El domingo, en pleno homenaje a las víctimas del mayor atentado terrorista que se ha sufrido en el Estado español, al acercarse el rey y el presidente del gobierno a las víctimas pudimos escuchar gritos de «Viva el rey» y «Zapatero dimisión». Es evidente que no era ni el momento ni el lugar para manifestaciones […]
El domingo, en pleno homenaje a las víctimas del mayor atentado terrorista que se ha sufrido en el Estado español, al acercarse el rey y el presidente del gobierno a las víctimas pudimos escuchar gritos de «Viva el rey» y «Zapatero dimisión». Es evidente que no era ni el momento ni el lugar para manifestaciones verbales derivadas del enfrentamiento que el PP está fomentando en la sociedad; era el día de las víctimas, y de nuestro homenaje en su memoria. La manifestación del PP en contra del actual Gobierno y de su presidente había tenido lugar el día anterior. Así, la aclamación del monarca y el rechazo del presidente elegido democráticamente era una triste muestra más de esas actitudes de enfrentamiento entre los españoles y de falta total de respeto al momento y al lugar. Mi indignación ante estos hechos la expresé mediante una afirmación -no una exclamación- de mis ideas democráticas y republicanas («Viva la República», dije), en tono de conversación, que sólo pudieron escuchar las personas que estaban a un paso de mi, una de las cuales era el europarlamentario del PP. Éste me increpó bruscamente diciéndome: «¿Te molesta el rey?», a lo cual le contesté que al rey lo había nombrado Franco mientras que a Zapatero lo había puesto la democracia. Al oír esto, el eurodiputado del PP me increpó de nuevo, ahora con un insulto: «Te lo habrá puesto a tí, gilipollas».
No obtuvo ninguna respuesta de mi parte, más allá de la cara de asombro.
En un momento como el actual en que la derecha constitucional se alía con la ultraderecha franquista en una escalada de ataques indiscriminados contra las instituciones del estado al que dicen defender, el insulto zafio y de taberna de Vidal Quadras trasciende lo personal para convertirse en una bofetada más de esa estrategia, en un nuevo ataque del terrorismo ideológico y psicológico en que esta inmerso el Partido Popular.
Su actitud es un manifestación de las dificultades del PP para convivir en un mismo espacio con los representantes de una opción ideológica distinta, convivencia civilizada que es base de la democracia; y así se comportan día a día en las instituciones públicas. En el Congreso de los Diputados, la casa de la soberanía popular donde debemos convivir y trabajar, por ser la voz que representa el sentir de los ciudadanos, practican el boicot permanente, con murmullos y gritos, de las intervenciones de parlamentarios que no son de su partido. Política que trasladan al propio ciudadano tergiversando intencionadamente los hechos con el objetivo de confundir y enfrentar a los distintos grupos de la sociedad, quebrando igualmente la convivencia pacífica y civilizada.
Entonces, cuando el señor Rajoy habla de civismo del PP, ¿a qué se refiere?
Isaura Navarro es diputada de Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados