Se debe valorar que esta práctica y manifestación espiritual sea declarada como patrimonio intangible de la nación cubana, ya que es quizás única en el mundo por su envergadura.
Camilo Cienfuegos Gorriarán ha sido un personaje histórico que en pocos años devino héroe y en un personaje mítico por agigantarse en la memoria del pueblo cubano. Su ciclo vital, de apenas 27 años, desde Lawton en La Habana el 6 de febrero de 1932 hasta un sitio del mar de Cuba el 28 de octubre de 1959 se ha dilatado en el tiempo no solo en el recuerdo colectivo de su pueblo sino también en el acto sui géneris de Una flor para Camilo, convertido ya en tradición de pueblo, de depositar flores al mar y ríos como un tributo iniciado desde el mismo año de su desaparición en el mar debido a un accidente aéreo, y de larga permanencia durante más de 60 años. Algún día se debe valorar que esta práctica y manifestación espiritual, por sus características y significación para la cultura patriótica de nuestro pueblo, sea declarada como patrimonio intangible de la nación cubana, ya que es quizás única en el mundo por su envergadura.
Camilo fue uno de los 82 expedicionarios del yate Granma llegados a Cuba el 2 de diciembre de 1956. Por los méritos acumulados el 16 de abril de 1958 fue ascendido por Fidel al grado de Comandante del Ejército Rebelde y, designado jefe de la Columna Antonio Maceo, que luego cumplió la misión de participar en la invasión hacia el occidente del país, especialmente con destino hasta Pinar del Río. Llegó a las Villas el 7 de octubre de 1958, allí libró combates contra las tropas de la tiranía, siendo el acontecimiento principal la toma de la ciudad de Yaguajay a finales de diciembre. Y al producirse el triunfo de la Revolución, cumpliendo instrucciones de Fidel, tomó el mando del Campamento de Columbia el 2 de enero de 1959. El 30 de enero fue designado Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde. Fue rica su trayectoria en los meses subsiguientes. En estas funciones participó meses después con un pequeño grupo de combatientes en el aborto de la sedición protagonizada por Hubert Matos en la provincia de Camagüey. Lo hizo con estas frases contundentes: «Hubert, yo como Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, asumo el mando de Camagüey y te detengo por alta traición. ¡Tienes que acompañarnos!».
Posteriormente, en el viaje a Camagüey en funciones de seguimiento de la situación en esa provincia, y cuando regresaba el mismo día 28 de octubre de 1959 en horas de la tarde en el mismo avión hacia La Habana, ocurrió el accidente aéreo, del cual no se llegó a encontrar ningún rastro. Al conocerse su desaparición se llevó a cabo la búsqueda angustiosa durante varios días por todos los medios hasta que Fidel dio a conocer al pueblo la definitiva triste noticia. el 12 de noviembre. Muchas de sus ideas quedarán para la historia, aunque las siguientes se han convertido en la esencia del tributo en su memoria: «Hombres como Camilo Cienfuegos surgieron del pueblo y vivieron para el pueblo. Nuestra única compensación ante la pérdida de un compañero tan allegado a nosotros es saber que el pueblo de Cuba produce hombres como él. Camilo vive y vivirá en el pueblo».
En conclusión, al reiterar años tras año el homenaje a Camilo, vale repetir con el Ché, quien propuso la idea del tributo: “Camilo solo contaba 27 años de edad, cuando aquel 28 de octubre de 1959 desapareció en el mar bravío para renacer convertido en una bella tradición que cada año llena las aguas cubanas de flores y cariño”.
El homenaje que se le tributa, con el paso del tiempo, da sentido perdurable a su vida sacrificada tempranamente en aras de ideales y luchas nobles y fecundas.
Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular, Consultante y Profesor de Mérito
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