«La soberanía nacional es beneficiosa cuando sirve para alcanzar la soberanía popular, pero es perjudicial cuando impide alcanzarla, cuando la sustituye, cuando camufla el hecho de que un pueblo no es en verdad soberano» José López Vienen dándosele vueltas y más vueltas a la idea, al concepto de «soberanía nacional», sobre todo a raíz de […]
José López
Vienen dándosele vueltas y más vueltas a la idea, al concepto de «soberanía nacional», sobre todo a raíz de que el pueblo catalán (al menos, una gran parte de él) se está planteando la celebración de una consulta popular en torno a la posible decisión sobre si desean ser un «Estado propio» o no, integrado o asociado de una u otra forma al resto de España, y al resto de Europa. En su momento y en este mismo Blog, ya escribimos algún artículo sobre el hecho de la posible independencia de Cataluña, las causas que podrían motivar el estado de opinión pública catalán actual, y las posibles salidas del conflicto, por supuesto, admitiendo, como no podría ser de otra forma si es que queríamos adoptar un enfoque democrático, la posibilidad del derecho de autodeterminación, no sólo del pueblo catalán, sino de todos los pueblos de Sefarad. Remito a los lectores a dicho artículo, pero aquí queremos darle vueltas al concepto de «sobernía nacional», falaz y erróneamente empleado por nuestros gobernantes, tanto del gobierno central como del gobierno catalán. En efecto, creemos que ambas partes hacen una lectura, digamos, interesada, del concepto de soberanía nacional, cada una con sus propios motivos, pero con la consecuencia directa, una vez más, de la difusión del concepto de una forma errónea, equivocada y manifiestamente tergiversada, manipulada y prostituida. Veamos: los catalanes que defienden la consulta popular afirman que dicho proceso es un proceso democrático (en lo que tienen absoluta razón), y que poder ejercerlo, sería ejercitar su derecho a la soberanía, y en caso de alcanzar la independencia, llegar a ser un «Estado soberano» dentro de la Unión Europea. Por su parte, el Gobierno del Partido Popular, en connivencia con el PSOE (aunque éste último propone una reforma de la Constitución en un sentido federal como respuesta al conflicto), ponen en tela de juicio «su» concepto de la «soberanía nacional», repitiendo como papagayos que según la Constitución Española, ésta reside en el conjunto del pueblo español, y que por tanto, celebrar una consulta popular de dichas características haría saltar por los aires dicho principio.
Bien, comencemos por esto último, es decir, por la respuesta al PP, porque la verdad es que está demostrando en torno a este asunto su carácter más inmovilista y conservador. En efecto, la soberanía nacional es un concepto general, pero no podemos, desde ese punto de vista, coartar la libertad de decisión de una parte del territorio, que democrática y mayoritariamente decidiera (si llegara el caso, pero esto no lo sabremos si no permitimos que se realice la consulta) separarse del conjunto del Estado Español. Pero lo que llama más la atención en el planteamiento reaccionario que hace el Partido Popular, es que se llene tanto la boca con la idea de «soberanía nacional», cuando reconocen, para el resto de los asuntos, que hace ya mucho tiempo que no disfrutamos de dicha soberanía, al haberla cedido a las instancias de la Unión Europea. Expresiones del estilo «No podemos decidir» han sido pronunciadas por el Presidente Rajoy en infinidad de ocasiones, y no ha parecido que se rasgaran las vestiduras al constatar que habíamos perdido dicha «soberanía nacional».
Y con este razonamiento ligo con la otra parte de la respuesta, la que debemos, en nuestra opinión, darle al pueblo catalán que se pronuncia sobre la posibilidad de un Estado propio (esto es, soberano) en el contexto de la Unión Europea, bajo la acusación de expolio al resto del Estado Español. Estoy de acuerdo, entre muchos otros, con Joan Tafalla (catalán también, para más señas), cuando sostiene que dicha opinión se basa en un europeísmo bastante ingenuo, que no se da cuenta de la inviabilidad del concepto de soberanía nacional dentro de la arquitectura de la actual UE. La Unión Europea, como también hemos explicado en otros muchos artículos, a los cuales remito a los lectores, está construida bajo una arquitectura neoliberal, que cada vez se supera a sí misma, en una espiral de fanatismo incontenible. El liderazgo alemán, unido a las propias normas reflejadas en los Tratados, hacen inviable dentro de la UE que cualquier Estado miembro pueda poseer la suficiente «soberanía» como para poner en marcha cierto tipo de proyectos no contemplados en la propia concepción de la UE. Lo cierto es que dentro de la Unión Europea, y dentro de la Eurozona, es imposible gozar de soberanía monetaria, ni de soberanía económica, ni de soberanía política, y por ende, de cualesquiera otros tipos de soberanías ligadas o dependientes de ellas.
Y la opinión de una gran parte de catalanes, difundida por fuerzas políticas como ERC, es bastante clara al respecto, tan clara como equivocada: se sostiene que la futura creación de un Estado catalán propio dentro de la UE resolverá todos los problemas, puesto que, parece ser, todos (o casi todos) los problemas de Cataluña provienen de su pertenencia a una España «subsidiada» que asfixia históricamente a una Cataluña «productiva». Y en base a este razonamiento, la mayor parte del movimiento soberanista catalán reclama como objetivo final la consecución de un Estado propio dentro de la UE. Y en este sentido, me adscribo a las palabras de Joan Tafalla, y con ellas terminamos, cuando afirma: «Niego la mayor: no hay soberanía nacional dentro de la UE. El sueño de un Estado catalán dentro de la UE es un sueño de clases medias empobrecidas por las políticas de la UE, que pretenden librarse de su situación de una manera totalmente utópica: creen que Catalunya puede ser una especie de protectorado de Alemania, o mejor dicho, de Baviera. Pero los protectorados recientemente incorporados al dominio alemán ya saben lo que éste les depara: los planes de austeridad de Croacia o de Ucrania. El secuestro de la democracia, de la soberanía nacional, proviene hoy, básicamente de la UE, no tanto del decadente Estado Español. Los soberanistas catalanes yerran el tiro. La soberanía nacional, la democracia, la debemos recuperar los catalanes, de la mano del resto de los pueblos ibéricos y del resto de los pueblos mediterráneos«.
Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.