“Por un urbanismo que cuide el Cabanyal”. Es el título del manifiesto promovido por la asociación vecinal Cuidem Cabanyal-Canyamelar, constituida en mayo de 2018, que defiende un barrio –de 21.000 habitantes, ubicado en los Poblados Marítimos de Valencia- donde “quepamos todas y todos”.
Presentado el 7 de febrero en la Plaça de la Creu del Canyamelar, el manifiesto cuenta con el apoyo de firmas destacadas –cerca de 40 el día de la presentación- en el ámbito del arte, la cultura, la Universidad y los movimientos sociales del País Valenciano.
El texto destaca que el Plan Especial del Canbanyal-Canyamelar (PEC), tramitado actualmente por el Ayuntamiento de Valencia (Compromís y PSPV-PSOE), es “turísticamente depredador del paisaje y de las personas”.
Entre otras razones, porque plantea un hotel de 15 alturas -“descomunal”- en un barrio de relevancia histórica (municipio independiente de Valencia entre 1837 y 1897, el Cabanyal fue en los orígenes un pueblo de pescadores; de hecho puede observarse la trama urbana en retícula, derivada de las alineaciones de la antiguas barracas).
Tampoco, añade el manifiesto, el PEC frena la expansión de apartamentos turísticos legales e ilegales, lo que expulsa a los vecinos del barrio y eleva el coste de la vida en el Cabanyal; Cuidem Cabanyal-Canyamelar se basa en un informe del Ayuntamiento presentado por el Consell Municipal de Turisme, que apunta un incremento –entre 2017 y 2019- de la vivienda de uso turístico –en el Distrito Marítimo de Valencia- en un 263% (el 25% de estas viviendas turísticas son ilegales).
El Plan Especial “viola” además la legislación urbanística de la Generalitat Valenciana, “al plantear una nueva ciudad dentro del barrio de más de 1.100 viviendas nuevas, de hasta seis alturas en algunas puntos; es rotundamente falso que el Plan Especial obligue a las tres alturas en todo el barrio; y más aún, en una zona con el mayor patrimonio público abandonado ya existente”, exponen los vecinos.
A ello se añaden otros factores: la población de Valencia se ha mantenido estable –en torno a los 800.000 habitantes- durante la última década; y en el Cabanyal existen más de 2.000 viviendas vacías, entre privadas y públicas, según informa el colectivo vecinal a partir de cifras oficiales.
En una nota informativa, Cuidem Cabanyal explicita algunos de los apoyos recibidos: los profesores de Urbanismo en la Universitat Politècnica de València (UPV), Fernando Gaja y Joan Olmos; de la Universitat de València (UV) e integrante de la Comissió Ciutat-Port, Antonio Montiel; del campo de la Antropología Social, Josepa Cucó y Albert Moncusí; de Filosofía, Julio Huerta; el coordinador de la Fundació Horta-Sud, Anacleto Ferrer; o el arquitecto Carmel Gradolí.
En el ámbito de los movimientos sociales, se incluyen adhesiones como la Assemblea Feminista de València; Acció Ecologista Agrò; la Fundació Horta-Sud; Joventut pel Clima-Fridays for Future; y la Plataforma per Russafa, entre otros.
El movimiento contra el PEC del Cabanyal se vincula a históricas luchas vecinales contra la especulación urbanística en la ciudad de Valencia, que concluyeron en victoria; por ejemplo, la desplegada contra los planes del Ayuntamiento franquista de urbanizar el bosque de El Saler (en el verano de 1974, la iniciativa ciudadana El Saler per al Poble).
O, también en los años 70 del siglo XX, la batalla contra la construcción de una autopista en el antiguo cauce del río Túria, actualmente un parque urbano de 10 kilómetros de longitud (Campaña El riu és nostre i el volem verd). La crónica de esta resistencia cívica puede leerse en el libro Del Saler al Túria. Els primers moviments ciutadans que van dissenyar València (Pruna, abril 2021), del arquitecto y activista Carles Dolç.
El manifiesto de Cuidem recoge y actualiza los ejes sobre los que, durante más de dos décadas, ha girado la defensa de un “desarrollo racional, sostenible y respetuoso” en El Cabanyal-Canyamelar-Cap de França (a finales de los años 90 del siglo pasado, la mayoría absoluta en el Ayuntamiento del PP aprobó un plan urbanístico para la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar, que implicaba el derribo de 1.651 viviendas en el Cabanyal, además del impacto sobre la trama histórica de la barriada marinera).
El escrito impulsado por Cuidem expone, respecto al PEC, que la proporción de zonas verdes por habitante “no llega a los 7 metros cuadrados/habitante, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda entre 10 y 15”; y añade que tampoco considera la situación actual de emergencia climática; en agosto de 2021 el Gobierno Valenciano (PSPV-PSOE, Compromís y Podemos) aprobaron el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica.
El escrito continúa con una solicitud a la concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento, de la que es responsable la también vicealcaldesa y secretaria general del PSPV-PSOE en Valencia, Sandra Gómez: “Está a tiempo de repensar el PEC, salvar la zona de Bien de Interés Cultural (BIC), y elaborar una propuesta participativa, verde, social y sostenible” (el núcleo histórico del Cabanyal fue declarado, mediante Decreto del Gobierno Valenciano, BIC en 1993).
Concluye el manifiesto con la demanda de reconocimiento al tejido asociativo del barrio, principalmente a las asociaciones que presentan alegaciones “a favor del interés común”, y no del “lucro privado de algunos”.
La propuesta del colectivo vecinal se fundamenta en cinco puntos; en primer lugar, “que se apruebe parcialmente el Plan Especial”, en concreto, “la parte que protege el núcleo del barrio definido como BIC”; más allá de este sector originario del barrio marinero (en referencia a las zonas en expansión del Cabanyal y hasta la playa), se reivindica un retorno al proceso participativo y que el Ayuntamiento considere las miles de alegaciones presentadas por los vecinos.
La planificación urbanística ha de basarse en una consideración del barrio como “unidad cultural e histórica compacta”, según Cuidem Cabanyal. En consecuencia se propone una barriada “consolidada”, “compacta” y que se inserte en el Plan Verde y de la Biodiversidad de València, documento estratégico municipal actualmente en fase de elaboración.
Un plan realmente “verde” y “participativo” implica -en un barrio como el Cabanyal, “lleno de vacíos urbanos-, que estos se rellenen con los usos que determine la ciudadanía y “no forzosamente con la construcción de fincas”. La conclusión es que el PEC sitúa al barrio, y a la fachada marítima de la ciudad, ante una pérdida “definitiva” de su carácter popular, mientras favorece un crecimiento sustentado en las burbujas inmobiliarias.
El manifiesto se suma a otras acciones reivindicativas de la asociación Cuidem. Por ejemplo en noviembre de 2021, los vecinos señalizaron y pegaron carteles en cerca de un centenar de viviendas –parcial o totalmente del Ayuntamiento- en el barrio, que permanecían cerradas, tapiadas o abandonadas. De este modo se pretendía denunciar “el lamentable estado en que se hallan, y la vulneración del derecho a la vivienda que ello implica”.
El objetivo era denunciar la responsabilidad del equipo de gobierno municipal. Los activistas pedían la recuperación de las viviendas –en algunos casos en riesgo de hundimiento-; su incorporación a la bolsa de vivienda pública, en alquiler social o para uso colectivo.
Por otra parte, en febrero de 2021 Cuidem Cabanyal-Canyamelar interpuso una decena de quejas en la Sindicatura de Greuges (Defensoría del Pueblo) de la Comunidad Valenciana, por el “silencio municipal” ante las alegaciones al PEC presentadas por los vecinos durante el periodo de exposición pública.
Entre las alegaciones vecinales figura la falta de medidas para frenar los “procesos de turistificación” en el Cabanyal; también se cuestiona la necesidad de viviendas nuevas (“según algunas estimaciones, más de un 20% del total de las viviendas del barrio están vacías”); se demanda la limitación máxima a tres alturas en todo el ámbito del Plan Especial; y la eliminación del proyecto de un hotel de 15 alturas más centro comercial, entre otros puntos.
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