Confusa y militarizada. Así es la acción humanitaria española, según un informe elaborado por Médicos Sin Fronteras (MSF) y el Instituto sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), en el que se afirma que cerca del 50% de los fondos destinados a acción humanitaria en el bienio 2003-2004 fueron a parar al Ministerio de Defensa. El […]
Confusa y militarizada. Así es la acción humanitaria española, según un informe elaborado por Médicos Sin Fronteras (MSF) y el Instituto sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), en el que se afirma que cerca del 50% de los fondos destinados a acción humanitaria en el bienio 2003-2004 fueron a parar al Ministerio de Defensa.
El informe, titulado ‘La Acción Humanitaria 2003-2004: Años convulsos, respuesta insuficiente’, señala que en el año 2003, marcado por la guerra de Irak, se destinaron 64,3 millones de euros a este fin y en 2004, 91,9 millones. Dichas cantidades supusieron sólo un 3,71% y un 4,66%, respectivamente, del total de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD).
El Ministerio de Defensa gestionó durante este bienio cerca del 50% del presupuesto, en detrimento de la Agencia de Cooperación Internacional (AECI), que pasó de manejar 25,34 millones de euros en 2003 a 13,9 millones de euros al año siguiente.
Confusión premeditada
Los autores afirman que hay una gran confusión respecto a la acción humanitaria, cuyo fin es aliviar el sufrimiento y preservar la vida y la dignidad de una población en un momento crítico; y la cooperación al desarrollo, que persigue logros más duraderos. Por ello, señalan que partidas destinadas a créditos FAD, gastos de reconstrucción e inclusos de contingentes militares son imputadas a la primera, contribuyendo a aumentar el error.
El director de MSF, Rafael Vilasanjuan denuncia que «la acción humanitaria se ha convertido en un eslogan de moda en muchas de las actuaciones que se emprenden a nivel internacional e incluso ha sido utilizada para justificar acciones militares, como en el caso de Irak».
Para el director de IECAH, Jesús Nuñez, la presencia de Defensa en las acciones humanitarias contribuye a mezclar la actuación de las onG con los objetivos gubernamentales. Aunque el fenónemo no es nuevo, afirma que en España se ha producido en mayor medida y más rápidamente que en otros países y que el hecho de «acercar las Fuerzas Armadas al actor humanitario clásico -incluso en las campañas publicitarias- responde al fracaso de la profesionalización del Ejército, que no ha cumplido sus objetivos».
El estudio señala que la respuesta humanitaria no debe ser únicamente técnica y proponen un análisis para saber dónde está el sufrimiento y cómo podemos hacerle frente. En este sentido, critican que frecuentemente se inician los proyectos de reconstrucción cuando las necesidades de la gente están por satisfacer. Asignaturas pendientes
Además de la confusión en la definición de acción humanitaria, del excesivo papel de Defensa y del escaso peso de la AECI, el documento destaca el poco compromiso multilateral de España y su pobre respuesta a los llamamientos de la onU.
Para contrarrestar estos aspectos propone, entre otras medidas, la puesta en marcha de una Oficina de Acción Humanitaria, el incremento de recursos para alcanzar los fondos que destinan otros donantes, la elaboración de una estrategia sectorial y la mejora de relaciones con las onG. Igualmente, consideran necesario fortalecer las capacidades civiles para evitar la dependencia militar y una profesionalización de los recursos, que pasa por la aprobación del Estatuto del Cooperante.
Capítulo aparte merece el papel de las Comunidades Autónomas, que gestionan un presupuesto similar al del Ministerio de Exteriores. Según el informe, la mayoría responde sólo a emergencias y pocas, a las crisis olvidadas. Los expertos recomiendan que se sumen a la iniciativa internacional de las Buenas Donaciones Humanitarias, para evitar la dispersión de sus contribuciones.
Más información:
¿Humanitarismo militar? La prudencia se impone, artículo de Francisco Rey, director del IECAH (01/12/2005)