Tras permanecer durante los últimos seis meses encarcelado tras ser condenado a 12 años en la sentencia del sumario 18/98, Jabier Salutregi se encuentra en libertad bajo fianza por problemas de salud. La excarcelación del último director de «Egin» se produjo a escasos días del décimo aniversario del cierre del diario por el juez Baltasar […]
Tras permanecer durante los últimos seis meses encarcelado tras ser condenado a 12 años en la sentencia del sumario 18/98, Jabier Salutregi se encuentra en libertad bajo fianza por problemas de salud. La excarcelación del último director de «Egin» se produjo a escasos días del décimo aniversario del cierre del diario por el juez Baltasar Garzón, el mismo que ordenó su detención hace ahora diez años.
¿Cómo recuerda la madrugada del 15 de julio de 1998?
Yo estaba de vacaciones y me llamaron hacia las 5.45 de la mañana por teléfono. Pensaba que sería toda la cuadrilla del periódico que se había juntado en la despedida de una compañera, pero resultó ser un inspector de policía que me dijo que tenía a su lado a Garzón y que había un operativo policial para cerrar el periódico. Le dije que estaba a su disposición para lo que quisiera y el mismo día me trasladé primero a Bilbo y luego a Hernani, donde estaba todo revuelto con la gente fuera de la sede. Lo primero que les dije es que había que hacer lo que fuera para sacar un periódico. Todos estaban pensando lo mismo. Buscamos una rotativa y una imprenta como pudimos, en unas horas, una cabecera como «Euskadi Información», se fotocopiaron los periódicos y se consiguió sacar adelante contra viento y marea. Fue algo heroico. El calor y la solidaridad de la gente fue también espectacular con la campaña «Egingo dugu», recaudar 1.000 millones de pesetas…
¿Qué sintió al ver que se clausuraba el diario?
Me salieron las lágrimas, así de claro. Sentí que se caía todo un mundo que había sido maravilloso. En ese momento te das cuenta de lo que venía encima. Fue muy duro. Éramos un periódico libre y trabajábamos creyendo que había libertad, pero nos dimos cuenta que no.
Para entender el motivo del cierre, ¿las manifestaciones de Aznar resultaron reveladoras?
Fue muy gráfico. Hablar desde un país como Turquía, un marco tan incomparable como ése para la democracia, lo dice todo. Dejó la actuación judicial de Garzón en evidencia y también el impulso político que había detrás. Además, ese verano fue intenso. Después del cierre se fraguó el acuerdo de Lizarra- Garazi y Mayor Oreja empezó a apretar las tuercas. Le llamaron «Operación Persiana», pero fue el principio del 18/98, de lo que está ocurriendo ahora y de lo que puede venir después.
¿En la sentencia del 18/98 se ensañaron de forma especial con los encausados por «Egin»?
La sentencia es la consumación de unos hechos que comenzaron con el impulso político del PP y que lo ha gestionado después el PSOE. Les hacíamos mucho daño, como demuestra que la condena más alta se la impusieran a José Luis Elkoro -ex presidente del Consejo de Administración-. «Egin» estaba en el candelero gubernamental desde la época de UCD. Se hablaba de que lo querían cerrar, nos pusieron bombas, juicios… Hemos estado sometidos a la observación de la Justicia no con lupa, sino con microscopio. Era consciente de que podía pasar, pero seguíamos andando porque con miedo no se puede vivir. Todo el mundo sabe que el cierre fue una animalada contra la libertad de expresión, con sus complicidades porque, si no, no se sostendría en el tiempo.
¿Los actos de recuerdo demuestran que «Egin» no ha caído en el olvido?
Los vascos somos de los pocos pueblos que celebramos las derrotas para que no se olviden. Fue un proyecto informativo que nació tras el franquismo, popular, que impulsó nuevas fórmulas e hizo crujir el mercado. Estuvo sostenido económicamente por los lectores porque era boicoteada por UCD, PSOE, AP y hasta por el Gobierno vasco. Fue un camino largo y duro que compartimos con nuestra gente. Ahora es un periódico para la leyenda popular que está dentro de la historia de este pueblo. Ya no está en la calle, pero sigue en el corazón de mucha gente porque era un periódico de puro sentimiento.