Tras un amplio e intenso debate, donde se expusieron las diversas visiones sobre el tema, la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó la idea de legislar en torno al proyecto que despenaliza el aborto consentido por la mujer dentro de las primeras catorce semanas de gestación.
El texto modifica el Código Penal en tres de sus disposiciones. Por medio de la primera enmienda, no se altera la pena vigente (presidio menor en su grado medio, esto es, desde 541 días a 3 años y un día) para quien cause un aborto maliciosamente con el consentimiento de la mujer. Sin embargo, se define que ella será aplicable solo después de las 14 semanas de gestación.
Luego, en la misma línea, se libera de la sanción penal a la mujer. Como en el caso anterior, la pena solo se impondrá después de las 14 semanas para quien cause o consienta en un aborto, fuera de las tres causales permitidas. En este caso, la pena es de presidio menor en su grado máximo (desde tres años y un día a 5 años).
Por último, se modifica la norma atingente al facultativo que cause el aborto o coopere a él. Igualmente, la sanción respectiva se aplicaría después de las 14 semanas de gestación. La decisión se adoptó por 75 votos a favor, 68 en contra y 2 abstenciones, en un tenso debate que se extendió por varias horas. La Democracia Cristiana votó dividida.
Actualmente la legislación chilena sólo permite el aborto en casos de violación, inviabilidad fetal o riesgo de vida de la mujer gestante. Si no se configura una de esas tres causales, se penaliza con entre tres y cinco años de prisión. También quien colabore con la persona que decida interrumpir su embarazo es perseguido penalmente, y esto no cambia con el proyecto aprobado por los diputados.
Miles de chilenas salieron este martes a las calles de distintas ciudades del país a celebrar con pañuelos verdes la aprobación en Diputados de un proyecto al que aún le queda un largo recorrido legislativo ya que la iniciativa vuelva a la Comisión de Mujeres y Equidad de Género con indicaciones. Y recién después pasará al Senado.
Al grito de “¡Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo!” y “Será ley”, la mayor concentración tuvo lugar en Plaza Italia, una popular rotonda del centro de Santiago que fue el epicentro de las masivas protestas de 2019, las más graves desde el fin de la dictadura militar. “El conservadurismo va perdiendo poder y cada vez tenemos más esperanza, este es el primer paso del primer paso del primer paso para lograr el aborto libre”, dijo a Efe Francesca Silva, de la organización Feministas del Sur.
“No tiene ningún sentido criminalizar a las mujeres que deciden abortar por razones adicionales a las tres causales. La criminalización solo obliga a tener que actuar en la ilegalidad”, indicó la diputada comunista Karol Cariola, una de las impulsora del proyecto.
La candidata xdemocristiana a la presidencia Yasna Provoste, se había manifestado a favor de este proyecto, y en un debate electoral argumentó que “el aborto es una realidad en nuestro país, independiente de nuestras creencias y nuestros deseos”. Por eso el jefe de bancada de su partido, Gabriel Ascensio, dijo que los votos de esa organización política permitieron la aprobación del proyecto, y agregó: “El gran esfuerzo que hemos hecho hoy día es respaldar a nuestra candidata presidencial”.
Por su parte, Camila Rojas, de Comunes, uno de los partidos que integran el Frente Amplio chileno, manifestó que “resulta contrario a las bases fundamentales de un Estado democrático, de derecho y laico que las creencias religiosas y las conductas que de ellas se derivan, sean impuestas a todas y todos a través de la legislación y que su no cumplimiento se castigue en el código penal”.
Diputada de Revolución Democrática, partido integrante del Frente Amplio, Maite Orsini, dijo que la votación no se trataba de “terminar con los abortos o darles rienda suelta”, como planteaban algunos, y agregó que “eso es una caricatura absurda”.
Chile, que prohibió totalmente el aborto a finales de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), lo despenalizó en 2017 durante el segundo gobierno no consecutivo de Michelle Bachelet (20014-2018) en tres causales: inviabilidad fetal, riesgo de muerte de la madre y embarazos producto de una violación.
El movimiento feminista denuncia, sin embargo, que muchas chilenas que cumplen con las tres condiciones encuentran dificultades aún para interrumpir su embarazo por las objeciones de conciencia interpuestas por clínicas y especialistas para practicarlo.
“Abortos hay, abortos hubieron y abortos van a seguir habiendo, hoy día no votábamos por terminar con los abortos, estábamos votando si las mujeres pueden abortar sin miedo a ser encarceladas. Hemos dado un paso tremendo”, afirmó la diputada Maite Orsini, del opositor Revolución Democrática (RD).
Hasta 2017, según diversos estudios, se realizaban unos 70.000 abortos anuales en Chile, todos ellos en la clandestinidad. El pasado enero, la aprobación del aborto libre unos días antes en Argentina impulsó en Chile la discusión parlamentaria de este proyecto, presentado en 2018 por de diputadas de oposición y que busca despenalizar la interrupción del embarazo, pero no garantizarlo como un derecho libre y gratuito.
Para que un proyecto de ley en Chile pueda incurrir en gastos debe contar con el apoyo del Gobierno, que rechaza frontalmente el aborto. “Aunque el aborto libre es una demanda de millones de chilenas y el movimiento feminista ha demostrado gran fuerza en los últimos tiempos, la discusión en el Senado promete ser larga y polarizante.
Para la oficialista Karin Luck, “no se trata de valores ni de religión, se trata del derecho fundamental declarado por Naciones Unidas que es el derecho a la vida”. “Lo que se está cometiendo hoy día es asesinato”, añadió. De aprobarse, Chile se uniría a Argentina, Cuba, Uruguay, Guyana y cuatro estados de México que ya lo han despenalizado.
Según una encuesta de la empresa Ipsos, 73% de la población chilena está a favor del aborto. El 7% de los consultados dijo estar en contra y otro 12% dijo que también se oponía, excepto cuando la vida de la mujer embarazada corriera peligro.
* Periodista chilena, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)