Creo que al recibir esta carta no te sorprenderás ya que hace unos días se ha sabido que uno de los carpinteros más antiguos del gremio, uno de los pocos de sangre azul (o por lo menos él dijo que era hijo de un rey, aunque nadie nunca lo viera), y que además dicen que […]
Creo que al recibir esta carta no te sorprenderás ya que hace unos días se ha sabido que uno de los carpinteros más antiguos del gremio, uno de los pocos de sangre azul (o por lo menos él dijo que era hijo de un rey, aunque nadie nunca lo viera), y que además dicen que es inmortal, escribió una carta a Chávez, (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=42614) saltándose el enojoso protocolo real y sin informar al celestial padre. Pues bien, me ha parecido buena idea escribirte también algo, desde un poco más cerca que mi famoso colega. En nuestro caso hay algunas diferencias sustanciales en cuanto a tus circunstancias y las mías en relación con las del artesano y Chávez. A ti no te considero un archienemigo de la iglesia, al contrario, creo que has sido demasiado condescendiente con una iglesia que ha derivado en diversas sectas, lucrativas y destructivas, aprovechándose de la buena fe de muchos de los que la sustentan, y de otros, pocos, que desde el interior del monstruo mantienen posiciones mucho más coherentes con el mensaje original del ebanista. Pero no creas que no me doy cuenta que has recibido muchas presiones desde diferentes flancos que sí piensan y proclaman que quieres cargarte a la iglesia. Ya se sabe que fanáticos y fundamentalistas son muy comunes, tanto en el terreno religioso como en el político. En cuanto a mi, además de ser un simple mortal, que aspira a no ser un mortal simple, y que no cree en dioses, no represento a nadie salvo a mi mismo, mi padre fue un comerciante, y mi abuelo fue represaliado por los fascistas por tener unas ideas parecidas a las del tuyo.
Yo también tengo alguna cosa que agradecerte, la principal es que tu y la gente a la que diriges, con nuestra imprescindible colaboración, hayan logrado desalojar del poder a unos ineptos, irresponsables y genocidas, que gobernaron abusiva y dictatorialmente durante demasiado tiempo, nada menos que lo que tardó uno de mis hijos en pasar de ser un niño de diez años a tener derecho al voto. También me pareció algo más que un gesto la retirada de las tropas de Irak cumpliendo, extrañamente, una promesa electoral, pero me extendería demasiado si fuera enumerando todos y cada uno de los hechos, no gestos, que han logrado hacerme creer en estos tres años que no había un planteamiento serio y definido con respecto a una política internacional no agresiva y solidaria con los agredidos. Baste señalar la complicidad con el imperialismo en la ocupación de Afganistán o con los vuelos de la tortura y de la muerte, o la inoperancia, e incluso obstaculización, ante las justas reclamaciones del pueblo saharaui para recuperar su libertad, mientras se firman acuerdos de pesca con Marruecos, país que somete y tortura al pueblo saharaui, para expoliar unas aguas que no les pertenecen. Contradictorio, demasiado contradictorio con el mensaje de una alianza de civilizaciones.
Yo no puedo agradecerte que hayas vuelto la mirada hacia los pobres, porque no lo has hecho. Mi ángulo de visión es bastante más restringido que el del carpintero inmortal, omnipresente y omnipotente, pero lo que veo a mi alrededor no es muy diferente de lo que veía cuando estaban tus, por desgracia, únicos competidores, aunque ambos se beneficien y promuevan esa situación. Los bancos siguen aumentando escandalosamente sus beneficios mientras la mayoría pasamos apuros para subsistir mes a mes. Las grandes multinacionales españolas son defendidas por tu gobierno incluso en otros países, aunque hasta ayer hubieran desarrollado una política empresarial usurera, colonialista y en algunos casos incumpliendo las leyes de esos países. Mientras unos pocos acumulan cada vez más, la gran mayoría ve disminuido su poder adquisitivo y traga con horarios y sueldos de esclavitud por pura necesidad. Y llegados a este punto me es inevitable preguntarte si no te has planteado lo que significa la palabra «socialista» que figura en la denominación de tu partido.
Sé que encontraras obstáculos en tu camino porque el fascismo, con una cara más amable, pero con los mismos reaccionarios principios, aún sigue resistiéndose a desaparecer. Y aunque no dispongas del capital económico negro del que dispone tu colega Chávez, sí cuentas, como él, con algo mucho más valioso, el capital humano que confió en ti. No lo derroches, no creas que los que más ruido hacen son los que más razón tienen. Ten la valentía de actuar honesta y justamente, aunque a eso, los que se niegan a renunciar a sus privilegios, le llamen revolución. Yo no haré como mi colega, acosejándote que insistas en el defecto que te achacan tus adversarios, y a veces hasta tus partidarios, el talante. No niego que ciertas dosis del mismo sean necesarias, pero aquí y ahora hacen falta hechos. Hechos para la Paz, Hechos para la Justicia, Hechos para la Libertad. Con palabras e intenciones, aún con el mejor talante, no se llegará muy lejos. Hace falta Voluntad y Hechos.
Para nosotros, los de abajo, aquí y ahora, que sí tenemos la palabra, es imprescindible recuperar la Dignidad, después de tantos siglos de indignidades silenciadas.
Posdata.
La paz sea contigo y con nosotros, y el pan por igual para los que aquí vivimos. Saludos al rey, y dile que vaya pensando en su jubilación y en una solución digna para él, sin que pretenda imponernos sus reales genes indefinidamente. En cuanto a tu relación con ese diablillo que hiede a azufre y a pólvora, no te rebajes en complacerle, además de quedarle dos afeitadas, él y los que lo han apoyado, pasarán a la historia en el capítulo de genocidas infames, y no creo que a ti te gustara ver tu nombre mezclado con el de esa gentuza ¿o sí…?