La Ministra socialista de Defensa que cumplió los dictados del genocida (Decreto 335/ 1965, de 5 de febrero) y trasladó el Museo del Ejército al Alcázar de Toledo
El «olvidado» Decreto 335/1965, de 5 de febrero, de Franco, demuestra de manera definitiva el concreto origen, y la específica motivación de exaltación del golpismo, que llevó a que Franco ordenase el traslado del Museo del Ejército al Alcázar de Toledo que por aquel entonces fue técnicamente imposible de llevar a cabo.
«Para instalar en adecuado marco los efectos militares, recuerdos gloriosos de nuestras gestas, (…) se ha decidido su traslado al Glorioso Alcázar de Toledo, símbolo del heroísmo y virtudes castrenses. Al exponer en tan memorable solar los recuerdos que jalonan nuestra historia militar se armonizará el valor artístico, moral y material de los mismos con la aureola de espiritualidad que en todo momento, y de una manera especial en dicho recinto, define la ejecutoria de nuestro ejercito». (texto íntegro aquí).
Increíble, pero cierto. El Decreto 335/1965 lo demuestra. Nuestra Ministra de Defensa, Carme Chacón, ejecutando en nuestros días la orden de traslado que diera Franco, con fines de apología, para llevar el. Museo del Ejército al Alcázar de Toledo.
Confieso que hasta ahora me resultaba absolutamente incomprensible la decisión de dicho traslado a tal recinto. Una decisión que tantas heridas removía colocando en aquel lugar del golpismo el Museo del ejército legal y democrático de todos, y así lo había reflexionado en varios artículos. Simplemente no lograba entender de dónde había podido salir semejante ocurrencia.
Hasta que di con el Decreto en cuestión en cuya exposición de motivos queda, como se ve, todo claro.
La ocurrencia feliz había sido de Franco que, a decir verdad, era el único de el que cabía esperar algo así. Una vez más, con su Decreto, lo había dejado todo atado y bien atado, como él se jactaba, y ya han pasado 35 años de su muerte… Y también una vez más – qué terrible y qué amargo – este Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero copiándole ideas al dictador.
Y digo una vez más porque ésta es la segunda vez que me encuentro con algo así investigando en la legislación histórica de nuestro país: la primera, como hice público en su momento, la Orden de 1 de Mayo de 1940 (Boletín n. 130, de 9 de mayo) «sobre exhumaciones e inhumaciones de cadáveres asesinados por los rojos» – donde Franco inventó eso de la «auto-exhumación familiar» – flagrantemente copiado en la ley de la memoria (http://lamemoriaviva.wordpress.com/2009/06/27/orden-de-1940-sobre-exhumaciones-e-inhumaciones-de-cadaveres-de-asesinados-por-los-rojos/) y en la que nuestro Gobierno se acaba de reafirmar con las últimas subvenciones.
Así de duro pero así de real: el Museo del Ejército está en el Alcázar de Toledo porque así lo dictó Franco en su día, y, como digo, nuestro actual Gobierno socialista, estos concretos responsables en Moncloa y en Ferraz, tienen una querencia marciana por las ocurrencias franquistas que eriza el cabello.
Y ahora que digan que se critica demasiado la actuación de este PSOE, y que vayan preparando todo el tippex del mundo, a ver si consiguen borrar de la historia y la memoria este Decreto de Franco… y lo que acaban de hacer.
¿Qué pensaría Juan Negrín, Ministro de Defensa socialista, además de Presidente de la República, de tan dispuesta colaboración de la Ministra Socialista Carme Chacón para llevar tal Museo a aquel lugar «glorioso» del golpismo contra la Constitución tal y como Franco quería?
¿Qué le parecerá a la corriente interna Izquierda Socialista y a tantos militantes de base que, gracias a actuaciones tan tremendas como ésta, ya no saben ni en qué partido militan?
Es que es algo del todo imposible. Tener delante de los ojos, negro sobre blanco, el decreto firmado por el dictador, ordenando el traslado del Museo del Ejército al Alcázar de Toledo, y explicando cómo y por qué se hará, su concreta finalidad de glorificación del golpismo, de impregnar con su espíritu nuestra historia militar…y va el Gobierno de Zapatero y lo traslada.
Alguien ha debido perder la cabeza en Ferraz o en Moncloa, o en ambos sitios porque, si no, otra explicación no le veo a este afán incomprensible de seguir riéndole las gracias a Franco. No puede ser.
Justamente por esas mismas razones perfectamente explicadas y buscadas por Franco con su Decreto – pero en sentido exactamente contrario – se debería haber impedido el traslado de dicho Museo a dicho lugar bajo cualquier circunstancia. Allí hubiese correspondido un lugar de la memoria, un Museo de los crímenes del franquismo o cualquier otra cosa similar, precisamente por la «espiritualidad» y significado al que se refiere Franco. En Argentina, por ejemplo, el Gobierno Kirchner estableció un centro de la memoria para recordar los crímenes en otro lugar emblemático de la Dictadura Argentina , la Escuela de Mecánica de la Armada , y no un Museo del Ejército o de las Fuerzas de Seguridad otorgando ningún tipo de dignificación de ese lugar o de los verdugos, pero sí de las víctimas de los actos criminales que tuvieron lugar allí.
Que en pleno año 2010, en plena democracia, una Ministra socialista de Defensa continúe dando cualquier tipo de reconocimiento, o convalidación, a proyectos tan claramente apologéticos como este, es un despropósito, y una alarmante señal de la completa pérdida de papeles en la que nos encontramos en este PSOE.
Es un hecho. El Gobierno Zapatero se encuentra a la deriva en la memoria histórica, y ya ni las ven venir, de jardín en jardín a cada paso que dan.
Entre otras cosas porque la única brújula que le hubiese podido servir – el normal cumplimiento del derecho internacional y las resoluciones internacionales – le hubiesen requerido adoptar una postura honesta de dar la cara de verdad por los derechos humanos que hasta ahora ha brillado por su ausencia.
Una vez más queda a la vista como toda esta materia ha sido puro cálculo electoral de lo plausible, una política vacía de contenidos, desestructurada y desorientada desde el principio, sin ningún lineamento sólido – ni a nivel de Gobierno ni del propio partido, ausente de todo debate democrático interno sobre el cómo y el porqué de lo que se ha ido haciendo -.
Y por eso pasa lo que pasa: hoy te echan un metro de cemento sobre los restos de García Lorca insepulto – qué bestialidad – en el ayuntamiento socialista de Alfacar, y sale en medios un Comisario de la Memoria de la Junta socialista de Andalucía mintiendo sin sonrojo y sin pedir perdón después a todas esas familias, ni siquiera cuando se ve obligado a salir después su Consejero a desfacer el entuerto; al otro día te quitan la lápida de los fusilados en el ayuntamiento socialista de Cáceres; a la que te das cuenta, se te pone una Ministra a cumplir la ultimísima voluntad de Franco, y te inaugura el Museo del Ejército en el lugar sagrado de los genocidas que él quería. Con el despacho del militar traidor Moscardó, con los criminales de la División Azul y todo lo que haga falta, para que no falte detalle.
Parece mentira pero todas ellas noticias de los últimos 30 días de verano, de menos en realidad, y me dejo todavía otras en el tintero.
La lista de despropósitos, el grave mal trato a víctimas y familiares por parte de toda esta política «de memoria», por parte de nuestro Gobierno, es verdaderamente interminable.
Ya camino de los tres años de la aprobación de la «ley de la memoria», y aquí nadie asume su responsabilidad política, ni pide perdón ni dimite. No digamos ya las responsabilidades jurídicas en materia de derechos humanos e impunidad.
Pero la verdad es que con todo esto del Museo en cumplimiento de los designios de Franco se ha ido todo un paso más allá, o un millón.
Esto de Carme Chacón no resulta ya una cuestión de criticable equidistancia entre víctimas y genocidas, mal endémico de nuestras instituciones enfermas, carcomidas, de impunidad.
Con lo de este traslado a tal lugar y a la luz de los muy concretos términos en que se explica el Decreto 335/1965 del porqué fue adoptada dicha decisión desde aquel entonces, esto ya es otra cosa: se incurre inevitablemente en una nueva forma de apología del franquismo desde el propio Ministerio de Defensa. Es un error.
No me extraña que el ABC titulase alborozado eso de «El Museo del Ejército no se rinde». No es para menos, a la vista queda.
Así que nada, a seguir atentamente las órdenes del Caudillo que el sí que sabía lo que era bueno para España; y que se «armonice» bien – como él decía- el valor moral de nuestra entera historia militar «con la aureola de espiritualidad que en todo momento, y de una manera especial en dicho recinto, define la ejecutoria de nuestro ejército«.
Seguro que esa era la mejor opción democrática en pleno año 2010 para ese flujo de 700.000 personas que, se prevé, que pasen al año por ese «Glorioso Alcazar»,»adecuado marco» para narrar la historia de esas «gestas gloriosas», justo lo que Franco quería… tela.
Esta vez Carme Chacón y el Gobierno Zapatero verdaderamente se han superado, renovación socialista del Ducado del General Mola con Grandeza de España, y todo lo que se quiera de esta misma legislatura, incluido.
Y sí, me parece que al cubrir la inauguración, con el Príncipe, TVE, El País, y todos los demás medios se les ha olvidado el pequeño detalle de informar a nuestra ciudadanía de a quién y para qué se le ocurrió el feliz traslado…no sé, sin ser periodista me parece el tipo de información relevante que en cualquier otra iniciativa se contaría con normalidad, ¿no?… y leo una vez más el Decreto 335/ 1965, de 5 de febrero, con su realidad tozuda, y no puedo dejar de preguntarme cómo es posible todo esto y que Carme Chacón haya ejecutado tal traslado sin estar forzada a sus órdenes.
Miguel Ángel Rodríguez Arias es profesor de Derecho Penal Internacional de la Universidad de Castilla-La Mancha, autor del libro «El caso de los niños perdidos del franquismo: crimen contra la humanidad» y otros trabajos pioneros sobre desapariciones forzadas del franquismo que dieron lugar a las actuaciones de la Audiencia Nacional.
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