Cáritas ha advertido un «considerable aumento» de los controles policiales practicados sin previo aviso en sus centros de atención y asistencia a los más desfavorecidos, muchos de ellos inmigrantes ilegales. Hasta un tercio de las 54 Cáritas Diocesanas repartidas por todo el territorio nacional han informado de que, a lo largo del 2010, las visitas […]
Cáritas ha advertido un «considerable aumento» de los controles policiales practicados sin previo aviso en sus centros de atención y asistencia a los más desfavorecidos, muchos de ellos inmigrantes ilegales.
Hasta un tercio de las 54 Cáritas Diocesanas repartidas por todo el territorio nacional han informado de que, a lo largo del 2010, las visitas por sorpresa o «controles selectivos» de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a sus centros, proyectos o servicios para identificar a las personas atendidas se han duplicado.
Los servicios de Acogida y Asistencia de la organización social de la Iglesia católica atendieron a casi 800.000 personas en 2009, de los que algo más de la mitad eran inmigrantes y un tercio de éstos (aproximadamente unos 150.000) se encontraba en situación administrativa irregular.
Según han informado trabajadores de la organización, las solicitudes de información sobre inmigrantes se producen «una o dos veces al año» o incluso «una vez por trimestre», aunque los centros de Cáritas de Las Palmas, Segorbe-Castellón y Mondoñedo-Ferrol denuncian una asiduidad superior.
Estos son algunos de los datos incluidos en un informe sobre «La situación social de los inmigrantes acompañados por Cáritas» en 2010 que ha sido presentado este jueves por el secretario general de la organización, Sebastián Mora, quien ha considerado que los centros de Cáritas «deberían ser sitios seguros a los que nadie tenga miedo de acudir».
Se trata, según ha detallado en conferencia de prensa, de visitas a los directores de los centros para solicitar la identificación selectiva de las personas atendidas, algo a lo que los responsables de Cáritas se niegan «si no hay orden judicial o comisión de delito».
«Si los controles son selectivos y discriminatorios sólo producen un efecto nocivo, tanto entre la población autóctona como la inmigrante», ha advertido Mora, para quien este tipo de prácticas unido a la mala situación económica y al «endurecimiento» del discurso político produce un «riesgo claro de fractura social».
Hace dos días, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de Naciones Unidas pidió a España que acabara con los controles de identificación basados en «perfiles étnicos y raciales» que, en la práctica, se traducen en «detenciones indiscriminadas» y «restricción de derechos» de los extranjeros.