Las diferentes fases de esta investigación se han impulsado desde los despachos de la Comisaría General de Información, en el edificio Egara de Sabadell
La operación antiterrorista autorizada este miércoles por el juez Juan Pablo González desde la Audiencia Nacional española tiene una clara matriz catalana. Fue la Comisaría General de Información de los Mossos d’Esquadra la que el mes de diciembre del año 2014 pidió al tribunal madrileño autorización para registrar la Kasa de la Muntanya, el Ateneo Libertario del Palomar y una larga lista de entidades y domicilios particulares. El conjunto de la operación se pensó, diseñó y ejecutó desde el edificio Egara de Sabadell, donde se encuentra la Comisaría General de Información y los servicios centrales de la policía catalana. El juez de la Audiencia Nacional sólo dio el visto bueno. Las actuaciones realizadas en el marco de la segunda fase de Pandora también han contado con la firma del juez español, pero el músculo y el cerebro del caso tienen sello catalán.
El consejero de Interior, Jordi Jané, ha salido al paso de las acusaciones de estar detrás del operativo y ha afirmado que «las actuaciones se han llevado a término tal y como se habían planificado bajo el mando de la Audiencia Nacional». El titular de Interior, sin embargo, ha reconocido que «aquella predicción de personas a detener y de hogares a registrar en Barcelona y en Manresa, se ha realizado de forma correcta y de acuerdo con las previsiones profesionales de la policía catalana.
Los Mossos presionaron al órgano judicial español
El 29 de enero de este año, se vivió un enfrentamiento significativo entre el juez Javier Gómez Bermúdez (instructor del caso hasta el verano pasado) y los investigadores de los Mossos d’Esquadra que alimentaban la causa. Los policías pretendían que se alargase un mes el secreto de sumario para poder realizar nuevas indagaciones, y le pidieron al magistrado que prolongase a prisión preventiva a las siete personas reclusas en los centros penitenciarios de Estremera Soto del Real, Aranjuez y Valdemoro. Gómez Bermúdez no secundó las intenciones de los mossos y acordó la puesta en libertad bajo previo pago de una fianza de 3.000 euros de todos los apresados. A la misma hora que el juez firmaba los autos de libertad, el gabinete de prensa de Interior difundía un comunicado donde destacaba la peligrosidad de los activistas anarquistas, y la acompañaba de fotografías de cajeros automáticos destrozados por el estallido de artefactos explosivos. La relación que supuestamente había entre estas imágenes y las personas detenidas nunca ha quedado demostrada, ni siquiera de manera indiciaria.
Construcción teórica de los GAC como organización terrorista
La construcción teórica que se ha empleado como justificación para las detenciones de las diferentes fases de la Operación Pandora nace también en el núcleo duro de los servicios de información del departamento de Interior. Fue a finales de octubre de 2012, cuando en el marco de las «Jornadas sobre inteligencia ante la radicalización», el sargento Daniel Canals -jefe de la Unitat Central d’Anàlisi d’Estratègies d’Organitzacions (UCAEO) dentro del Àrea Central d’Anàlisi dels Mossos d’Esquadra- realizó una ponencua en la cual se señalaba al anarquismo insurreccionalista como una amenaza terrorista potencial. Un año más tarde, el subgrupo de la UCAEO especializado en la lucha contra el anarquismo elaboró informes donde se apuntaba por primera vez que los Grupos Anarquistas Coordinados (GAC) eran una «organización terrorista». Esta afirmación, resulta sorprendente, por lo menos después de que los GAC se presentaran públicamente unos meses antes como «un espacio de discusión y propaganda», incluso dando a conocer un correo electrónico para contactar con la organización. Las dos jornadas de presentacion de la entidad se anunciaron previamente y se celebraron en locales de concurrencia pública. En un artículo publicado en el blog del Grupo Elissa y titulado «Romper el círculo. Reflexiones sobre la Operación Pandora y la represión del anarquismo en Cataluña» se afirmaba que esta supuesta organización terrorista «sólo existe en las imaginativas mentes de los cretinos que habitan los despachos de los juzgados y las comisarías».