El pasado martes 15 de septiembre se presentaron oficialmente/1 las EuroMarchas2015, una acción unitaria de alcance europeo cuyo origen/2 se sitúa en el mes de mayo, en el marco de un encuentro auspiciado por Alter Summit/3 para impulsar la solidaridad con Grecia ante la inminente firma del tercer memorándum. Ya entonces, y con mayor intensidad […]
El pasado martes 15 de septiembre se presentaron oficialmente/1 las EuroMarchas2015, una acción unitaria de alcance europeo cuyo origen/2 se sitúa en el mes de mayo, en el marco de un encuentro auspiciado por Alter Summit/3 para impulsar la solidaridad con Grecia ante la inminente firma del tercer memorándum. Ya entonces, y con mayor intensidad cuando se anunció el referéndum, organizaciones sociales de toda Europa mostraron su apoyo al pueblo griego y consiguieron articular algunas acciones simultáneas que, con más o menos eco, sonaron en medios y redes sociales4/.
Las EuroMarchas2015 están conformadas por un abanico amplio de organizaciones sociales, sindicales, y políticas de Francia, Bélgica, Alemania, España, Portugal, Italia, Irlanda, Austria, Noruega, Reino Unido y de la propia Grecia. Iniciarán su travesía el 1 de octubre y confluirán en Bruselas el 15, coincidiendo con la Cumbre de Presidentes de Gobierno de la UE, para unirse al bloqueo simbólico a la sede de la Comisión Europea convocado por los sindicatos belgas. Esta movilización culminará con una gran manifestación el día 17, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, e incluye diversas acciones y conferencias alternativas en torno a las grandes reivindicaciones unitarias, que no son sino las principales causas que están haciendo de esta Europa dirigida por la Troika un territorio incompatible con la democracia y los derechos humanos: Austeridad y Deuda, Pobreza y Precariedad, Acuerdos de libre comercio e inversión (TTIP, CETA y TISA), Racismo y Sexismo, Corrupción y Paraísos Fiscales.
Hay dos elementos que merecen ser mínimamente analizados de las EuroMarchas2015. Por un lado, el proceso llevado a cabo en el Estado español, desde el punto de vista de su construcción colectiva desde abajo. Por otro, la importancia de esta movilización en la actual coyuntura política y electoral, tanto aquí como en el conjunto de Europa.
Las EuroMarchas en el Estado español/5 están convocadas por un total de 34 organizaciones y movimientos sociales que, en el plazo de tres meses, han sido capaces de aunar esfuerzos y capacidades para definir y organizar una iniciativa de tal envergadura. En términos de su diversidad como característica común a toda movilización globalizada, encontramos organizaciones que establecen lazos entre apuestas de socialización alternativas al margen del poder establecido (15M), y otras, próximas a los entornos donde se postula la revisión radical de los contratos estatales e internacionales como estrategia preferente de reivindicación (ATTAC)/6.
Junto a esta diversidad de identidades y enfoques, el consenso alcanzado en relación a los grandes lemas bajo los cuales actuar con autonomía pero sin contradicción, es otro de los elementos que caracterizan la iniciativa. Si bien este consenso no ha estado exento de dificultades, debido a la amplitud de las reivindicaciones y a la naturaleza antes señalada de los convocantes, no puede negarse que «el marco de injusticia general, con responsables y dinámicas concretas a los que señalar»/7 se hace cada día más patente, exigiendo una respuesta de protesta unitaria que lo visibilice claramente, sin esperar a que el proceso alcance la fuerza suficiente para garantizar su éxito (actitud mostrada por ciertas organizaciones), y participando en la construcción de poder popular desde el inicio. Y en este proceso de construcción no pueden faltar acciones dirigidas a la ampliación de la democracia, mediante la generación de conocimiento, pensamiento crítico y cultura participativa por parte de la ciudadanía no organizada, para lo cual las EuroMarchas tienen previsto activar una auto- consulta ciudadana, similar a las que ya se realizaran sobre la privatización de los servicios públicos (educación, sanidad, agua), con resultados nada desdeñables en términos de alcance/8.
A diferencia de otras grandes movilizaciones europeas que se dieron durante el decenio de los 90 y principios de los años 2000 (como el movimiento anti-Maastricht o las EuroMarchas del 97), a las que la coyuntura política no acompañó y su incidencia no se vio reflejada en la constitución de un contrapoder que forzara una respuesta institucional de cambio, esta vez nos encontramos ante un contexto en donde parece que, finalmente, la izquierda europea ha reaccionado y se ha puesto a pensar en alternativas que puedan, llegado el momento, competir en las urnas con los principales partidos políticos artífices de la construcción de la actual Unión europea. Contribuciones como la de Antonio Ntavanellos, Olivier Besancenot y Miguel Urbán («Austerexit»/9) o el manifiesto recientemente firmado por cinco representantes de la izquierda europea (Jean-Luc Mélenchon, Francia, Stefano Fassina, Italia, Zoe Konstantopoulou, Grecia, Oskar Lafontaine, Alemania y Yanis Varoufakis, Grecia) «Por un plan B en Europa»/10, pueden considerarse ya expresiones de esa intención. Además, y desde el punto de vista del inmediato escenario electoral, este año tienen lugar elecciones generales al menos en Italia, Portugal y España, incluyéndolas celebradas este domingo en Grecia (aunque se tratara de unos comicios que no han sido más que el instrumento político empleado para ratificar la firma del tercer rescate mediante las urnas y acallar así las voces que lo tildaron de capitulación). Si bien en las dos primeras no se esperan grandes cambios, en el Estado español se está imponiendo el necesario debate sobre la unidad popular, con Podemos y/o las posibles formaciones unitarias o de confluencia que pudieran finalmente conformarse.
Este elemento unitario o de confluencia que ha hecho de las EuroMarchas una movilización con enorme potencial es, por tanto, lo que caracteriza el contexto previo a las generales en nuestro país, incluyendo las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Las candidaturas ciudadanas que han logrado gobernar en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Zaragoza o Cádiz, ciudades de paso de las EuroMarchas2015, fueron posibles gracias al trabajo de equipos con gran trayectoria en movimientos sociales como la PAH, el 15M o las Mareas, «una lección que debe ser tenida en cuenta para lograr la confluencia: sólo en aquellas ciudades donde la confluencia ha estado liderada por una parte que no es de parte (de partido) se consigue un método de participación lo suficientemente inclusivo y democrático como para ser capaz de traducirse en victorias electorales«/11.
Finalmente, la desastrosa gestión por parte de los Estados Miembros de la crisis que están viviendo actualmente las miles de personas refugiadas que huyen de conflictos como el de Siria o de países empobrecidos por la actuación de empresas multinacionales de origen europeo/12, nos demuestra una vez más que la sociedad de los y las de abajo va por delante de las instituciones a la hora de mostrar su solidaridad y su capacidad organizativa, haciendo de su potencial la principal herramienta para el cambio. Urge, por tanto, activar una red de organizaciones, colectivos y movimientos sociales europeos de izquierda contra las políticas neoliberales impuestas por la Comisión Europea, el Eurogrupo, el BCE y el FMI. Que Unidad Popular, el partido griego formado por miembros de Syriza que votaron en contra del último rescate y que aspira a representar la voz de una mayoría amplia del pueblo griego que dijo no en el referéndum de julio se haya quedado sin posibilidad parlamentaria/13, hace pensar que todavía queda mucho por hacer.
Necesitamos ser pueblos valientes, concienciados, solidarios y autoorganizados, con representantes que antepongan siempre las necesidades de las clases populares y de la sostenibilidad del planeta frente a los intereses de unos mercados que no permiten la igualdad porque actúan como instrumentos de planificación al servicio únicamente de las élites capitalistas. La ciudadanía europea tiene el reto de generar conciencia global, diluir fronteras y hacer confluir todas las luchas en un movimiento verdaderamente transformador que se enfrente a las presiones que, día tras día, se empeñan en doblegar la voluntad de los pueblos.
Lorena Cabrerizo es miembro del Grupo de Trabajo Internacional de Anticapitalistas
Notas:
1/ http://www.cuartopoder.es/lentesdec…
2/ http://www.acordem.org/2015/05/27/u…
3/ http://www.altersummit.eu/?lang=es
4/ http://www.lamarea.com/2015/06/24/la-semana-europea-de-solidaridad-con-grecia-debate-sobre-la-deuda-ilegitima/, https://www.diagonalperiodico.net/global/27155-semana-movilizacion-solidaridad-con-grecia.html, https://www.youtube.com/watch?v=4Q1…
5/ http://euromarchas2015.net/
6/ Calle Collado, Ángel (2007): Democracia Radical. La construcción de un ciclo de movilización global.
7/ Idem
8/ http://www.plataformacontralaprivat…
9/ http://blogs.publico.es/dominiopublico/14507/austerexit
10/ http://www.infolibre.es/noticias/lo_mejor_mediapart/2015/09/11/por_plan_europa_37622_1044.html
11/ http://www.eldiario.es/zonacritica/…
12/ http://www.tercerainformacion.es/sp…