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Cambios, recuperación económica y amenazas externas

Fuentes: Gara-Rebelión

La realidad cubana sigue marcada por un programa de cambios pausados y una moderada recuperación económica, no reflejada todavía en la vida cotidiana. Mientras continúan los ecos del histórico VII Congreso del Partido Comunista y sus resoluciones, en la esfera internacional diversas amenazas planean sobre el nuevo proceso abierto en la Isla. La excarcelación este […]

La realidad cubana sigue marcada por un programa de cambios pausados y una moderada recuperación económica, no reflejada todavía en la vida cotidiana. Mientras continúan los ecos del histórico VII Congreso del Partido Comunista y sus resoluciones, en la esfera internacional diversas amenazas planean sobre el nuevo proceso abierto en la Isla. La excarcelación este viernes de René González, uno de los «Cinco» detenidos en Estados Unidos, pero impedido de abandonar territorio norteamericano durante los tres próximos años, es una clara demostración de la verdadera actitud (mantenida) del Gobierno de Washington ante la Revolución.

Después de la clausura del VII Congreso del PCC los medios internacionales han sacado a Cuba de sus agendas informativas., Una «ausencia de noticias» que esconde en realidad la dinámica progresiva de cambios, acontecimientos y transformaciones de acuerdo a la agenda interna refrendada en el Congreso. Así, el Parlamento cubano reunido en sesión ordinaria en los primeros días de agosto, daba aprobación legal a los denominados Lineamientos Económicos y Sociales (conjunto de reformas e intenciones aprobados en la reunión del Partido), realizando un balance de la economía nacional en el que se venía a constatar una recuperación económica con un crecimiento del 1.9 % del Producto Interno Bruto en el primer semestre de este año, mientras que las previsiones oficiales expresaban que este repunte debe alcanzar el 2.9% del PIB al finalizar 2011. En la misma reunión del poder legislativo se daba a conocer que la situación financiera nacional sigue mostrando tensiones, a pesar de la reestructuración de parte de la deuda externa, por lo que se mantienen vigentes diversas medidas bancarias que limitan las transferencias de divisas al exterior. Sin embargo el presidente Raúl Castro ratificaba en sus palabras finales ante la Asamblea Nacional, que estas trabas financieras «serán suprimidas definitivamente antes de concluir el presente año», un anuncio que ciertamente debe ayudar a normalizar las siempre complicadas relaciones económicas externas.

Cambios pausados.

El manejo del tiempo y los plazos parece una clave fundamental en la actual realidad cubana. A nivel de calle tanto la mejoría económica como las medidas que se van anunciando se muestran con abierta lentitud y, en general, no consiguen dar la sensación clara de una transformación en positivo de la vida cotidiana, pero la máxima dirección del país insiste en la necesidad de desarrollar el anunciado proceso de cambios sin apresuramientos y tras estudios detallados, alertando del peligro que implica la precipitación. Un dato que parece indicar la importancia que asigna el Gobierno a mantener el máximo consenso social pero que, paralelamente, también pone de manifiesto una variable «imprevista» que ha tomado cuerpo en los últimos tiempos: la fuerte resistencia a todo tipo de cambio que viene mostrando una parte importante del aparato burocrático intermedio, donde la corrupción y un manejo velado del poder administrativo tienden a distorsionar seriamente la aplicación de leyes y regulaciones.

A pesar de las diferentes apreciaciones posibles sobre ritmos y velocidades, la realidad es que el listado de medidas adoptadas en los últimos meses no deja de ser significativo. Por su repercusión social se pueden destacar, por ejemplo la aplicación extensiva y amplia de la ley de trabajo por cuenta propia (autónomos) cuyo número alcanza ya, según datos oficiales, la cifra de más de trescientas mil personas, o la supresión de numerosas trabas y gestiones en ámbitos tan sensibles como la vivienda (pese a abiertas contradicciones, todavía, en su aplicación) o la venta de equipamientos agrícolas e industriales a particulares. También la apertura de créditos para la pequeña iniciativa privada o, más recientemente, la nueva ley que permite la compra-venta de vehículos. A nivel administrativo, paralelamente, son reseñables el reciente anuncio de la disolución del Ministerio del Azúcar, sustituido por un grupo estatal-empresarial, el reordenamiento total del estratégico Ministerio de la Industria Básica o el proceso experimental de amplia descentralización local en las nuevas provincias de Mayabeque y Artemisa (antes Provincia Habana).

Un nuevo curso, no solo escolar

A inicios del pasado mes de septiembre más de dos millones de estudiantes, de todas las edades y niveles, volvían a las aulas. El inicio del curso académico se muestra, en medio de las ya tradicionales dificultades materiales y carencias económicas, como un ejercicio de normalidad apoyado firmemente en una voluntad política y social de mantener y mejorar uno de los grandes logros revolucionarios, como es el extensivo y en muchos aspectos encomiable sistema de educación gratuito y universal.

El final oficial del verano traía consigo también el comienzo de un nuevo ciclo político y económico; por lo pronto se esperan, antes de fin de año, cambios de importancia en la política migratoria, es decir, la eliminación de los múltiples trámites y requerimientos necesarios actualmente para viajar y residir en el exterior Y a inicios del 2012 está prevista la conferencia especial del Partido Comunista para abordar los temas políticos, de organización y administrativos que el pasado Congreso no incluyó en sus discusiones.

Mientras tanto, una de las cuestiones más comentadas a nivel de calle en la Isla en estos últimos días han sido las recientes declaraciones del conocido cantautor Pablo Milanés, en el contexto de un concierto que ofrecía en Miami, manifestando una dura crítica a la Revolución cubana. Estas palabras, y muy especialmente el lugar elegido para expresarlas, han dado lugar a una fuerte discusión virtual mediante intercambio de cartas y posiciones en las que han intervenido también otros nombres importantes de la cultura cubana como Silvio Rodríguez o Vicente Feliú (ver la polémica en: http://www.lajiribilla.cu). El tono agrio y airado de alguno de los artículos y correos muestra claramente lo difícil y áspero que resultan los debates nacionales sobre la Cuba actual y su futuro inmediato, presentados generalmente en un tono de maniqueísmo extremo, donde la defensa o rechazo de la Revolución aparece muchas veces más como una discusión abstracta y maximalista que como una reflexión sobre el proceso y su realidad, erigiéndose así en una frontera insalvable de posiciones y argumentos.

Amenazas

Si la tónica de transformaciones y reformas legales y sus diversas repercusiones sociales marcan el día a día de la cotidianidad, en el exterior un conjunto de amenazas, algunas reales y otras potenciales, mantienen una presión constante sobre la Revolución. Estados Unidos sigue siendo el protagonista de esta política de choque y beligerancia permanente: este viernes René González (uno de los Cinco detenidos en Norteamérica en 1998 bajo la acusación de «espionaje y terrorismo» y convertidos en verdadero símbolo de la dignidad de la Revolución) era puesto en libertad tras cumplir 13 años de cárcel, pero con el castigo añadido de no poder volver a su país en los próximos tres años quedando sometido a un régimen de «libertad condicional», fiel reflejo de la «voluntad conciliadora» del Gobierno de Washington. Una voluntad que se manifiesta también con el mantenimiento del bloqueo económico en manifiestas claves de dureza e intransigencia, mientras en la letra menor aparecen algunas ligeras modificaciones legales adoptadas por la Administración Obama. Se trata de matices con una buscada repercusión social, como pueden ser la ampliación de viajes familiares (se calcula que a fines de este año unos 300.000 cubanos de la diáspora hayan visitado la Isla durante 2011) o el notable aumento de autorizaciones para intercambios académicos, científicos y/o culturales. Pero si por un lado el Gobierno de Estados Unidos intenta dar la ambigua impresión de cierta «apertura unilateral», no real, en el capítulo de la injerencia directa se aprecia una notable intensificación de las actividades de los grupos opositores, apadrinados con fondos oficiales norteamericanos y en contacto directo con la contrarrevolución más reaccionaria, con base en Miami. La búsqueda de incidentes que puedan propiciar un «enfrentamiento civil» y la consiguiente «intervención humanitaria» (siguiendo el «modelo árabe») es el objetivo declarado abiertamente por estos medios y organizaciones. Sin embargo, esta búsqueda de la «alteración de la cotidianidad» es respondida con una manifiesta indiferencia por una ciudadanía que no está dispuesta a dejarse a arrastrar hacia una «salida» traumática, muy alejada de sus preocupaciones reales.

Las próximas elecciones en el Estado español aparecen asimismo en el horizonte cercano como un posible peligro potencial, dada la importancia tradicional que este país ha jugado en las relaciones exteriores de la Revolución. Las cortas pero contundentes declaraciones del responsable de exteriores del PP, Arístegui, afirmando amenazadoramente que «la transición en Cuba tendrá que ser por la fuerza» y consignando que en caso de gobernar su partido su política hacia la Isla será de «mano dura», no auguran nada bueno si se tiene en cuenta que, además de «interlocutor» privilegiado con Europa y de las importantes relaciones económicas bilaterales, cálculos moderados aseguran que en el país caribeño puede haber en estos momentos algo más de 250.000 «nuevos españoles» nacionalizados recientemente, resultado de una curiosa, silenciosa y sospechosa política de «nueva ciudadanía» establecida en línea descendente hasta los nietos de los popularmente llamados «gallegos».

Otra amenaza, y no menor, resulta la evolución de la salud del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien se recupera hasta el momento satisfactoriamente de un proceso cancerígeno. Para nadie es un secreto las más que estrechas relaciones políticas y económicas que la Revolución Bolivariana mantiene con la Revolución Cubana, y la importancia que esta «hermandad activa» reviste en estos momentos para la estabilidad económica del país. La enfermedad del mandatario venezolano inquieta no solo en círculos oficiales sino también a nivel de «calle» en Cuba, al tiempo que la evolución de su estado de salud es una variable que manejan abiertamente los planes de acción e intervención norteamericanos contra la Revolución.

Pero más allá de estos hechos, la actual realidad cubana continúa su curso de suma lenta y constante de cambios y reformas con un perfil aparentemente bajo pero que, a la larga, contiene innegables repercusiones sociales y un moderado y permanente crecimiento macroeconómico, más allá de su escasa repercusión en la microeconomía doméstica y en la fundamental ecuación establecida entre precios y salarios Pero por encima de deseos y carencias, el cuadro general sigue marcado, por el momento, por los tiempos y la voluntad de la dirección histórica de la Revolución que busca transformar y acompasar su propia obra a nuevas realidades y complejidades, tanto nacionales como internacionales, mientras organiza su próximo y necesario relevo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.