al hambre, a la muerte y a la tortura, habrían hecho caer la dictadura franquista, pero el proletariado estaba duramente sometido y privado de sus mejores dirigentes que habían muerto en la guerra o fusilados entre 1939 y 1945, o en prisión con cadena perpetua y, los más afortunados, luchando en la resistencia francesa contra la invasión hitleriana. Constátese que algunos hombres, más bien muchos hombres republicanos, estuvieron empuñando las armas y el fusil desde 1936 a 1945. ¡Nueve años! Y en algunos casos aún más los que se reintegraron a la guerrilla antifascista española tildada por el régimen para deshumanizarla con el nombre de ‘bandoleros’. Aquella pesadilla acabó sucumbiendo al fuego enemigo de la tropa fascista de Franco o de los ejecutores y combatientes alemanes, nazis de las SS, sin que ello impidiera que una gran cantidad de soldados republicanos españoles que liberaron Francia entraran en París a las órdenes del General Leclert, en vehículos pintados en español con los nombres de Madrid, Guadalajara, El Ebro, Teruel, Belchite, etc. porque llevaban la España republicana y popular en su corazón. ¡Nueve años de guerra! ¡Oh héroes, permitid que salte de mis ojos lágrimas al recordaros, al mismo tiempo que os saludo militarmente como Coronel cubano y Cabo Primero en los Boinas Verdes españoles de la COE 101 y como patriota español y antifascista (que lo seré hasta mi muerte) así como en mi alma de revolucionario marxista leninista hasta que dejen de alentar mis pulmones.

No me dejará mentir de las torturas tales como la rueda de la muerte a guerrilleros republicanos el propio ex-General F.

Aguado Sánchez que en sus tiempos mozos fue oficial de la Benemérita y que en su libro «El Maquis en sus Documentos» publicado con abundante documentación en la editorial San Martín en 1976 donde cuenta cómo él participó personalmente en esa tortura en su lucha contra la guerrilla republicana española.

El General F. Aguado Sánchez, todavía en esas fechas, llega a burlarse (pensando en los de su casta y raza que el régimen fascista era inmortal) reproduciendo en el apéndice del libro el Himno Guerrillero de los antifranquistas, mucho más españoles que él porque en el libro rezuma la ira sanguinaria y ultrafascista, y por tanto siendo la selva su patria natural.

HIMNO GUERRILLERO

Por llanuras y montañas / guerrilleros libres van, / los mejores luchadores (bis).-

Del campo y de la ciudad / la bandera de combate / con su manto cubrirán / a los bravos guerrilleros (bis) / que al fascismo aplastarán.-

Ni el dolor ni la miseria / nos impedirán vencer / seguiremos adelante (bis) / sin jamás retroceder.-

Nuestros jefes nos ordenan / atacar para vencer, / abnegados españoles (bis) / cumplamos nuestro deber.-

Aplastaremos al fascismo / en la batalla final, / compañeros, muera Franco / ¡Viva nuestra libertad!

Este himno me lo enseñó a cantar cuando yo tenía 18 años el deportado al campo de exterminio de Mauthausen, melillero y almeriense, el gran Antonio Muñoz Zamora, cuando yo me incorporé a la clandestinidad contra el fascismo nacional-católico del tirano Franco.

Siguiendo el tema principal, o sea, la Transición, los muñidores de la gran mentira no han sido exclusivamente los intelectuales orgánicos franco-borbónicos, también han colaborado generosamente a esa esperpéntica visión, tan falsa como ellos mismos lo saben, los partidos de izquierda, especialmente el PSOE, (creado por la CIA y la OTAN en 1974; véase el libro «Soberamos e Intervenidos» de Joan Garcés) y sobre todo el traidor y criminal «chaqueta larga» de Santiago Carrillo, del cual tengo la convicción que desde su elección como secretario general del PCE en 1956 no ha dejado ni un mes sin contactar con los servicios de inteligencia capitalistas de occidente, especialmente la CIA, el Mossad, el MI6 incluyendo la Segunda Bis del Ejército franquista.

Si esos partidos de presunta izquierda (las bases son otra cosa) que protagonizaron el consenso aquellos años y el olvido -borrón y cuenta nueva- de los 36 años de crímenes, injusticias y sufrimientos padecidos por la mayoría de españoles durante la dictadura renunciaron a la depuración de todas aquellas instituciones e individuos implicados en la represión y crímenes franquistas, cubriendo con un tupido velo la larga lucha popular-nacional contra el fascismo hispánico, y sepultando en el olvido a decenas de millares de combatientes tanto del pasado del Partido como del Partido inmediatamente anterior a la claudicación que influenciaba decisivamente a obreros, estudiantes, escritores y artistas que eran los dueños de las movilizaciones callejeras en 1975-1978. Que sacrificaron todo: vida, familia, despidos y hasta el derecho a comer austeramente de su trabajo. Hay datos judiciales estremecedores de la bajada de pantalones de Carrillo y el PCE en sus máximos niveles. Por ejemplo, había una sentencia de abril de 1939 que condenaba y disolvía (con fuego y leyes) al PCE. Esa fue la excusa de Martín Villa que no aplicó al PSOE renacido de las cloacas en 1974 en Surennes, impulsado por las ratas más inmundas del espionaje de la OTAN, y que fue legalizado en 1976 en lugar del 9 de abril de 1977 donde presuntamente se legalizó al PCE; para ello le impusieron tres condicione secretas. que irían intoxicando a todo el partido lentamente, a través de su política de «reconciliación nacional» y «pacto por la libertad»; todo ello con gran destreza lingüística, siendo estas tres condiciones:

1º.- Aceptación de la Monarquía en la persona de Don Juan Carlos.

2º.- Aceptación de la actual bandera rojo y gualda asociada íntimamente al levantamiento sedicioso y felón del Ejército y el fascismo en la guerra 1936-1939, y en los lúgubres años posteriores. Y por tanto renunció a la República como opción libre a autodeterminarse democráticamente al pueblo español impidiéndoles, mediante un gobierno provisional de amplia coalición, elegir libremente y en votaciones específicas si quería Monarquía o República. Ello llevó al olvido, pisoteo y abismo de silencio a los mejores hijos de España. Mientras que la gran mayoría de los ‘progres’ de 1968 se fueron instalando, conversos también, en las poltronas oficiales del Parlamento, Congreso, autonomías y municipios en una gran traición generacional.

3º.- Renuncia al derecho de autodeterminación en España a la que la Junta Democrática de 1974 encabezada por un hombre tan sabio como gran caballero, el hombre que soñábamos elevarlo a la Presidencia de la Tercera República, Don Antonio García-Trevijano, llamaba a España Estado Plurinacional.

La consecuencia inmediata fue que el nombre de España fuera borrado del lenguaje oficial y popular al ser palabra prostituida por los falsos patriotas franquistas.