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Carta a Alfonso Sastre y a Pascual Serrano

Fuentes: Rebelión

Compañeros Sastre y Serrano: permítanme introducirme en su intercambio sobre los intelectuales, sus posiciones y los medios. Pienso que ambos tienen razón: ciertamente muchos intelectuales son silenciados en los grandes medios, no en todos; y también es cierto que muchos han cambiado de bando. En mi país, México, he visto desfilar, en los últimos 40 […]

Compañeros Sastre y Serrano: permítanme introducirme en su intercambio sobre los intelectuales, sus posiciones y los medios. Pienso que ambos tienen razón: ciertamente muchos intelectuales son silenciados en los grandes medios, no en todos; y también es cierto que muchos han cambiado de bando. En mi país, México, he visto desfilar, en los últimos 40 años, a no pocos intelectuales de la izquierda a la derecha, de la oposición al sistema e incluso al gobierno. Antes de lo que yo pudiera ver ocurrió lo mismo, incluso entre gente que apoyó a Emiliano Zapata en los primeros años del siglo pasado (esto lo sé por libros de historia).

No es raro que el poder coopte intelectuales, pues siempre los ha habido con ganas de ser cooptados. Parece ser un problema de precios y de «reconocimientos» que otorga el poder y de los que han estado y están ávidos muchos intelectuales. De la vieja izquierda quedamos pocos, y no precisamente porque muchos hayan fallecido. Pero también hay nuevas izquierdas, jóvenes que van por un camino similar al que iniciamos otros hace muchos años. Y, vale decir, a estos jóvenes se les cierran más espacios que a nosotros, pues les (nos) ocurre lo mismo que con el empleo: nosotros tuvimos mejores probabilidades que ellos de tener empleo. Ellos tienen un futuro más aleatorio que nosotros, pero hacen su lucha y participan en las luchas. Yo puedo escribir en La Jornada, en Rebelión.org, en Resistir.info y en otros periódicos cibernéticos también muy importantes. Ellos no, entre otras cosas porque todavía no son conocidos. En definitiva, a ellos, a los jóvenes, les costará más trabajo hacerse oír, hacerse leer. Pero existen, como también, aunque seamos menos -insisto-, los que siendo de antiguas generaciones mantenemos posiciones de izquierda. Los que cambiaron le llaman realismo, madurez, ecuanimidad, etcétera. Son sus justificaciones para decir que «luchan dentro del sistema» para cambiarlo. Es el pretexto de siempre. Quedar bien con todos… y con nadie, finalmente; o con muy pocos: los que les pagan.

Sí, hay que abrir espacios para nosotros y para los que vienen detrás. Pero también multipliquémonos, porque somos menos. Esta es mi sensación (pues no puedo cuantificar el fenómeno) de lo que sucede en México, y pienso que en otros lugares. Sabemos que la razón y la historia están de nuestro lado, pero no tenemos suficientes medios para decir lo que pensamos. Cierto, pero ¿no ha sido así siempre? Yo no recuerdo que la izquierda tuviera espacios en la televisión mexicana, y antes de ésta en la radio. Siempre hemos contado, en cambio, con medios escritos, a veces marginales a veces no. Y alguien nos lee. Y ahora con internet, más. La cosa no está perdida. Soy optimista. Reciban un saludo cordial. Octavio.