El concierto del cantautor vasco-canario Rogelio Botanz puso fin el pasado sábado a las actividades de la Semana «Che Siempre», organizadas por la Plataforma Canaria de Solidaridad con los Pueblos. Los actos habían arrancado el lunes con la inauguración de una exposición de paneles, fotografías y libros relativos a la vigencia […]
El concierto del cantautor vasco-canario Rogelio Botanz puso fin el pasado sábado a las actividades de la Semana «Che Siempre», organizadas por la Plataforma Canaria de Solidaridad con los Pueblos.
Los actos habían arrancado el lunes con la inauguración de una exposición de paneles, fotografías y libros relativos a la vigencia del pensamiento de Ernesto Guevara, como preámbulo a dos jornadas de video y debate en torno a las cintas «Lumumba» de Roul Peck y » Las uvas de la ira» del estadounidense John Ford.
Ya el jueves, los grupos Helios, Replik-ness, Gekah y Geño y el solista Arcano pusieron ritmo de rap a una velada en la que la música se mezcló con fragmentos de discursos del Che y de Fidel en una especie de diálogo abierto e intemporal entre generaciones muchas veces incomunicadas.
Fue la antesala del encuentro entre el público de Las Palmas y Rogelio Botanz, que como siempre logra, conmovió y movió a los que acudieron a una presentación en la que destacaron los versos de Alfonso Sastre y los temas del último disco de Botanz, «Vuelos».
Los rockeros Mistura, cerraron el concierto justo después de la lectura del manifiesto de la semana:
MANIFIESTO «CHE SIEMPRE»
Cuarenta años después de que el Gobierno de los Estados Unidos (encarnación del imperialismo mundial), usando la mano sanguinaria de la CIA y de los militares bolivianos creyera borrar con su asesinato la huella del revolucionario, Ernesto Che Guevara sigue hoy vivo. Más vivo que nunca, en la fragua de todas las luchas que se abren paso y se multiplican en el mundo.
El pensamiento y la acción directa, diaria, práctica de Guevara permanecen entre nosotros como llamas candentes, que nos llevan a avanzar hacia los elementos que él consideraba fundamentales en la lucha por la Humanidad: la liberación de los pueblos del yugo capitalista y la construcción del socialismo.
Para eso tenemos que organizarnos y trabajar. El Che dedicó su vida a llevar a la práctica aquello en lo que creía y ahora todos y todas los que le rendimos homenaje, aquí o en cualquier lugar del planeta, estamos llamados a continuar su ejemplo si lo que buscamos es transformar la sociedad en que vivimos; acabar con un sistema hecho por los menos, para el beneficio de los menos, y levantar otro en el que las mayorías, la gente del pueblo, sea la auténtica protagonista de lo que sucede a su alrededor.
Las armas con las que luchamos hoy no son exactamente las mismas que usó el Che, pero sí igualmente útiles y certeras. Útiles porque son las armas del conocimiento y de la cultura, las armas que nos dan la posibilidad de saber y hacer saber a otros que el capitalismo no es bueno para la humanidad.
Que mientras los grandes empresarios y los grandes capitales financieros tienen cada vez más, los trabajadores y trabajadoras (verdaderos artífices de sus riquezas), esos, que somos en definitiva nosotros y nosotras, tenemos cada vez menos.
Son las armas que nos dan la posibilidad de saber y hacer saber a otros que, después del Che, el imperialismo, junto a sus cómplices a lo largo y ancho del planeta, asesinaron, en 1973, a Salvador Allende, en Chile, o a Thomas Sankara, en 1987, en Burkina Faso. Que son ellos y no otros los que están masacrando a las poblaciones de Afganistán o Irak para apoderarse de sus recursos naturales; que son ellos y no otros los que torturan a los prisioneros de las cárceles de Abu Grhaib o Guantánamo; los que no dejan de conspirar para que la revolución bolivariana de Venezuela no pueda desarrollarse y los que mantienen bloqueado y amenazado al pueblo de Cuba.
Que son ellos y no otros los que mantienen presos desde hace 9 años a los 5 revolucionarios cubanos que informaban a su país de los planes de los más de 170 atentados terroristas que los contrarrevolucionarios afincados en territorio estadounidense pretendían llevar a cabo contra esa isla indomable.
Armas certeras porque nos dan la posibilidad de saber y hacer saber a otros que la resistencia del pueblo iraquí y del pueblo afgano está quebrando la maquinaria de guerra del imperialismo, que el pueblo venezolano sigue avanzando para consolidar el camino de su revolución, que el pueblo de Bolivia ha mandado a parar a las compañías transnacionales y está recuperando la posesión de sus recursos naturales, que Ecuador también se ha incorporado a este camino o que el pueblo saharaui, pese a la persecución del ejército y las fuerzas policiales marroquíes, continua reivindicando su legítimo derecho a la autodeterminación y la independencia. Pero, sobre todo, son las que nos dan la posibilidad de saber y hacer saber a otros que Cuba sigue en pie, firme, indoblegable y combatiente, haciendo realidad cotidiana las ideas solidarias e internacionalistas del Che.
Hoy rendimos homenaje al Che, nos miramos en su espejo, que es el de todos esos pueblos, pero que también es el del pueblo canario, que ha dado siempre muestras de rebeldía y de lucha. Rebeldía y lucha que, sin duda, se ve hoy renovada y multiplicada en cada una y cada uno de quienes estamos aquí, convencidos de que no nos podemos cruzar de brazos ante el enemigo común porque la derrota de un solo ser humano nos toca a todos y de que, por tanto, tenemos que marchar juntos hacia un futuro y un mundo nuevos.
Por eso, como nos pide el Che, queremos tu rebeldía, porque la libertad, la verdadera libertad se consigue luchando.
Y por eso, con el Che decimos hoy:
¡El presente es de lucha, el futuro es nuestro!
¡Internacionalistas hasta la victoria!
¡Antiimperialistas siempre!