El Régimen El Régimen del 78 está fundamentado en dos pilares estratégicos extremadamente frágiles: La llamada Ley de Amnistía, que perpetúa la impunidad de los crímenes del franquismo (más de 120.000 desapariciones forzadas y asesinatos, investigados por el juez Garzón, expulsado injustamente de la carrera judicial por el poder monárquico). Una Constitución impuesta, en sus […]
El Régimen
El Régimen del 78 está fundamentado en dos pilares estratégicos extremadamente frágiles:
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La llamada Ley de Amnistía, que perpetúa la impunidad de los crímenes del franquismo (más de 120.000 desapariciones forzadas y asesinatos, investigados por el juez Garzón, expulsado injustamente de la carrera judicial por el poder monárquico).
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Una Constitución impuesta, en sus aspectos más fundamentales, por los poderes que sostuvieron la dictadura; hoy liderados por el rey Felipe de Borbón, que continua controlando los aparatos represivos del Estado, heredados de una dictadura genocida.
Ambos pilares, corroídos por el paso del tiempo, no pueden impedir -sin derrumbarse- el crecimiento de la actual marea democrática, anunciando el fin de la monarquía.
La reforma de la Constitución no bastará para resolver los graves problemas que atenazan nuestro futuro. La credibilidad actual de la Constitución del 78 es nula. Ningún demócrata consciente reconocerá como legítimo el resultado de una pretendida reforma constitucional.
Las elecciones del 21-D
El resultado de las elecciones del 21 de diciembre pasado, desarrolladas en unas circunstancias extremadamente desfavorables para el bloque democrático e impuestas a toque de corneta por el bloque monárquico, han constituido un gran triunfo para la incipiente República catalana.
Mientras tanto, el Presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, continúa en el exilio junto a parte de su Gobierno.
El resto de los presos políticos, incluidos los líderes de Òmnium Cultural y de ANC, continúan en las cárceles del Estado español, al igual que el Vicepresidente Oriol Junqueras, junto a los restantes Consejeros de su Gobierno.
Exijamos, por dignidad democrática, la inmediata liberación de los presos políticos y el regreso del exilio del President de la Generalitat y de su Govern. (i)
El discurso de Navidad del rey
Tras la derrota del rey en las elecciones del 21-D, su maquillado discurso del 24-D ha puesto en evidencia su desesperada llamada de auxilio a una inexistente mayoría monárquica. Su poder se sustenta en su capacidad de amedrentar subliminalmente a la población con una hipotética intervención de la Fuerzas Armadas, de ahí su referencia al 23-F.
Su cínico mensaje hace prever el apoyo de las fuerzas más reaccionarias a la aplicación sine die del artículo-trampa 155, redactado en 1978 para poder transformar, a voluntad del gobierno de turno, la fachosa democracia borbónica en dictadura «constitucional».
La República necesaria
Cada vez resulta más evidente para Europa que el régimen monárquico, impuesto a los pueblos del Estado español, es inviable y conduce a medio plazo a la implosión de España, es decir a un Estado fallido.
La correlación de fuerzas interna y externa hace improbable una inmediata revolución social que acabe con el dominio del imperialismo en Europa y, en particular, en nuestro territorio.
De seguir Andalucía, Galicia, Euskadi -y los demás pueblos del Estado- una estrategia análoga a la del pueblo catalán, sería posible avanzar de forma efectiva hacia una república federal o confederal, en la que los principios del estado de derecho y la justicia social no sean más un burdo sarcasmo.
Es evidente, visto lo visto, que la República de Catalunya, dada la actual correlación de fuerzas, no podrá construirse de forma unilateral, sino aliada al resto de pueblos y naciones del Estado español.
Tampoco sería viable mediante una negociación con el actual Régimen, pues ello conduciría a una situación inestable: ¿Un Estado libre (República de Catalunya) asociado al Reino de España?
La única vía que hace posible la República de Catalunya es su solidaridad con el resto de pueblos y naciones del Estado español. Eso implicaría necesariamente el derrocamiento de la monarquía y la formación de un Gobierno provisional que incorporase de forma destacada a miembros relevantes del Govern de la Generalitat.
Dicho Gobierno provisional habría de decretar una nueva ley electoral y convocar elecciones a Cortes constituyentes. Estas serían las encargadas de iniciar un proceso constituyente en libertad.
Las contradicciones interclasistas, presentes en los movimientos soberanistas, habrán de pasar a un segundo plano, en tanto no se lleve a cabo el derrocamiento de la monarquía por vías pacíficas y democráticas.
Apoyemos, pues, a nuestros hermanos catalanes y a todas las fuerzas democráticas, instándolas a coordinar sus estrategias hacia un objetivo común.
Contribuyamos a impulsar la lucha por un futuro digno en paz y en libertad.
Hagamos oír con fuerza nuestras voces unidas.
¡Viva la República de España! ¡Viva la Republica de Catalunya!
Referencia:
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Comunicado hecho público en Córdoba el 11 de noviembre de 2017 durante el II Encuentro Andaluz por la República .
Comunicado nº 36 del Colectivo Anemoi
Manuel Ruiz Robles, capitán de navío de la Armada (R), portavoz del Colectivo Anemoi, miembro de la Asociación Civil Milicia y República ACMYR.
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