Colectivo de Cine de Madrid (Rodaje efectuado en la clandestinidad por Adolfo Garijo, Tino Calabuig y Andres Linares)
Cinco trabajadores murieron y más de cien resultaron heridos, la mayoría de bala, por los disparos de la Policía al desalojar una iglesia en Vitoria-Gasteiz, previamente gaseada, en la cual se celebraba una asamblea de trabajadores en huelga. Pedro María Martínez Ocio, trabajador de Forjas Alavesas, de 27 años, Francisco Aznar Clemente, operario de panaderías y estudiante, de 17 años, Romualdo Barroso Chaparro, de Agrator, de 19 años, José Castillo, de Basa, una sociedad del Grupo Arregui, de 32 años. Dos meses después moriría Bienvenido Pereda, trabajador de Grupos Diferenciales, con 30 años. Los sucesos de Vitoria. Marzo 1976. Franco había muerto unos meses antes y el ministro del Interior era Manuel Fraga.
Parte del documental rodado en Marzo de 1976 en Vitoria. «Los integrantes del Colectivo de Cine de Madrid rodamos en la clandestinidad entre 1974 y 1977. Cuidándonos de no ser atrapados por la policía recogimos el testimonio de la oposición social en España al régimen del general Franco. Manifestaciones, entierros, conciertos… se montaron en documentales que recogían la actividad de los auténticos protagonistas de la Transición en España».
Tras los «Sucesos de Vitoria» se celebró el entierro de los trabajadores.
AUDIO de la radio de la Policía Armada durante el ataque:
Texto (parcial) de la grabación policial.
Esta es la transcripción parcial de las conversaciones entre las patrullas responsables de la carga en la iglesia, según las grabaciones existentes de la Banda de Radio de la Policía:
«V-1 a Charlie. Cerca de la iglesia de San Francisco es donde más grupos se ven. Bien, enterados».«Charlie a J-1. Al parecer en la iglesia de San Francisco es donde más gente hay. ¿Qué hacemos? Si hay gente ¡a por ellos! ¡Vamos a por ellos!» «J-1 a Charlie. Charlie, a ver si necesitas ahí a J-2. Envíalo para aquí para que cubra la espalda de la iglesia. J-3 a J-1 Estamos en la iglesia. ¿Entramos o qué hacemos? Cambio».
«…Entonces lo que te interesa es que los cojan por detrás. Exacto». «J-1 a J-2 Haga lo que le había dicho (acudir en ayuda de Charlie a Zaramaga). Si me marcho de aquí, se me van a escapar de la iglesia. Charlie a J-1. Oye, no interesa que se vayan de ahí, porque se nos escapan de la iglesia. …Mándennos refuerzos, sino, no hacemos nada; sino, nos marchamos de aquí sino, vamos a tener que emplear las armas de fuego. Vamos a ver, ya envío para allí un Charlie. Entonces el Charlie que está, J-2 y J-3, desalojen la iglesia como sea. Cambio. No podemos desalojar, porque entonces, entonces ¡Está repleta de tíos! Repleta de tíos. Entonces por las afueras tenemos Rodeados de personal ¡Vamos a tener que emplear las armas! Cambio. Gasead la iglesia. Cambio. Interesa que vengan los Charlies, porque estamos rodeados de gente y al salir de la iglesia aquí va a ser un pataleo. Vamos a utilizar las armas. Seguro, además ¿eh? Charlie a J-1. ¿Ha llegado ya la orden de desalojo a la iglesia? Si, si la tiene J-3 y ya han procedido a desalojar porque tú no estabas allí. Muy bien, enterado. Y lástima que no estaba yo allí».
«Intento comunicar, pero nadie contesta. Deben estar en la iglesia peleándose como leones. ¡J-3 para J-1! ¡J-3 para J-1! Manden fuerza para aquí. Ya hemos disparado más de dos mil tiros. ¿Cómo está por ahí el asunto? Te puedes figurar, después de tirar más de mil tiros y romper la iglesia de San Francisco. Te puedes imaginar cómo está la calle y cómo está todo. ¡Muchas gracias, eh! ¡Buen servicio! Dile a Salinas, que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre. Cambio. De acuerdo, de acuerdo. Pero de verdad una masacre».
El cantautor catalán Lluís Llach escribió al día siguiente la canción Campanades a morts en homenaje a las víctimas.