Tras las elecciones generales del 20 de diciembre se aclararán los discursos velados, las sutilezas de posicionamiento y las maniobras puramente tácticas. La cruda aritmética se les impondrá, como una realidad inapelable, a los candidatos, estrategas y asesores de imagen. El partido al que más se ha achacado una agenda oculta es «Ciudadanos», al que […]
Tras las elecciones generales del 20 de diciembre se aclararán los discursos velados, las sutilezas de posicionamiento y las maniobras puramente tácticas. La cruda aritmética se les impondrá, como una realidad inapelable, a los candidatos, estrategas y asesores de imagen. El partido al que más se ha achacado una agenda oculta es «Ciudadanos», al que algunos analistas consideran un puntal ideado para sostener el Régimen del 78. El libro «De Ciutadans a Ciudadanos. La otra cara del neoliberalismo» (Akal), de Pep Campabadal y Francesc Miralles, ilumina la trastienda del partido que algunos medios de comunicación han «vendido» como la gran esperanza. Las televisiones, las encuestas y los mecanismos de financiación, a menudo poco claros, explican el ascenso de Albert Rivera y su formación derechista.
El candidato Rivera ha aprovechado los focos y la telegenia, también ha recibido un importante empujón demoscópico. «Albert Rivera lleva muchos años en la esfera pública, por ejemplo en las tertulias de Intereconomía arrastrándose sin ser demasiado conocido», explica Francesc Miralles. En las elecciones europeas de 2014 Ciudadanos cosechó 495.000 votos, un 3% de los sufragios en el conjunto del estado. Los autores del libro señalan que a partir de diciembre de 2014 empieza la gran promoción de C’s, sobre todo cuando el Grupo PRISA le visibiliza y comienza a preguntar por Albert Rivera en las encuestas. En enero de 2015 Rivera anuncia que va a dar el «salto» y presentarse a las elecciones generales. En los sondeos que realiza Metroscopia para El País y My Word para la Cadena Ser el candidato conservador inicia su escalada. «Sus perspectivas de voto aparecen infladas en casi todas las encuestas si se comparan con los resultados electorales», recuerda Miralles. Fundamentalmente en los sondeos que encarga el grupo PRISA.
También Planeta llevaba años promocionando al presidente de C’s. Según Francesc Miralles, «aparecía como el exponente de la oposición al nacionalismo en Cataluña, el salvador, el chico responsable; llevaba mucho tiempo apareciendo, sobre todo en Antena 3». Los autores del libro subrayan el hecho de que Planeta es un grupo multimedia catalán, con un peso fundamental de la familia Lara y su intención de frenar el independentismo. «Recordemos que Lara es hijo de un comandante del ejército sublevado, quienes en 1939 entraron con los tanques en la Diagonal de Barcelona». También, aunque en menor medida, el grupo Mediaset de Berlusconi se hizo eco del partido «emergente». Periódicos como El Mundo se sumarán también a esta tendencia. «Aunque en los sondeos de Sigma Dos para este medio no se le dé una expectativa demasiado alta, Pedro J. Ramírez en El Español y anteriormente como director de El Mundo sí les brindó mayor cobertura», apunta Miralles. En algunos programas como «El Hormiguero», presentado por Pablo Motos en Antena 3, se han podido observar estas prioridades: una entrevista complaciente con Rivera y otra incisiva con Pablo Iglesias.
¿Qué representa sociológicamente C’S? ¿De qué estrato social procede el líder de Ciudadanos y la plana mayor del partido? El libro de Campabadal y Miralles caracteriza al dirigente máximo como un «vendedor de Tecnocasa». Es un ejemplo de las capas sociales en ascenso, técnicos y cuadros medios procedentes del mundo de la empresa y que están dispuestos a «venderse al mejor postor», porque esto sería «lo más moderno». C’S puede definirse como «un partido en venta para un país en venta». «Representan el neoliberalismo», zanja Francesc Miralles, aunque Rivera exhiba ante los medios sólo su cara más amable. Porque también es una cuestión de rostros. El libro defiende la tesis de que la patronal española tiene un problema de líderes para aplicar sus contrarreformas. En un contexto de reducción en la tasa de beneficios, el PP y el PSOE carecen de legitimidad por los casos de corrupción para adoptar las medidas más duras. Así, «Ciudadanos representa un proyecto de clase mucho más nítido».
Las dos iniciativas señeras del programa económico de Ciudadanos son el «contrato único» y el «complemento salarial». Se trata de medidas que apuntan, a juicio de Francesc Miralles, a la caída de precios y salarios para recuperar la competitividad de las empresas. El objetivo es complementar fiscalmente con recursos públicos los ingresos del trabajador hasta alcanzar un determinado «umbral». «De ese modo se le induce al empresario a que pague salarios más bajos, porque el estado ya se encargará de costear el complemento». Uno de los «gurús» económicos de C’s es el catedrático en la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, Luis Garicano. Miralles lo define como un profesor «con gran cantidad de tópicos en la cabeza, que se hace pasar por experto en política pública; es una persona sin ideas concretas, que da continuos bandazos». Una de las fuentes para analizar las propuestas de Garicano es su blog en la página Web «Nada es gratis».
«Un buen día se levanta y dice que ha de eliminarse la imposición directa a los mayores de 65 años, y que España se convierta en un destino para los jubilados europeos». El coautor del libro «De Ciutadans a Ciudadanos» señala otra de las ocurrencias del economista: un sistema nacional de innovación. Con esta propuesta se confirma «que no tiene ni idea». «Propone centros de innovación sin saber cómo funcionan y sin haberse leído previamente tres libros sobre los fallos del sistema; es como si el cuñado le hubiera dicho en la cena de navidad que el asunto de la innovación lo arregla él en dos tardes». En el programa fiscal de Ciudadanos también ha descollado la figura de Manuel Conthe, ex presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CMNV). La Fiscalía investiga una presunta trama de corrupción en la CMNV durante el mandato del economista.
Una de las claves para explicar el despegue de C’s es su financiación. Se ha insistido en las conexiones de este partido con las empresas del IBEX 35 y, sobre todo, en unas declaraciones realizadas en junio de 2014 por el presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliu, cuando proclamaba la necesidad de «una especie de Podemos de derechas». Estas explicaciones apuntan a las alcantarillas, «y tienen un sentido», afirma Francesc Miralles, «pero más allá de lo que no se ve las cifras de C’s no cuadran; no están claros los ingresos y gastos declarados». La formación conservadora también tiene a su disposición mecanismos indirectos de financiación: la posibilidad de estar, por una decisión discrecional de los medios, permanentemente en las cadenas televisivas. «Es en el fondo publicidad que no se paga». Un estudio de eldiario.es revela que Albert Rivera es el líder mejor valorado en los artículos de opinión desde que se inició la campaña, muy por encima de sus rivales. «También hemos visto vallas publicitarias enormes de este partido».
Las encuestas auguran un avance destacado de C’s en los comicios del 20 de diciembre, aunque está por ver el «techo» del partido. La formación conservadora se presenta como «centrista» y en los discursos trata de vincularse a UCD, la Transición y los Pactos de la Moncloa. ¿Ocupará este espacio por el que todos los partidos pugnan? ¿Crecerá Ciudadanos a costa del PP o del PSOE? «De los dos», responde Francesc Miralles, «pesca votos de gente que en algún momento ha votado a los partidos mayoritarios». El electorado básico de C’s está formado por «gente identificada con la cultura del pelotazo de los gobiernos del PSOE, en el que, como decía Solchaga, todo el mundo podía hacerse rico en poco tiempo». Perfectamente puede tratarse de un votante que en 2000 confiara en el PP, en 2004 y 2008 en el PSOE y en 2011 de nuevo en el PP. Un perfil de votante centrista, «en venta», sin unas raíces ideológicas fuertes.
El caladero potencial de Ciudadanos es sensible a un marco discursivo «regenerador» y que denuncie la corrupción, lo que implica considerar inmaculado al partido de Albert Rivera. Sin embargo, de la lectura del libro de Campabadal y Miralles se desprende que no es así. Herederos del zaplanismo en el País Valenciano o personajes relacionados con la trama «Púnica», entre otros casos, engrosan las filas de Ciudadanos. A ello se añade otro hecho: «No han gobernado todavía en casi ningún sitio», apunta Francesc Miralles. Recientemente ha presentado su dimisión el único alcalde de C’S en un municipio andaluz, Espartinas (Sevilla), imputado en un caso de prevaricación.
Muy atrás quedaron los tiempos en que Albert Rivera fue elegido presidente por sorteo en el primer congreso de C’s (julio de 2006). «Rivera apareció por accidente», recuerda Francesc Miralles. El partido se compone hoy de una nueva clase dirigente, distinta a la de aquellos lejanos antecedentes en que profesores de lengua castellana, algunos periodistas, literatos y docentes universitarios se enfrentaban a la «inmersión» lingüística y al pujolismo. Hoy son abogados, responsables de inmobiliarias y consultores, es decir, un cambio generacional vinculado a la España de la «burbuja» inmobiliaria.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.