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¿Cambiará EE.UU. su errada política hacia Cuba?

Fuentes: Rebelión

Por lo que veo, como están sucediendo los acontecimientos, tal parece que está llegando el momento de que el gobierno de Estados Unidos se siente en una mesa con el gobierno cubano y entre ambos arreglen las diferencias que han existido por más de medio siglo. La política agresiva que EE.UU. implantó desde el mismísimo […]

Por lo que veo, como están sucediendo los acontecimientos, tal parece que está llegando el momento de que el gobierno de Estados Unidos se siente en una mesa con el gobierno cubano y entre ambos arreglen las diferencias que han existido por más de medio siglo. La política agresiva que EE.UU. implantó desde el mismísimo triunfo de la Revolución Cubana, no ha podido alcanzar su objetivo. El cambio de gobierno que buscaba esa política, no solamente no ha sido posible, sino que, muy al contrario, ha fortalecido la voluntad de los cubanos de seguir apoyando mayoritariamente el sistema que esa revolución estableció en Cuba. A pesar de las miles de dificultades por las que ha atravesado el pueblo de Cuba, siempre ha logrado salir de las peores situaciones. En el comienzo del triunfo revolucionario, cuando el gobierno de EE.UU. se enfrentó directamente al cubano y comenzó a implantar sanciones de todo tipo contra la isla, la mayor parte de las personas en el mundo pensaba que le iba a ser imposible subsistir.

¿Podría mantenerse independiente y soberano un pequeño país situado a solamente 90 millas de distancia de las costa del país más poderoso de la tierra? Muy pocas personas creían que eso pudiera ser posible. Los Estados Unidos no solamente aislaron a Cuba, sino que lograron que el resto de América Latina, a excepción de México, la aislaran también. Uno tras otro los países de región, siguiendo las instrucciones y presiones de Washington, fueron rompiendo sus lazos diplomáticos y comerciales con Cuba. Como todos sabemos, Cuba se quedó sola en este continente, y no solamente se quedo sola, sino que hasta nuestros días, se quedó resistiendo una política de bloqueo y agresiones por parte de los diferentes gobiernos de Estados Unidos. Esa política sigue igual, pero los tiempos, poco a poco, han cambiado y como se demostró fehacientemente en la Cumbre de Cartagena, el país que ahora está aislado no es Cuba sino los EE.UU. A los cubanos que aquí residimos y que desde hace muchísimos años luchamos por que se normalicen las relaciones entre ambos países, hasta cierto punto nos dio pena ajena al ver al presidente de esta gran nación solitario, teniendo que estar sentado callado, como de penitencia, oyendo las críticas de sus colegas latinoamericanos reprochándole el hecho de haber vetado la participación de Cuba en esa cumbre hemisférica. Mal se tiene que haber sentido el presidente Obama durante su presencia allí y más cuando recordaba cómo fue recibido por esos mismos presidentes hace tres años en la Cumbre de Trinidad-Tobago. En aquella cumbre se recibió a Obama con cariño y respeto. Todos los presentes esperaban que el nuevo presidente norteamericano trajera una visi ó n menos soberbia e imperialista hacia América Latina. Existía la esperanza de que la llegada al poder de un presidente joven, inteligente, liberal y además de eso, negro, iba a ser un verdadero cambio de rumbo. Pero como decían en mi pueblo, el que vive de ilusión, muere de desengaño. Y así ha sido. La política del gobierno de Obama hacia América Latina no se ha diferenciado, hasta el momento, de la política de sus antecesores. Me atrevo a pensar que el que llega al timón de La Casa Blanca es solamente el timonel del barco, no su capitán. Estoy convencido que, desde hace muchísimas administraciones norteamericanas atrás, los mandatarios de este país saben que la política hacia América Latina en general y hacia Cuba en particular tiene que cambiar radicalmente. Saben hasta la saciedad que tienen que tratar a los países al sur de su frontera con mayor respeto y dignidad, que no estamos en los tiempos de ordeno y mando, que aquellos gobernantes que bajaban sus cabezas sumisamente ante sus exigencias ya no existen. También saben que la política hacia Cuba no puede seguir diseñada mirando a través de los intereses de una mafia cubanoamericana fascistoide establecida en el sur de La Florida, sino de los intereses de esta gran nación, ya que nada consigue los Estados Unidos manteniendo la política errada, criminal y agresiva que aún, en pleno siglo XXI, sigue manteniendo contra Cuba. El cambio de política hacia la isla, se lo recuerda anualmente la Asamblea General de la Naciones Unidas cuanto vota por la eliminación del embargo, diariamente se lo recuerdan amigos y enemigos en diferentes foros internacionales y hace unos días, en público y unánimemente, se lo recordaron todos los presidentes de la región.

El gobierno de este país debe de dejar de utilizar los mismo argumentos que ha utilizado hasta la fecha y aceptar las diferentes propuestas que le ha hecho el gobierno cubano una y otra vez, para hablar, libremente y en igualdad de condiciones, de todos los temas que marcan y han marcado el diferendo entre ambos países. Rectificar es de sabios y nunca es tarde cuando existe la voluntad de cambiar.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.