Fernando, Gonzalo y Julio han entrado a las 9:03 horas [de ayer] al Ministerio de Economía y Competitividad cargados con tres cajas blancas en las que portaban las 235.000 firmas que se han recogido a través de la plataforma Change.org en defensa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y evitar «el colapso de la […]
Fernando, Gonzalo y Julio han entrado a las 9:03 horas [de ayer] al Ministerio de Economía y Competitividad cargados con tres cajas blancas en las que portaban las 235.000 firmas que se han recogido a través de la plataforma Change.org en defensa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y evitar «el colapso de la institución». Fuera, un centenar de trabajadores, científicos, ciudadanos y miembros de InvestigAcción y Ciencia sin futuro, la mayoría ataviados con una camiseta roja, esperaban la salida de los tres científicos. Seis minutos después, eran recibidos entre aplausos. La Marea Roja por la defensa de la ciencia había dado un paso más.
«No nos puede recibir nadie desgraciadamente porque la secretaria de Estado [Carmen Vela] tiene cosas más importantes que hacer que atender a los científicos», ha espetado Julio Rodriguez, del CSIC a su salida del ministerio. El científico sevillano se ha remontado a diciembre de 2012 para tratar de explicar «cómo se ha llegado a esta situación». «En ese momento el presidente del CSIC declaró que nos encontrábamos casi en quiebra técnica y que se necesitaban 150 millones de euros urgentemente para no tener que cerrar», ha asegurado.
Fue el pasado 10 de julio cuando ‘Ciencia con Futuro’ inició la campaña de recogida de firmas en la plataforma on line «como reacción frente a la precaria situación en la que se encuentra actualmente el CSIC, principal organismo científico en España, que cuenta con más de 100 centros e institutos de investigación y para el que trabajan unos 12.000 profesionales». La petición, que sigue abierta, ha recogido más de 240.000 firmas en tres semanas, siendo la más firmada en España y la segunda a nivel mundial de las últimas dos semanas.
La petición está dirigida a Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, cuyo gabiente, según ha explicado Change.org, «recibe periódicamente un correo electrónico informando de las firmas de apoyo que consigue la campaña».
Según ha explicado Rodriguez, «el Gobierno pagó 25 millones, más los 50 que hemos ahorrado con políticas de austeridad muy severas, pero ahora mismo necesitamos 75 millones de euros para no cerrar sus puertas». Respecto al compromiso de la secretaria de Estado de aportar 50 millones de euros, el portavoz ha mostrado su escepticismo: «Hasta que no sea ratificado, no dejan de ser unas palabras que no tienen por qué llevar a ningún puerto».
A las puertas del ministerio, algunos científicos ha coreado cánticos como Sin ciencia no hay futuro, bajo una pancarta en la que comparaban los 36.000 millones perdidos en la ayuda a la banca con los 75 que la institución científica necesita.
Los argumentos que esgrimían para tratar de transmitir la urgencia de la situación están relacionados con el cierre de líneas de investigación, de centros, de investigadores que abandonan el país o la carrera investigadora.
El futuro del «mes a mes»
«Lo que está pasando con el CSIC no es más que un indicador más de la gravedad del enfermo. Es alarmante la situación. Si paramos un año, no nos va a costar un año volver a llegar donde estábamos; nos va a costar muchísimo tiempo. En investigación no te puedes quedar parado nunca», José Manuel Fernández, investigador del área de agrarias del CSIC.
Hasta octubre sólo va a poder disponer de 3.000 euros. Dinero que se quedará corto en la compra de material y «utilización de los servicios requeridos para seguir con la investigación». Ruth Díaz, científico titular del CSIC, es una de las tres personas que forman un pequeño equipo del área de la neurociencia. Con la camiseta roja de #SincienciaNohayFuturo, esta científica muestra su preocupación sobre su futuro, el de la ciencia y el de la mayor institución científica española y la tercera de Europa.
Explica que lleva un año y medio trabajando en un proyecto con una partida total de 100.000 euros del Plan Nacional del ministerio. Falta otro medio y año más para que la investigación llegue a su fin. Pero reconoce que las restricciones económicas «están dificultando y limitando» el transcurso de la investigación «porque no podemos comprar lo que necesitamos», hasta tal punto que no sabe si se completará.
«Nuestro futuro depende de cómo se siga dando el dinero. Ahora mismo es todo un mar de dudas. Vamos mes a mes sabiendo lo que tenemos disponible», ha lamentado Díaz.