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Canarias: Petroleo y armamento pesado

Fuentes: Rebelión

El pueblo canario y su clase trabajadora tienen abiertos dos frentes de lucha cuyo desenlace definirá el futuro del archipiélago para las próximas dos o tres generaciones. Uno está en boca de todos y todas y tiene que ver con la pretensión de la multinacional Repsol y su abanderado el ministro José Manuel Soria de […]

El pueblo canario y su clase trabajadora tienen abiertos dos frentes de lucha cuyo desenlace definirá el futuro del archipiélago para las próximas dos o tres generaciones. Uno está en boca de todos y todas y tiene que ver con la pretensión de la multinacional Repsol y su abanderado el ministro José Manuel Soria de prospectar y luego explotar petróleo en costas canarias. El otro, menos publicitada y visible, pero igualmente importante y estratégico está relacionada con el proyecto de militarización del archipiélago emprendido por el Estado español y la OTAN. Este se siente con mayor fuerza en Fuerteventura, pero tiene un reflejo en el resto de las islas a través de una constante y persistente campaña de imagen de las fuerzas armadas entre la población con actos en lugares públicos y centros educativos ensalzando las virtudes y maravillas de las armas de guerra. Ambos proyectos el del petróleo y el de la militarización, se complementan y están profundamente interrelacionados, lo que debería llevarnos a la articulación de un discurso que los combata de manera conjunta por sus posibles nefastas consecuencias sobre la población del archipiélago.

El Petróleo en la encrucijada

El pueblo canario ha demostrado históricamente una clara conciencia ambiental y de defensa de sus recursos naturales, no es casualidad que algunas de las más grandes movilizaciones en las islas han sido por motivos relacionados con la defensa de la naturaleza, la lucha contra el tendidos eléctricos de Vilaflor, las movilizaciones contra el Puerto de Granadilla o la oposición que ha logrado detener hasta ahora el faraónico y descabellado proyecto de Tindaya. Desde esta perspectiva histórica y cultural, deberíamos reflexionar que probablemente los procesos de generación de otro tipo de conciencia política, de nación canaria o de clase, que son mucho menos arraigadas en el pueblo canario pero, sin duda igual de importantes, deberían trabajarse a partir de este hecho diferencial propiamente canario, que es el profundo amor, respeto y defensa que hace este pueblo de su medio natural.

La abierta y masiva demostración de rechazo a las prospecciones petrolíferas en Canarias, que ha logrado sacar a la calle a cientos de miles de personas en dos grandes manifestaciones en los últimos dos años, además de generar una campaña sostenida todo este tiempo que ha desbaratado ante la mayor parte de la opinión pública el edificio de mentiras sobre las cuales Repsol y el PP han edificado este proyecto son una prueba más de que el pueblo canario no es fácil de engatusar y que tiene disposición a plantarle batalla a la prepotencia con que el poder económico aliado a los políticos tratan de imponernos la explotación de petróleo en las costas de Fuerteventura y Lanzarote.

El tema del petróleo en Canarias, si bien es claramente una lucha medioambiental, es también mucho más que eso y debe llevarnos a una reflexión mayor sobre el proyecto económico que el imperialismo multinacional ha dibujado para las islas y las implicaciones políticas y sociales del mismo. Porque más allá del evidente peligro para las especies marinas como los cetáceos, las tortugas o la flora y fauna de los fondos marinos afectados por las prospecciones. El proyecto de Repsol en Canarias deja en evidencia un conjunto de realidades sobre la visión que tienen los poderes multinacionales de los pueblos del mundo en general y del canario en particular.

En primer lugar no es baladí que se ponga en peligro, no solamente la fauna y flora marina, sino la provisión de agua potable, el empleo del sector mayoritario que es el turismo y en síntesis la vida misma en un territorio asolado por el paro y la pobreza crecientes para favorecer los intereses de acumulación de una multinacional que, y esto esta contrastado, no dejará ningún beneficio a las islas.

Los datos son claros, si uno analiza la página misma de Repsol puede observar que en proyectos similares en distintas partes del mundo, en ningún caso se han generado más de 200 puestos de trabajo, menos de lo que genera un solo hotel en la isla de Lanzarote, asimismo con la legislación tributaria actual y sin ninguna intención de modificarla como ya ha dejado claro el PP, los ingresos por impuestos serán prácticamente nulos y exactamente los mismos que si por ejemplo el petróleo estuviera en las costas de Galicia. En resumen lo que queda claro es que, en esta etapa de acumulación del capital y en periodo de crisis económica y energética, los grandes capitales entienden a Canarias como un territorio de saqueo y expolio teniendo al predisposición de acabar con la vida (incluida la humana) en las islas con tal de mantener el negocio de los hidrocarburos fósiles. Modelo energético que, por otra parte, debería ser cuestionado seriamente en tanto, el alza constante de los precios del petróleo y el agotamiento de sus fuentes, provoca que, el mantener los altos niveles de consumo energético del mundo desarrollado, se salde con guerras, muerte y exterminio.

Esta relación estrecha entre, mantener el control del petróleo y el negocio y práctica de la guerra, debería llevarnos a otro eje de reflexión que es, la peligrosa militarización del archipiélago que se justificará con la defensa del petróleo y la supuesta «pacificación» del norte de África.

Canarias un portaaviones gigante

Además del cuidado ambiental, otro tema en que la población canaria ha demostrado históricamente una conciencia bastante desarrollada es el tema antimilitarista, basta con recordar el NO canario a la OTAN o las multitudinarias manifestaciones contra la guerra de Iraq. No obstante, debemos reconocer que, a diferencia del tema del petróleo, actualmente la mayor parte de la población no ha mostrado alarma por lo que sucede con este importante tema. Al parecer no lo vemos tan cercano aunque, sin duda, deberíamos hacerlo.

Mientras la educación, los servicios sociales o la sanidad públicas se han recordado drásticamente en cientos de millones de euros en el archipiélago en los últimos años, no ha sucedido lo mismo con el gasto militar que paradójicamente se ha incrementado.

Existe un notable aumento de los efectivos militares afincados en las islas con particular incidencia justamente en Fuerteventura, una de las islas afectadas por las prospecciones de petróleo.

Porque en Fuerteventura no solamente han aumentado las tropas de tierra ligadas al Regimiento de Infantería ‘Soria 9’ sino que en el futuro próximo se le unirá el Regimiento Ligero Acorazado de Caballería Lusitania Número 8, lo que supondrá el traslado a la isla de los blindados que dispone la unidad, como los VCR Centauro, obuses autopropulsados, y vehículos de transporte y exploración como los VEC o los BMR.

También deben sumarse los cuatro buques acorazados M eteoro’, ‘Rayo’, ‘Relámpago’ y ‘Tornado’ que han sido puestos a las órdenes del Mando Naval de Canarias, las unidades de infantería que hacen prácticas en las calles mismas de Fuerteventura o los aviones desplegados en la base naval de Gando en la denominada Ala 46 que tiene a su disposición cazabombarderos F-18, C.15, helicópteros AS532 Cougar, AS332 Super Puma y aviones de transporte Casa CN-235 a tan solo 180 kilómetros de la zona de las prospecciones.

Este enorme despliegue militar acompañado de una potente campaña de verdadera insensibilización social tendente a normalizar la presencia militar en las islas con actos tan aberrantes como llevar armamento ligero y pesado a centros educativos y parques de las islas para familiarizar a los niños y niñas con su presencia, dan muestra de la segunda parte del proyecto imperialista para Canarias; convertirla en una gigantesca base militar que, con el pretexto del cuidado de sus recursos hidrocarburíferos, vigile y controle, desde aquí la zona del Sahel y en general el norte de África.

Si uno suma el proyecto de Repsol más la militarización de las islas, puede entender que Canarias, es analizada desde los poderes económicos mundiales por su posición geoestratégica y su disponibilidad de recursos naturales, en una ecuación en la que los canarios y canarias así como su medio natural o no importan o directamente sobran.

La alternativa: Soberanía y poder popular

Se hace imprescindible que la lucha contra las prospecciones de petróleo, a la vez que se fortalece y se intensifica, comience a incluir en el discurso y el análisis algunos elementos claves como el hecho comprobado que este tema va muchísimo más allá de la disputa que venden los medios entre José Manuel Soria y Paulino Rivero; y que en realidad se trata de una disputa entre el poder del capital multinacional contra el derecho de los pueblo y en este caso el canario a decidir soberanamente sobre el uso de sus recursos así como el modelo energético y de sociedad que queremos construir.

Para ello temas clave como la soberanía energética basada en las renovables, y que apoye una economía diversificada basada en el sector primario y tendente a la soberanía alimentaria, deberían incorporarse claramente al debate y llevarnos a la reflexión del modelo de consumo y de sociedad en que vivimos y en la que deberíamos vivir. Todo ello desde la lógica de construcción de la soberanía del pueblo canario en el sentido más amplio y claro, esto es que quien debe decidir sobre el futuro y forma de vida de un pueblo no es nadie más que ese pueblo mismo.

También debemos reflexionar que la lógica que lleva a las multinacionales y los gobiernos que están a su servicio a emprender proyectos nocivos y agresivos como las guerras de Libia, Iraq o Afganistán es exactamente la misma que lleva a plantear el proyecto de prospecciones en Canarias y que por eso incluye la deriva de militarización del archipiélago. Esta lógica no es otra que la del capitalismo que hace primar el beneficio económico de las empresas por encima de los derechos y vida de las personas y los pueblos. Ante esto la demanda histórica de Salida de la OTAN de tierras canarias y un Estatuto de Neutralidad para las islas cobra enorme vigencia.

Si somos capaces de que estos temas se incorporen al debate complementario entre la lucha antipetrolera y la del antimilitarismo, podremos, a partir de estas dos importantes sensibilidades del pueblo canario, proyectar un verdadero movimiento social en las islas con capacidad de transformación social, política y económica que genere la conciencia necesaria de que dentro del capitalismo, ni Canarias ni nadie tiene futuro.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.