«Cautivos en la arena. Una historia del exilio» es un documental, dirigido por Joan Sella, que se emite en dos partes, el 19 y 26 de mayo en el que se relata la gran decepción de los héroes de París y de todos aquellos excautivos que, a pesar de una dolorosa derrota en la Guerra […]
«Cautivos en la arena. Una historia del exilio» es un documental, dirigido por Joan Sella, que se emite en dos partes, el 19 y 26 de mayo en el que se relata la gran decepción de los héroes de París y de todos aquellos excautivos que, a pesar de una dolorosa derrota en la Guerra Civil y un exilio humillante, siguieron luchando hasta donde pudieron por sus ideales antitotalitarios. Un equipo de TVE halló en el Sahara argelino tumbas de republicanos españoles víctimas de la barbarie filonazi del régimen de Pétain.
A dos km al sur de lo que fue el campo disciplinario de Hadjerat M’Guil, en pleno desierto del Sahara, se encuentra un minúsculo recinto funerario en el que aparecen semienterrados entre las persistentes arenas del desierto seis túmulos anónimos, seis víctimas de la barbarie ejercida por funcionarios del regimen filonazi francés, dirigido por el general Pétain, durante la II Guerra mundial, contra judíos, republicanos españoles y otros disidentes del totalitarismo nazi. Hace unos meses, un equipo de TVE halló este olvidado cementerio gracias al testimonio de un antiguo deportado al campo de Hadjerat M’Guil, ya fallecido.
El equipo responsable del documental «Cautivos en la arena» ha podido identificar cinco de las seis tumbas anónimas que emergen en este cementerio perdido en medio de la nada sahariana. Se trata de los republicanos españoles Moreno, Pozas, Álvarez y Álvarez y un judío apellidado Levinstein. Los cinco perecieron a causa de las brutales torturas a las que fueron sometidos por los dirigentes del campo disciplinario, dirigido por el teniente Santucci.
Hasta ahora poco más se sabe de los republicanos españoles asesinados y enterrados bajo una tumba anónima en el desierto del Sahara, excepto que formaban parte del éxodo de millares de republicanos españoles que, a pocas horas del término de la Guerra Civil, buscaron refugio en Argelia, entonces colonia francesa. Llegaron por cualquier medio, aviones, barcos o simples pateras. La historia del Stanbrook, el carbonero inglés que partió de Alicante con 3026 personas a bordo, es el caso más patético de esta retirada masiva de republicanos a través del mar, por cierto, mucho menos conocida que el éxodo de ciudadanos republicanos españoles a través de los Pirineos.
La construcción del ferrocarril Transahariano
En 1940, tras la invasión de Francia por Hitler, las autoridades colaboracionistas francesas movilizaron a 2000 refugiados republicanos españoles en su colonia argelina para construir, en régimen de esclavitud, el ferrocarril Transahariano, un proyecto quimérico de las autoridades colaboracionistas francesas que pretendía unir las colonias subsaharianas con el Mediterráneo atravesando el Sahara de Norte a Sur.
En plena Guerra mundial, el Transahariano tenía un alto interés estratégico para los franceses ya que suministraba a la Metrópoli materias primas, especialmente carbón, evitando el riesgo de que los transportes fueran interceptados en el Atlántico por la aviación y armada británica. Fue una historia de sudor sangre y muerte a 50 grados centígrados, comida escasa y agua inexistente.
Los esclavos del Transahariano pretendían boicotear los trabajos del tendido ferroviario para que, en lo que fuera posible, entorpecer la victoria del nazismo en Europa. Cualquier conato de resistencia era castigado implacablemente y el dantesco solar de Hadjerat M’Guil era el punto de no retorno de los disidentes más irreductibles. Según todos los testimonios consultados, algunos deportados llegaban al campo disciplinario de Hadjerat con una «recomendación especial»; o sea se daba carta blanca a los verdugos para que acabaran con ellos cuanto antes a base de torturas. Estos serían los casos de los republicanos Moreno, Pozas, Álvarez y Álvarez, quienes pagaron con sus vidas su empeño anti totalitario. Pero su sacrificio no fue en vano.
En 1942, tras la liberación del Norte de África por parte de los aliados anglosajones, un importante contingente de exesclavos en el Transahariano se alistó en las fuerzas aliadas. En 1944 la Novena compañía de la Segunda división blindada del ejército de la Francia Libre, conocida familiarmente como «la nueve», formada principalmente por exesclavos del Transahariano, liberó París del yugo nazi. La llegada de los aliados a la capital de Francia fue uno de los actos con mayor carga simbólica de tota la II Guerra mundial.
Los liberadores de París esperaban que las fuerzas que habían combatido el totalitarismo en Europa también depondrían al último dictador fascista: Franco. No fue así. «Cautivos en la arena» relata la gran decepción de los héroes de París y de todos aquellos ex cautivos en la arena que, a pesar de una dolorosa derrota en la Guerra Civil y un exilio humillante, siguieron luchando hasta donde pudieron por sus ideales antitotalitarios.
Ficha técnica: Dirección: Joan Sella. Realización: Miguel Mellado. Producción: Ángel Villoria. Imagen: Ramón Pazos.