Uno de los misterios-aporías-paradojas-¿contradicciones? que los historiadores y sociólogos del futuro tendrán que resolver se centrará, probablemente, en las razones de la posible consistencia-o-inconsistencia practicada por algunos ciudadanos y ciudadanas de Cataluña que a pesar de afirmar ser no nacionalistas ni independentistas (algunos añaden que no lo han sido nunca y que son, además, federalistas), […]
Uno de los misterios-aporías-paradojas-¿contradicciones? que los historiadores y sociólogos del futuro tendrán que resolver se centrará, probablemente, en las razones de la posible consistencia-o-inconsistencia practicada por algunos ciudadanos y ciudadanas de Cataluña que a pesar de afirmar ser no nacionalistas ni independentistas (algunos añaden que no lo han sido nunca y que son, además, federalistas), participaron (con declarado entusiasmo en algún caso) en la jornada de agitación nacionalista del pasado 9N de 2014.
Y no sólo eso. A pesar de que el asunto del voto era y sigue siendo secreto, antes o después de esta jornada de movilización «soberanista» dirigida políticamente por Artur Mas, el hijo político del molt ex honorable y colega clandestino de Roberto Maroni, el favorito de doña Marta, estos ciudadanos y ciudadanas informaran públicamente de su voto doblemente afirmativo, a favor pues de la formación de nuevo Estado, de un Estado independiente del resto de España, aludiendo en algún caso a que el cuerpo les pedía marcha y les exigía un castigo o escarmiento al gobierno central. ¿Razón suficiente y/o relacionada con el voto a favor de la ruptura de un demos común que, según afirmación previa y propia, no desean romper? ¿Y por qué no un voto de castigo -un no voto- al gobierno ultra-neoliberal de Mas y Boi Ruiz? ¿No podían hacer manifestado su enfado o distancia sideral- política de manera menos arriesgada y menos coincidente con el discurso hegemónico del neoliberalismo independentista realmente existente?
Pelillos a la mar. El 9N ya pasó, afortunadamente para todas… Vale, vale, también para casi todos.
Hay, además, una buena, una excelente noticia en el ámbito de la izquierda catalana. La coalición o candidatura «Catalunya sí que es pot» ha elegido a Lluís Rabell como su cabeza de lista. De la trayectoria político-ciudadana del actual presidente de la Asociación de Vecinos de Barcelona, todo elogio es poco, mejor imposible. Felicitémonos todas por la decisión. Mil encuentros, tres mil manifestaciones, han sido compartidas. Sin embargo, al lado de un cabeza de lista no independentista, en la misma candidatura, hay otros nombres que han manifestado su claro apoyo al independentismo catalán. Así que, por así decir, hay variedad sobre el tema-monotema en la lista de «Catalunya sí que es pot».
Sorpresas no excluidas. Un ejemplo.
Joan Herrera, hasta hace federalista salvo error por mi parte, ha declarado recientemente en una entrevista publicada en el global-imperial: «ICV ha superado los peores vaticinios y no se ha roto porque hemos hecho una virtud de la pluralidad. Tiene una importancia extraordinaria que [Pablo] Iglesias dijese que los catalanes han de decidir su futuro, porque eso significa que una fuerza estatal reconoce el carácter plurinacional de España».
No es la primera vez como todas sabemos. IU, por no hablar del PCE, lo viene diciendo desde hace un porrón y un cuarto de años.
La crisis territorial, prosigue Herrera, son sus palabras «crisis territorial», no las mías, «se resuelve así, no con la uniformización del PP ni con un federalismo, también uniformizador, donde, por desgracia, se ha ubicado el PSOE».
¿Cómo interpretamos el paso? ¿Se está en contra del federalismo en general o se es crítico de la propuesta federalista del PSOE en concreto? ¿Qué federalismo se propone entonces? ¿Un federalismo asimétrico? ¿En qué consiste?.
Pues bien, para que haya mayor claridad y podamos apoyar y votar sabiendo lo que apoyamos y votamos realmente, valdría la pena conocer las finalidades y probables prácticas e futuro de esta candidatura de izquierdas, es decir, solidaria, fraternal, próxima y amiga del resto de pueblos de España.
Un punto del programa ya lo conocemos y es perfecto: Rabell se ha manifestado en contra de la energía nuclear. Muy bien, compartimos posición y años de activismo. ¿Es el caso del conjunto de la candidatura?
La misma claridad que en el tema energético sería conveniente en otros puntos. Como los siguientes. Se trata de saber a qué atenernos:
1. «Catalunya sí que es pot» no es una candidatura independentista. ¿No lo es? ¿Es el caso? Nada que ver, pues, con la de Romeva-Mas-Guardiola o con la de la CUP.
2. ¿Se puede estar a favor de una República catalana (no para el conjunto de España) y no ser independentista? ¿Se puede explicar la consistencia?
3. «Catalunya sí que es pot» afirma que la ciudadanía de esa República catalana (¿no sería mejor de Catalunya?) a la que se aspira decidirá su vinculación con el resto de pueblos de España. ¿Y cuál es la posición de la candidatura cuando se tome esa decisión? ¿No sería necesario señalar que no se apuesta por ninguna separación estatal?
4. ¿Apoya la coalición la manifestación independentista -insisto: independentista- del próximo 11S, el primer día de la campaña, convocada por colectivos que forman parte de la candidatura Mas-Romeva-Guardiola o Romeva-Guardiola-Mas como la Assemblea Nacional de la señora Forcadell?
5. ¿Las futuras diputadas y diputados de «Catalunya sí que es pot» apoyarían a Artur Mas (si fuera el caso, crucemos los dedos), o candidato afín, como futuro presidente de la Generalitat de Catalunya en algún caso? ¿En ningún caso? ¿Lo señalamos con claridad?
6. ¿Está la coalición a favor de una declaración unilateral de independencia? ¿Lo apuntamos?
7. ¿Bastaría con una mayoría de escaños, como afirman Mas e intelectuales orgánicos afines (¿qué piensa la CUP de este nudo?, ¿existe coincidencia con los neoliberales?) para ubicarse en terrenos independentistas? ¿A qué no?
8. ¿Bastaría una mayoría de votos, pongamos de un 51%, para afirmar que se impone el camino independentista por exigencia de la voluntad popular? ¿A qué no parece razonable?
No me hago más pasada, que estamos en vacaciones. Más preguntas en la próxima entrega.
Un ruego final y una pregunta: claridad de ideas y posiciones por favor. Muchas ciudadanas no independentistas no queremos ser engañadas. ¡Ya no aguantamos más! Deseamos saber qué estamos apoyando, qué estamos votando. La ambigüedad no es ningún camino de perfección sino un lío (diseñado en ocasiones por sesudos estrategas) que nos conduce al ámbito los senderos que se bifurcan antagónicamente. Y con falsedades.
La pregunta: «Catalunya, sí que es pot». D’acord, de acuerdo. Però, què es pot, ¿qué es lo que podemos cuando afirmamos que podemos?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.