La oligarquía tiene claro el tremendo desgaste de los partidos turnistas del régimen de Felipe VI. Tan claro como que PP / PSOE son peones instrumentales de usar y tirar. Para ella el fin siempre ha justificado los medios y sabe distinguir entre lo accesorio -quienes ocupan coyunturalmente la poltrona política- y lo importante: mantener […]
La oligarquía tiene claro el tremendo desgaste de los partidos turnistas del régimen de Felipe VI. Tan claro como que PP / PSOE son peones instrumentales de usar y tirar. Para ella el fin siempre ha justificado los medios y sabe distinguir entre lo accesorio -quienes ocupan coyunturalmente la poltrona política- y lo importante: mantener el dominio de clase a toda costa.
Conocedora del hastío ciudadano ante el bipartidismo y ¡ojo! también del rechazo a las demás organizaciones que han ejercido de puntales del régimen aunque haya sido de forma esporádica, está abriendo vías nuevas para que todo siga igual.
No les gusta nada la opción Podemos pese a la rebaja ideológica que parecen manifestar sus últimas declaraciones de ambigüedad poco calculada. No tanto por el discurso como por la forma en que se cuestiona su autoridad si el imaginario colectivo acuña y populariza el término casta.
Cuando el poder intuye que una situación le perjudica intenta subvertirla al grito de «Lacayos tengo, ahora necesito esclavos que jueguen el papel de tío Tom y no sean cimarrones levantiscos«. Por ello ha puesto en marcha toda la maquinaría para que en España se conjure el peligro. Siguiendo varias fases.
La primera consistía en romper el crecimiento de una opción potencialmente peligrosa. Sabía que la mentira ocupaba el centro de la estrategia. Le daba igual porque cuenta con la credulidad acrítica de importantes sectores sociales dispuestos a tragar con lo que les echen, aquellos que utilizan la excusa del «no podía hacer otra cosa» si los medios de difusión ideológica estimulan el gen de la resignación.
Ahora está en la segunda que pasa por vender otra marca. Ahí entra en juego Ciudadanos, organización hasta ayer etérea y difusa a la que hoy venden como suave y peluda, casi de algodón. No habrá lupa ni ensañamiento contra sus dirigentes. Son espejo de los que mandan y sabe lo que encontrarán si enfocan bajo sus alfombras.
Parece que el partido del españolismo catalán y de Carlos el Yoyas no tiene pasado. Tampoco hay un especial interés de los «equipos de investigación periodísticos» para averiguar quiénes son, qué dicen o qué han hecho políticamente.
Fuera de su territorio nativo se nutre en su mayoría de «peperos» arrepentidos. Para el poder es un chollo. Mientras ayuda al lavado de cara del sistema, a la falsa regeneración, garantiza el aporte de «diputados de orden» cuando la aritmética lo demande.
Ciudadanos ya ha dicho que tras el 22M no apoyará en Andalucía a partidos con expresidentes imputados ¡Genial! Pero no dice ni mu sobre el apoyo a otros que pese a no tener «manolochaves o griñanes» si tienen a mansalva gurtelistas, barcenistas, trapisondistas y otros carteristas
A Podemos se le exige todos los días que diga con quien pactará. A IU le suponen que tenderá si es necesaria su mano a Susana Díaz o a Teresa Rodríguez. A «la alternativa viable y sensata» como se autodenomina en su web, una vez elevada a recambio del PP, no la molestan. Para eso la han creado de la nada y mimado como sucedáneo «por si acaso». No van a poner en riesgo la inversión antes de que de frutos.
Además los bisoños en la arena nacional ya han hecho méritos valorados debidamente por quien controla. Conmovedora prueba del algodón fue la de buscar una excusa baladí para salirse del parlamento catalán y evitar así condenar el franquismo. Con desagradecidos que cuestionen el legado del abuelo no se transige ¡Qué más se les puede pedir!
Estamos ante otra ocasión de nuestra historia en la que el conservadurismo hispano muestra su lado posibilista y aplica rigurosamente la doctrina del mal menor para limitar daños. Al menos debemos agradecer que de momento no la acompaña el ruido de sables. Ventajas del furor europeìsta que tan bien le ha venido para aplicar los dictados de la troika y llenar los bolsillos con las privatizaciones y los rescates bancarios.
La plutocracia financiera ha desechado a la histriónica Rosa Díez en favor de los chicos de Alberto Rivera que encima utilizan el naranja, color de las «revoluciones buenas», las ultraliberales bendecidas y financiadas por Washington. El rojo da susto y el morado, aunque sea color de saya penitencial, también es feminista y republicano.
Con el poder real económico nos pasa como con la anécdota que se atribuye al torero del XIX Mazzantini. Metido en política desafió a un rival a un duelo y recibió la negativa de éste a aceptarlo: «¿Por qué? preguntó -Porque si yo le mato, dirán que don Luis ha recibido su última cornada, y si usted me mata a mí, dirán que don Luis ha dado su última estocada. En ambos casos yo llevo los cuernos, y no estoy dispuesto.» A este rival no debemos combatirlo con su propias armas pues acabaremos o cornudos o apaleados.
Abusa sin reparos de su control sobre una mayoría social a la que ha vendido durante siglos trajes inexistentes y para acallar sus gritos de ¡estamos desnudos!, ¡nos habéis dejado en pelotas! toca a rebato y convoca a sus mayorales, capataces y amantes del orden para que le ayuden a sujetar más fuerte las cadenas.
De los inferiores sólo quiere oír un «si bwana» no vaya a ser que cojamos la funesta manía de pensar. Si los teóricos representantes les llegan a las Instituciones enseñados y sumisos mucho mejor.
Y si de camino nos entretiene a los de la otra orilla con concursos de ombligos y purezas revolucionarias, jugada redonda. Así tendrá la certeza de imponerse en la batalla de las Ideas y poder gritarnos: «¡La Ciudadanía ha muerto. Viva CiUtadans/ CiUdadanos!». No en balde el magma de intereses que mueve los hilos económicos de nuestro país es monárquico de pro.
Nota:
[1] Hace unos días un enérgumeno increpó en un avión a Juan Carlos Monedero cuando volvía de una reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrada en Ginebra. Según informa El Plural, el diligente perro de presa es sobrino del extesorero del PP Alvaro Lapuerta, implicado en todos los chanchullos patrios. No es una anécdota. Ilustra perfectamente la prepotencia y chulería de quienes les lamen las botas a la oligarquía. Se consideran por encima de todos y con derecho a todo. Por ello es más necesario que nunca utilizar nuestra mejor arma: la inteligencia colectiva cargada de razones y argumentos. A ladrar y embestir siempre nos ganan.
Juan Rivera. Colectivo Prometeo y FCSM
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