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Castilla y León, tierra del «coche para todo», implanta la gratuidad universal del autobús

Fuentes: Climática

Es la primera tarjeta de España financiada exclusivamente por una autonomía. Los usuarios piden también más frecuencias y mejores horarios, así como ampliar este modelo al transporte entre comunidades, como ya inició Extremadura.

¿Para niños? ¿También para universitarios? Será para jubilados. Las primeras reacciones ciudadanas a la medida anunciada este lunes en Castilla y León reflejan lo inusual de la propuesta. La comunidad conservadora, que va camino de las cuatro décadas gobernada de continuo por el PP, implantará en los próximos meses la primera tarjeta de gratuidad universal del transporte en autobús de España financiada únicamente por una autonomía. El requisito para sacarse este carné único, personal y nominativo, en formato digital o físico, es estar empadronado o empadronarse (uno de sus objetivos es el retorno de los emigrados) en Castilla y León. No hay un uso mínimo obligatorio para el BUSCyL, como sí ocurre con abonos como el del AVE. 

La medida es pionera en España, pero llega en un contexto en el que tanto el Gobierno central como las autonomías han ido ofreciendo bonificaciones al transporte público desde 2022 como respuesta a la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania. Las del Estado han disparado el uso del tren y han facilitado así que trabajadores en Madrid puedan volver (al menos a dormir) a la España despoblada de la que proceden o hacer esa mudanza gracias a un sistema híbrido, por ejemplo con dos días de oficina y tres de teletrabajo a la semana.

En Extremadura, impulsada en 2023 por el entonces presidente socialista, Guillermo Fernández Vara, hay una medida muy similar a la de Castilla y León, una bonificación del 100% del transporte interurbano por carretera, pero se trata de una ayuda cofinanciada con el Estado y que se va renovando presupuesto a presupuesto con la duda y la pugna característica entre administraciones, ahora de distinto color político. Esta comunidad, al margen todavía del desarrollo de la red ferroviaria, ha sido avanzadilla en implantar, también con el Estado, la gratuidad de algunas plazas en viajes de bus frecuentes fuera de la región, una idea que comparten plataformas del transporte público en otros lugares, ya que gente de Soria por ejemplo podría ir a trabajar a Aragón más fácilmente que a Zamora. 

En la Comunidad de Madrid, los niños de 4, 5 y 6 años ya viajan gratis con su tarjeta verde en todos los transportes regionales, horquilla que se ampliará cuando a nivel nacional lo hagan todos los menores de 15 a partir del 1 de julio con la ayuda estatal (menos en Castilla y León, que será propia, ya que ha rechazado las bonificaciones del Ministerio por considerar que tienen muchas complejidades técnicas y se quedan cortas). En la Comunitat Valenciana, durante este año funciona la tarjeta Recuperem València, con la que pueden viajar gratis en transporte público los residentes en alguno de los municipios con más de un 5% de los vehículos siniestrados en la dana. 

La tarjeta BUSCyL, que ha sonado a adelanto electoral en otoño, se pondrá en marcha de manera gradual, comenzando con los menores de 15 años el día 1 de julio y concluyendo el 31 de octubre con todos los usuarios del transporte (interurbano y metropolitano) que depende de la Junta. Se podrá viajar de forma gratuita e ilimitada en las 2.629 rutas y 243 concesiones gestionadas por 111 empresas en Castilla y León. Es decir, se podrá viajar gratis entre las capitales de provincia y sus alfoces y entre las distintas provincias de una comunidad dispersa y desigual donde es muy frecuente vivir en una y trabajar, estudiar o tener que ir a consultas médicas en otra.

Cuando ir a trabajar es un sudoku logístico

Los trabajadores de esta comunidad, que ocupa casi el 20% de España en superficie y representa solo el 5% de la población y la riqueza, hacen auténticos sudokus logísticos cada día para desplazarse. Cuando Carmen obtuvo hace 15 años su plaza de Correos en Valladolid, iba con otros cuatro trabajadores de la provincia de Salamanca en un coche. Cada uno salía primero con su vehículo particular de su respectivo pueblo (Alba, Topas, Castellanos, Doñinos) y quedaban en una gasolinera en la carretera para dejarlos allí aparcados y subirse todos al coche de a quien le tocara conducir y llevar el suyo ese día, que era además el encargado de dejarlos y recogerlos a cada uno de ellos en sus distintas oficinas en Valladolid. 

No usábamos el tren porque era prohibitivo el precio, pero cuando lo bonificaron ya dejamos el coche. Y el bus no nos sirve para la ida, porque no llega a tiempo”, explica a Climática Carmen, que 15 años después sigue haciendo ese trayecto laboral pero ahora sólo con su compañera de oficina Tere y a la ida en tren y a la vuelta en bus (por los horarios), gracias a las bonificaciones. “Esta comunidad es una enorme red de coche compartido autoorganizado. Una medida como la anunciada del BUSCyL nos viene de perlas, porque con lo que ha subido todo, los sueldos congelados…todo lo que sea rebajar es bienvenido”, comenta.

Más importante que el precio: horarios compatibles

Celia Fernández Castañeda vive en Benavente pero cada día viaja sola en su coche una hora de ida y una de vuelta hasta su puesto de gestora de proyectos europeos en la Cámara de Comercio de Zamora. “Yo preferiría ir en bus que en coche, que es más caro y es un rollo sacarlo todos los días, pero me es imposible porque no hay ninguno con el que llegue a tiempo al trabajo a las 8:30, que es cuando solemos comenzar la mayoría de los que nos movemos en esta comunidad: funcionarios de la Junta o la Diputación, maestros, sanitarios”, indica a Climática.

Y añade: “Cuando hacemos cursos para jóvenes, que no conducen, al final sólo pueden venir los de la ciudad, porque los autobuses a los pueblos salen a las dos de la tarde y no han acabado”, apunta. Sigue habiendo un problema serio de frecuencia y conexiones que la Junta abordará, según fuentes consultadas por Climática, cuando sepa cuál es el definitivo Mapa Concesional del Transporte por Carretera del Gobierno, ya que el propuesto tiene un gran rechazo en la España despoblada porque suprime centenares de paradas. 

El profesor Alejandro de Miguel quiso apostar por vivir en su comunidad y cambió ir de Segovia a Madrid por hacerlo a Valladolid. Desde que hay abonos, cada día coge el AVE para dar clase en la universidad. “He llegado a tardar más en ir de la estación (que está en medio del campo) a mi barrio céntrico que en el AVE a la otra provincia, porque las frecuencias de bus urbano son muy escasas y, si no, te toca sacar tu coche y dejarlo ahí o que te acerque alguien”, cuenta.

La nueva medida le ayudará porque dentro de Valladolid, que es grande, tiene que usar mucho el autobús urbano. “Ahora me mudo al alfoz de Segovia y necesitas coche aunque estés a tres minutos. Toda medida que sea meter más conexión con los pueblos es muy buena, porque cada vez más gente se está yendo para poder conseguir una vivienda más grande y barata”, considera. Ese aumento de la necesidad de transporte público, sobre todo en un medio rural muy envejecido y donde muchas personas no conducen, ha sido lo que motivó a la Junta a apostar por una medida ambiciosa y potencialmente revolucionaria como el BUSCyL.

¿Mejor rebaja que gratuidad?

La Unión Internacional de Transporte Público (UITP) aboga por las bonificaciones más que por que sea totalmente gratis, pero considera que el FFPT (por sus siglas en inglés, free fare public transport) temporal puede utilizarse como incentivo para fomentar la lealtad de los usuarios, animar a nuevos pasajeros potenciales a descubrir la red y facilitar la movilidad en momentos concretos, como durante acontecimientos específicos. 

Esta organización referente considera que, para conseguir que la ciudadanía abandone el coche particular, lo más importante es la oferta y calidad del servicio. Y defiende que se puede apoyar una mayor inclusión social mediante tarifas asequibles, en lugar de hacerlo totalmente gratuito, ya que eso puede provocar que los ciudadanos no sean conscientes de su valor.

“El transporte público como tal no existe, ya que las infraestructuras y servicios de transporte deben financiarse de una u otra forma. Sólo significa que no hay tarifa directa”, recuerda. Y concluye: “Centrarse en la mejora de la calidad del servicio debe considerarse un uso más eficiente de la financiación pública. Las tarifas gratuitas pueden utilizarse como herramienta de marketing para períodos específicos o acontecimientos concretos”.

Porque lo que mina el fomento de la cultura de transporte público, advierte, es implantar estas medidas permanentemente y luego recortarlas o retirar, como está ocurriendo ahora en Castilla y León con paradas del AVE en Sanabria, Medina del Campo (Valladolid) y Segovia.

Fuente: https://climatica.coop/castilla-y-leon-autobus/