Confieso que no entiendo nada del revuelo montado en torno a la web del Ayuntamiento de Madrid conocida con el nombre de Versión Original. Las descalificaciones furibundas de partidos políticos de la oposición y de multitud de medios de información, han copado titulares, editoriales y muchos minutos en tertulias varias. Le han espetado la sarta […]
Confieso que no entiendo nada del revuelo montado en torno a la web del Ayuntamiento de Madrid conocida con el nombre de Versión Original. Las descalificaciones furibundas de partidos políticos de la oposición y de multitud de medios de información, han copado titulares, editoriales y muchos minutos en tertulias varias. Le han espetado la sarta de titulares esperables en nuestro triste y previsible panorama periodístico: que si bolivariano, que si dictatorial, bisoño, etc.
Y no se entiende por la sencilla razón que cualquier institución pública -y privada- tiene una página web, un espacio en las redes sociales donde su gabinete de prensa vierte las informaciones que generan en forma de notas de prensa. Desde el más pequeño ayuntamiento, pasando por todas las diputaciones provinciales, consejerías regionales, hasta el último ministerio, tienen su propia versión original. ¿Cuál es el matiz que la puede diferenciar de éstas otras?
Pues únicamente que la web madrileña está destinada a desmentir las falsedades de los medios de comunicación y partidos políticos señalando la fuente, el origen de la calumnia. Y ahí es donde han herido los sentimientos corporativos de los periodistas y de medios de comunicación serios de nuestro país. Se han enfadado tanto que han mutado, sin despeinarse, de supuestos defensores de su libertad de expresión a meros censores de la de los otros. Así que, si una web de un ayuntamiento, publica que no subirá el temido IBI a pesar de lo que haya dicho un medio de comunicación equis, no hay ningún problema, está en su derecho; pero si une varios desmentidos de la misma naturaleza en una web, ya transgrede los límites de la libertad de expresión y se convierte en una herramienta diabólica propia de las dictaduras. ¿Alguien me lo explica?
Considero «la web de Carmena» como bastante útil y necesaria. Con la carga de animadversión que ha sido recibida su corporación, con la de mentiras con las que se le ataca a diario, con las manipulaciones que sufre desde todas partes, cualquier persona que quiera estar realmente informada, no mediatizada, puede acudir a Madrid Versión Original a disponer del punto de vista originario de la institución que ha generado la noticia. Hace varios lustros, esto era algo poco menos que imposible, pero con las facilidades que nos aportan las nuevas tecnologías, está al alcance de todos y se convierte, más que en un derecho, en una obligación para con sus ciudadanos y ciudadanas, votantes o no de Ahora Madrid.
Ya está bien de permitir que los medios corporativos modulen la realidad, guiados por intereses ajenos a los puramente informativos, supeditados por la filiación o los negocios de sus patronos. La única manera de propiciar un cambio de verdad en este país, es también hacer cambiar el panorama mediático tan triste que sufrimos y padecemos. Muchos de esos periodistas y asociaciones de prensa tan dignas se deberían mirar en el espejo y esforzarse por comprender por qué nuestros medios son los menos creíbles de toda Europa, como ha desvelado días atrás un estudio de la Universidad de Oxford publicado por el Instituto Reuters para el estudio del periodismo. En el mundo sólo nos superan en descrédito los medios norteamericanos. ¿Eso no es grave? ¿No es motivo de preocupación para nuestros indignados periodistas que han saltado al cuello de Carmena? ¿Viven bien con ello?
Pues han de saber que, ante la versión del mundo habitualmente manipulada que presentan muchos de los periódicos de nuestro país, es preferible optar siempre por la versión original y que el lector o la lectora sea quien se forme su propia opinión sin que sólo pueda tener la libertad de elegir quién le manipule. Quizá es lo que les de tanto miedo… sus libelos en los que cada día que pasa es más difícil separar información de opinión o propaganda, pueden hacerse mas y más irrelevantes.
Y por cierto, las leyes «bolivarianas» de tres tercios (de reparto privado, público y comunitario) de prensa y medios de comunicación, que tanto denostaron algunos periodistas y muchos políticos, usándola como arma arromadiza contra Carmena, han sido declaradas por la propia ONU como las más avanzadas del continente y del mundo. Otra cosa que debería hacerse mirar la casta mediática.
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