Les arrancaron del vientre de sus madres o de los brazos de su padre y les dieron una nueva identidad. Miles de niños argentinos fueron secuestros y apropiados por familias adeptas a la dictadura cívico militar argentina (1976-1982). Muchos de esos nuevos ‘padres’ eran los verdugos de quienes les habían traído al mundo y ellos […]
Les arrancaron del vientre de sus madres o de los brazos de su padre y les dieron una nueva identidad. Miles de niños argentinos fueron secuestros y apropiados por familias adeptas a la dictadura cívico militar argentina (1976-1982). Muchos de esos nuevos ‘padres’ eran los verdugos de quienes les habían traído al mundo y ellos no lo supieron hasta que comenzaron a dar los primeros pasos de la madurez. La búsqueda de estos niños sustraídos es el motor que mueve la vida de las Abuelas de Plaza de Mayo, que ahora tratan de encontrar, con la ayuda del arte, también sus rastros en España.
«Nuestra lucha comenzó en soledad total y llena de terror», asegura con voz templada Estala B. de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, que han logrado recuperar desde el final de la dictadura a 95 nietos, de los más de 500 niños (ahora jóvenes de entre 25 y 32 años) que nacieron durante el cautiverio de sus madres en centros clandestinos de detención. Pero la búsqueda judicial y personal no es suficiente para desempolvar ese oscuro episodio de la historia reciente de Argentina. Por eso, hace ocho años esta asociación decidió impulsar el Teatro por la Identidad (TxI)*. «Desde las tablas del escenario se pueden transmitir a los jóvenes la historia y dar respuesta a las dudas», señala Carlotto.
Estos ciclos de teatro hicieron que muchos jóvenes encontraran su verdadera identidad y descubrieran que aquellos que había considerado desde pequeños como sus padres fueran, en muchos casos, autores de la muerte de sus verdaderos progenitores. «La emoción y el shock que produce en muchas abuelas es enorme. Porque a pesar de no haberles visto nunca, encuentran en sus miradas, en sus andares o en sus rostros a los hijos desaparecidos que ya no volverán», asegura la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
«Sólo con la verdad y la justicia se puede construir la paz»
Esa búsqueda se extendió hace ya cuatro años fueras de las fronteras de Argentina. Con motivo de la presentación en 2004 de una demanda ante la Audiencia Nacional con la identificación de niños apropiados que podían residir en España, se inició en Madrid y Barcelona los ciclos de Teatro x la Identidad. Ya el año pasado se decidió incorporar obras de dramaturgos españoles sobre la memoria histórica de la guerra civil y la dictadura de Franco. «Es un país hermano, al que nos une una historia de dolor, tragedias, y también alegrías. Sólo con la verdad y la justicia se puede construir la paz y por eso es necesaria también la reparación y la memoria de quienes fueron asesinados durante el franquismo», indicó Estela B. de Carlotto.
«Somos dos sociedades que se han intercambiado exilios a lo largo del siglo XX, algunos por hambre, otros por persecución ideológica», apunta Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que colabora en este festival junto a Amnistía Internacinal, H.I.J.O.S o Sodepaz. «Pero nosotros, que ponemos siempre como modelo nuestra Transición, tenemos mucho que aprender de Argentina, donde sí se ha hecho un esfuerzo por pedir justicia desde hace años, mientras que aquí, tras tres décadas de democracia, estamos dando los primeros pasos», añade Silva. Y es que, como recuerda, en España también hubo niños de la República apropiados por los ‘vencedores’, después de dar muerte a sus padres o enviarles al exilio.
La Asociación de Abuelas de la Plaza de Mayo, así como otros organismos de Derechos Humanos, estiman que en España puede haber alrededor de una treintena de hijos de desaparecidos que desconocen su identidad. «Fueron acciones que no sólo afectaron a un país, sino a toda la humanidad. No eran niños argentinos -recuerda Carlotto- sino niños del mundo».
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* El Ciclo TxI se desarrollará todos los lunes (20 horas) en el Teatro Alfil de Madrid hasta el 27 de octubre con entrada gratuita hasta completar aforo. Comenzó el lunes con ‘Terror y miseria en el primer franquismo’ de José Sanchis Sinisterra; el 13 de octubre se representará ‘Los niños de Morelia’ de Víctor Hugo Rascón Banda y ‘Una buena afeitada’ de Juan Sasiaín; y el 20 de octubre se representarán ‘Hija de la dictadura argentina’, de Lucila Teste y Arià Clotet, y ‘Esclava del alma (versión libre)’ de Amancay Espíndola.