Tras cinco días de incomunicación y confinado en París después de declarar ante la juez Le Vert, Julen Madariaga atendía telefónicamente a GARA. «No hay que olvidar que la postura oficial de Batasuna ahora, en este nuevo proceso, nos acerca más», dijo. Acusa al PP y a la judicatura de intentar obstaculizar el proceso abierto […]
Tras cinco días de incomunicación y confinado en París después de declarar ante la juez Le Vert, Julen Madariaga atendía telefónicamente a GARA. «No hay que olvidar que la postura oficial de Batasuna ahora, en este nuevo proceso, nos acerca más», dijo. Acusa al PP y a la judicatura de intentar obstaculizar el proceso abierto en Euskal Herria y, en su caso concreto, relaciona además su arresto con su postura crítica «con ETA y la violencia». Asegura además que con ello se ha querido implicar a Aralar, formación política a cuya ejecutiva pertenece.
El pasado martes fue detenido junto a otros once ciudadanos vascos. ¿Qué lectura política hace del momento elegido para activar un sumario abierto hace ocho años? ¿Y de las personas detenidas?
El objetivo de estas detenciones no es otro que seguir con la campaña de criminalización de la izquierda abertzale, ya sea Batasuna, ETA o Aralar, que mantienen ambos estados. Está clarísimo que las detenciones van contra el proceso de paz puesto en marcha en Euskal Herria. En mi caso, además, es obvio que el arresto es consecuencia de haber mantenido de manera pública una postura crítica con ETA y con la violencia. Detenerme es un modo de poder señalarme después para decir que Julen Madariaga, pacifista, que tantas veces ha sido crítico con ETA y con la violencia, ahora es un extorsionador.
Los arrestos también han alcazado a dos empresarios navarros y el juez Fernando Grande-Marlaska ha llamado a declarar como imputado al dirigente jeltzale Gorka Agirre. ¿Qué opina de todo ello?
Bueno, no cabe duda de que les va a costar mucho más criminalizar a dirigentes del PNV que a los que somos de izquierdas. Desgraciadamente, la gente está más dispuesta a creer esas acusaciones sobre el «impuesto revolucionario» cuando se acusa a gente de izquierdas. En cuanto a los empresarios, podría comprender que les hubiesen llamado para solicitar información, pero me asombra que estén detenidos.
¿Esta operación policial podría estar relacionada con la decisión del presidente español de acudir al Congreso a anunciar su disposición a emprender el diálogo con ETA?
No hay que olvidar que la postura oficial de Batasuna ahora, en este nuevo proceso, nos acerca más. En este momento, la ciudadanía vasca cada vez está más unida. Eso es una realidad hoy en día. Y todos los españoles que están en contra del proceso y de Zapatero, con el PP y casi toda la judicatura española a la cabeza, trabajan constantemente para intentar poner obstáculos en el camino que nos permita avanzar en el proceso.
La juez Laurence Le Vert le ha impuesto un confinamiento que, en principio, le obligará a quedarse en París. ¿Cómo afronta esta orden judicial?
Me parece mal, claro. Le Vert me dijo que su intención inicial era enviarme a prisión pero, tras leer los informes policiales y tomarme declaración, decidió imponerme un confinamiento. Es una medida destinada a mantenerme alejado de la sociedad vasca y, sobre todo, de los medios de comunicación. La distancia física dificulta mucho la comunicación. Por eso me ha confinado aquí.
¿Cómo valora el apoyo que le ha brindado su partido, Aralar, con Patxi Zabaleta a la cabeza, en esta situación?
Me alegro mucho, la verdad. Esas muestras de solidaridad se agradecen mucho en momentos como estos. Y se agradecen sobre todo si tenemos en cuenta que, al detenerme a mi, han intentado implicar también a Aralar ante la opinión pública española y ante la opinión pública vasca. Han utilizado mentiras para crear opinión y poder decir que los de Aralar son también unos mafiosos y unos terroristas.