El autor, miembro del Ateneu Candela de Terrassa, critica el uso interesado del discurso anti inmigrante en Catalunya en los previos de las municipales
La demógrafa Anna Cabré nos detallaba en su estudio El sistema català de reproducció lo que ella consideraba un sistema demográfico peculiar y diferente en su evolución histórica y lógicas internas de funcionamiento. Ese sistema catalán de reproducción se ha diferenciado del resto de sus vecinos por el hecho de que las catalanas han tenido históricamente muy pocos hijos.
Esa baja tasa de fecundidad de las catalanas ha sido una constante histórica y Cabré cuantifica practicas de control de la natalidad que se remontan a inicios del siglo XVIII, mucho antes de que esas se generalizaran en las modernas sociedades europeas. Por consiguiente, el crecimiento de la población catalana se tiene que explicar por otros factores que no son la natalidad y la capacidad de tener hijos de las catalanas. En lo que a demografía se refiere si no sumas por dentro tienes que sumar por fuera; las cuentas rápidas nos señalan a la migración como responsable del crecimiento demográfico catalán, siendo ésta una característica peculiar que hace singular a la demografía catalana en comparación con la de sociedades vecinas (incluso la francesa que ha sido siempre muy moderna).
Cabré hace números y llega a la conclusión de que el 60% de los catalanes están aquí debido al hecho migratorio, y que éste ha sido en gran parte responsables de la modernización del régimen demografico.
Cabré concluye que si durante todo el siglo XX no hubiese nacido ningún catalán, la población se hubiese mantenido por la inmigración y Catalunya no habría perdido habitantes. Ese estudio lo que hace es poner números y dar rigor científico a una cosa que muchos ya sabemos: que la nuestra ha sido, históricamente, una tierra de acogida, de paso y de encuentro entre gentes de orígenes varios.
Los primeros de la época moderna fueron los franceses del sur que vinieron en masa huyendo de la «filoxera»; mas tarde, a finales del XIX, aragoneses y valencianos. También murcianos acudieron en masa para trabajar en la construcción del metro de Barcelona que se inauguró durante la Exposición Universal de 1929. Durante la posguerra fue el tiempo de las migraciones del sur de España, y en la actualidad, la migraciones fruto de la globalización económica y el emprobrecimiento de los países de la periferia.
En fin, nada nuevo en una tierra que ha tenido en la migración la base de su reproducción social. Durante los años ’90, la tasa de fecundidad de las catalanas estaba por debajo del nivel de supervivencia y era motivo de una preocupación política que se expresó en el famoso eslogan de «Somos seis millones». El libro de Cabré suscitó cierto debate en el momento de su publicación debido a la claridad de sus conclusiones, y también, al hecho de que sus datos eran fruto del máximo rigor científico y las mas modernas técnicas demográficas.
El libro llama la atención, también, por su portada en la que sale una foto de los «castellers de Vilafranca» (santo y seña de la cultura popular catalana) con una «aixeneta» de orígen africano (la aixeneta es el niño que corona el castillo y que actúa como delantero centro en el mundo de los castillos). Esa foto es una buena ilustración de lo que ha sido nuestro país, y supongo, una revindicación de lo que muchos queremos que sea en un futuro.
El nuevo director general de Inmigración de la Generelitat de Catalunya, ahora en manos de CiU, declaró hace poco en un periódico de ámbito estatal que trabajaría para que «no vinieran más inmigrantes a Catalunya». Esta es, sin duda, una declaración de principios contundente de una persona que se estrena en el cargo y que quiere posicionarse políticamente desde un inicio.
Pero es también una completa chorrada si nos acogemos a la realidad del país y a su demografía. El señor director general, por mucho que afirme con grandilocuencia, no va a poder luchar contra uno de los elementos que han hecho posible nuestra sociedad.
Pero el señor director general tampoco es tonto y utiliza su cargo para lanzar un mensaje que nos remite a ese viejo conocido para todos: a ese tacticismo electoral, ahora en vistas a las eleciones municipales de mayo, que utiliza el dúo inmigración-crisis para camuflar el despliegue de un programa político neoliberal para Catalunya. El del copago en la sanidad y la educación, entre otras, que bien se ha encargado de defender Artur Mas con sus implacables tijeras de los tan anunciados recortes.
Un tacticismo electoral que pone como prioridad el debate sobre si el immigrante tiene que aprender el catalán para poder vivir aquí, si el incumplimiento de las ordenanzas municipales son o no motivo de denegación del permiso de residencia, o si debemos reglamentar el uso del burka en los espacios públicos.
Un tacticismo electoral en el que también se han subido muchos alcaldes del PSC que esperan ser reelegidos en sus municipios y que prefieren debatir la prohibición o no del burka en sus dependencias como si este fuera el principal problema a solucionar en sus ciudades. Y finalmente, un tacticismo electoral que ha sido el responsable del renacer de la extrema derecha: el caso de Plataforma per Catalunya en los municipios catalanes, o el avance de la extrema derecha francesa en detrenimento de la derecha de Sarkozy.
Tacticismo que nos demuestra holgadamente que si la gente quiere políticas fascistas y xenófobas ya sabe a quién votar para que así sean, y que jugar a ser el aprendiz de brujo sólo beneficia al brujo.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Catalunya-electoralismo-con-la.html