Este domingo tuvo lugar una convocatoria municipalista, con la asistencia de más de 300 personas, con la idea de organizar una agenda política que permita revitalizar «la fuerza de la protesta en la calle». Los movimientos y colectivos sociales de Madrid se plantean la necesidad de un nuevo ciclo de movilizaciones ante la situación política […]
Este domingo tuvo lugar una convocatoria municipalista, con la asistencia de más de 300 personas, con la idea de organizar una agenda política que permita revitalizar «la fuerza de la protesta en la calle».
Los movimientos y colectivos sociales de Madrid se plantean la necesidad de un nuevo ciclo de movilizaciones ante la situación política del municipio. Con esta inquietud se convocó ayer en la Nave Terneras del Matadero el encuentro municipalista Desborda Madrid, promovido desde diversos movimientos que consideran que el cumplimiento del programa electoral de Ahora Madrid pasa por la unión de fuerzas en torno a reclamaciones concretas. Estas actuaciones tendrían el doble objetivo de revitalizar «la fuerza de la protesta en la calle» tras el salto institucional y hacer efectivas las promesas electorales en materias como vivienda, remunicipalización, auditoría ciudadana de la deuda o urbanismo.
La cita congregó en el plenario final a unas 250 personas, si bien desde la organización se estima que a lo largo de la jornada participaron más de 300. El llamamiento se lanzó a nivel individual con la intención de sumar no sólo a los colectivos que ya trabajan en los distintos conflictos municipales, sino también a quien se animase a debatir y hacer propuestas sobre el tipo de ciudad que desea. Entre los asistentes se encontraban integrantes de colectivos y organizaciones como Ganemos Madrid -entre ellos los concejales Monsterrat Galcerán y Pablo Carmona-, Apoyo Mutuo, Ecologistas en Acción, Podemos, Corazón Verde Chamberí, la Plataforma por la Remunicipalización y Gestión Directa de los Servicios Públicos y Madrid Ciudadanía y Patrimonio, entre otros, así como de sindicatos y trabajadores de las empresas municipales y sus subcotratas.
Hubo además espacio para cuestionar si, efectivamente, la población de Madrid está desmovilizada, y es que la afirmación «la institución hay que moverla desde fuera», por repetida, fue uno de los pilares sobre los que se articuló la mayoría de propuestas de una jornada en la que se incidió reiteradamente en la «necesaria unión de fuerzas» entre distintos colectivos para afrontar temas candentes que forman parte de la agenda política del ayuntamiento. Entre estos temas destacaron la remunicipalización del servicio de recogida de basuras, la gentrificación de barrios, la inminente construcción de un hotel low cost en el barrio de Lavapiés o las acciones de la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS) tras la venta de lotes de viviendas públicas a fondos buitre.
Remunicipalización de servicios públicos
En remunicipalización, el debate comienza por el término. Hay para quien es más preciso hablar de «municipalización, porque hay muchos servicios que directamente han nacido privatizados», según explica una de las participantes en el encuentro. Durante este eje, que se trabajó durante la mañana, hubo espacio para que el personal de las empresas adjudicatarias de la gestión de varios servicios públicos municipales expusiesen su situación de precariedad laboral, a la vez que reclamaban, como mínimo, que la institución obligue a estas empresas a cumplir convenios y contratos. Otras intervenciones fueron más allá, dotando a la reivindicación de una triple perspectiva que conviene unificar: la postura de trabajadoras y trabajadores municipales, la lucha que mantienen las plataformas por los servicios públicos y la línea política que se votó en el programa electoral.
Existió una postura unánime respecto a la actitud que en este asunto se le exige al ayuntamiento: asumir la incertidumbre que traen los procesos de municipalización, afrontando los posibles riesgos políticos en base a una presión social fuerte y organizada. Superar el «no se puede» para romper con determinadas inercias neoliberales que se mantienen en la gestión del Ayuntamiento de Madrid. Revertir el mensaje para seguir denunciando el expolio de los recursos públicos mientras se construye un nuevo marco político y discursivo que tenga la fuerza suficiente para revertir estos procesos y la precariedad que provocan. Un plan de remunicipalización que evite, por ejemplo, que sigan encargándose de la limpieza de la ciudad «las mismas empresas que no limpian Madrid».
Paralelamente, unas 50 personas participaban por la mañana en el eje de vivienda y pobreza energética. En este grupo se denunció la falta de políticas orientadas al fomento del alquiler y la falta de vivienda social. Según distintas intervenciones, con el cambio de gobierno se ha entorpecido la labor de los movimientos sociales que trabajan por el derecho a la vivienda al priorizar desde la institución una línea comunicativa basada en el mantra «en Madrid ya no hay desahucios», que ha terminado por invisibilizar el problema: «No han querido escuchar y nos han mareado de mesa en mesa, perdiendo el tiempo», expusieron.
Los objetivos de este eje pasan por conseguir, de verdad, un Madrid libre de desahucios y de pobreza energética y el impulso de una Iniciativa Legislativa Popular autonómica (ILP) que ponga en el centro la dación en pago y el derecho a al vivienda como solución a la crisis inmobiliaria en vez de la reestructuración de la deuda. También se consideró indispensable la creación de un parque público de viviendas y un censo de pisos vacíos.
Urbanismo, movilidad y el modelo de ciudad
El turno de tarde fue para los ejes centrados en urbanismo/movilidad y la auditoría ciudadana de la deuda, que propiciaron ricos debates en torno a la participación ciudadana, la protección del patrimonio, el apoyo a los centros sociales autogestionados o la transparencia como política preventiva, sobre todo en lo que a operaciones urbanísticas se refiere.En cuanto a la movilidad, se reconoció que «existe buena música, pero poca concreción». Y es que, según se expuso, han existido iniciativas como las mesas de movilidad y bicicleta, pero de momento la reducción de espacios al coche «está en la lista de buenas intenciones».
En urbanismo, en cambio, el diagnóstico es más concreto y otorga relevancia a las operaciones que han levantado una importante oposición ciudadana, como el caso de las cocheras de Cuatro Caminos, el del Taller de Precisión de Artillería (TPA) -ambos en el distrito de Chamberí- y el de Mahou-Calderón.
La especulación inmobiliaria es uno de los frentes abiertos en esta reivindicación, que se cruza con la protección del patrimonio de la ciudad: propiedades públicas ubicadas en el centro de Madrid que pretenden comercializar en forma de viviendas. Operaciones urbanísticas que son reversibles y que obedecen al modelo de ciudad planteado en 1997, en el marco de la burbuja inmobiliaria y que «no estuvo pensado para hacer de Madrid una ciudad donde convivir». Asimismo, se reivindicó el espacio público como espacio de participación política y el papel de los centros sociales autogestionados como lugares inclusivos de generación de ideas al margen de la actividad institucional.
Deuda ilegítima
La auditoría de la deuda se revela como una importante herramienta, no sólo para destapar casos de corrupción, sino para denunciar el expolio de lo público. La auditoría de los contratos de gestión de servicios públicos es esencial para completar el proceso de remunicipalización y ha empezado con la creación de grupos autónomos de auditoría ciudadana en diferentes distritos de Madrid.
Quienes participaron este eje se preguntaron cómo Madrid ha alcanzado una deuda de 4.500 millones -y que llegó a casi 8.000 millones en la anterior legislatura- y quién es responsable de esta situación. Apuestan por un mecanismo de participación ciudadana que se perpetúe en el espacio y en el tiempo. Grupos articulados desde abajo y que con su trabajo al margen de la institución controlen el agujero financiero y determinen qué parte de esa deuda es ilegítima para, posteriormente, abrir el debate sobre su posible impago.
Hoja de ruta movimentista
La intención de este primer encuentro municipalista era trazar una hoja de ruta consensuada que priorice las necesidades sociales, determine actuaciones concretas y organice la solidaridad entre colectivos para superar la fragmentación. Abrir, en definitiva, una nueva línea de acción popular que alcance objetivos comunes y concretos, buscando el compromiso de los cargos electos que forman parte de un gobierno que se percibe desde un sector de la sociedad como ‘tapón al proceso de cambio que comenzó en 2011’.
Con la vista puesta en la próxima cita, ya se plantean nuevos encuentros que incluyan áreas no abordadas: análisis de las decisiones actuaciones en materia de migración, la polémica por el refuerzo policial contra los manteros o las reivindicaciones de los movimientos feministas y LGTBI. Muchas personas sienten la necesidad de desbordar Madrid y han comenzado a organizarse.