Estados Unidos y el gobierno presidido por el demócrata Joe Biden, en una conducta de contumacia que caracteriza sus administraciones, aumenta la presión sobre los estados de Latinoamérica para impedir la construcción de una política regional independiente de Washington, tanto en el ámbito de su política interna como externa.
A pesar de todos los esfuerzos de la débil dirección ejecutiva de la Casa Blanca, en esta política de máxima presión contra los gobiernos en nuestro continente y en especial contra Colombia, se demuestra el persistente rechazo de la sociedad colombiana a los planes de los servicios especiales de Estados Unidos, de seguir considerando su patria en una obediente colonia en lo que Washington ha convertido Colombia. Un país que cuenta con 8 bases militares, considerado además aliado estratégico no miembro de la OTAN, denominado incluso el Israel de Latinoamérica, dando cuenta con ello del papel que cumple este país sudamericano bajo la influencia del imperialismo y el sionismo.
En esa realidad, con resultados de un país donde la violencia se expresa día a día con el asesinato de líderes sindicales, indígenas, estudiantiles, demuestran esa subordinación a la política estadounidense y aquellos que llevan a cabo esa política como es la oligarquía que gobierna Colombia, una de las más violentas y criminales de Latinoamérica. La sociedad colombiana y la mayoritaria adhesión mostrada por la candidatura de Gustavo Petro y su fórmula presidencial Francia Márquez quiere modificar esa realidad. Y ese ferviente deseo se expresa en las calles, en las encuestas, en los sondeos de opinión el deseo de ver a un político que sea distinto a los que han gobernado Colombia por décadas, bajo el dominio de la oligarquía y los políticos derechistas vinculados al paramilitarismo y el narcotráfico. La alternativa a esa dramática realidad es Gustavo Petro, candidato de fuerzas de izquierda que día a día logra aglutinar adeptos, al contrario de sus rivales como es el caso de Oscar Zuluaga del Centro Democrático – que se retiró de la carrera presidencial el pasado 14 de marzo a favor del otro candidato del Uribismo Federico Gutiérrez con temor a seguir perdiendo terreno a manos de la fórmula Petro-Márquez.
Oscar Zuluaga era un furibundo seguidor del expresidente Álvaro Uribe, acusado de haber promovido, en el marco de las negociaciones de paz entre el gobierno del ex presidente Juan Manuel Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de realizar millonarias transferencias mediante testaferros que promovieran resultados exitosos a los llamados “convenios de paz”. Sumemos a ello las acusaciones respecto a ingresos ilegales, provenientes de la constructora brasileña Odebrecht, que está en el centro de uno de los mayores escándalos de corrupción de América Latina y que habrían servido como aprontes a su campaña presidencial y que no fueron reportados ante los organismos electorales. Sin embargo, la impunidad se hizo presente pues el año 2017 el Consejo Nacional Electoral archivo las investigaciones.
Las candidaturas para las elecciones de mayo están constituidas por los siguientes candidatos: Ingrid Betancourt del partido Verde Oxígeno con su lema jaque a la Corrupción. Enrique Gómez del Movimiento de Salvación Nacional con el lema “Salvemos Colombia”. Gustavo Petro del Pacto Histórico con su lema “Colombia: potencia mundial de la vida”. Luis Pérez del movimiento Piensa en Grande. John Milton Rodríguez de Colombia Justa Libre con el lema “Por Colombia Va”. Federico Gutiérrez de Creemos Colombia con su lema “El Presidente de la Gente”. Sergio Fajardo de Centro Democrático con el lema “Este es el Momento” y Rodolfo Hernández ex alcalde Bucaramanga con su movimiento Lógica, Ética y Estética y su lema “Mi única coalición es con los colombianos”
Uno de los rivales más fuertes para el favorito Gustavo Petro es el socialdemócrata, docente ex gobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín, Sergio Fajardo, acusado formalmente de los delitos de peculado por apropiación y contrato sin cumplimiento de requisito, generando un detrimento patrimonial en la gobernación de Antioquía entre los años 2012-2015 cuando ejerció como el máximo mandatario departamental. Pérdidas estimadas en más de 100 millones de dólares. Un Fajardo, acusado además, de ser instrumento útil de la derecha, que participó en las elecciones del año 2018 y que en estas del 2022 comenzó con mucha energía y posibilidades, que poco a poco se han ido desvaneciendo en detrimento de Petro y Gutiérrez. Su movimiento Centro Esperanza se sitúa hoy en el cuarto lugar de las preferencias, muy por detrás de Petro y el candidato del uribismo. Recordemos, que en el año 2018 este candidato obtuvo 4.6 millones de votos, 200 mil menos que Gustavo Petro quien llegó en segundo lugar y muy lejos de los 7,6 millones obtenidos por el ultraderechista Iván Duque en la primera vuelta.
Petro enfrentará también a Federico Gutiérrez, ex alcalde de Medellín elegido candidato único para las elecciones presidenciales de 2022 por el movimiento cívico Creemos Colombia, en la coalición política denominada Equipo por Colombia. Gutiérrez será acompañado en su fórmula por el candidato a la vicepresidencia Rodrigo Lara Sánchez. Un Gutiérrez, que en su etapa como alcalde, tuvo acusaciones contra sus asesores en materia se vínculos con grupos al margen de la ley, como es el caso de la denominada Oficina de Envigado (grupo de sicarios al servicio del narcotráfico) prestamistas ilegales, dedicado al tráfico de drogas y la extorsión. Con ellos, Gutiérrez a través de sus asesores trató de establecer acuerdos de gobernabilidad, que le permitieran tener un trabajo como alcalde fuera de presiones. Pagara para gobernar
La acusación de estar vinculado con diversos grupos criminales se expresó en el hecho, que fue Gustavo Villegas, su adjunto de seguridad el que mediaba entre su alcaldía y esos grupos delictuales. Un Villegas detenido y condenado como resultado de las investigaciones de los tribunales colombianos. Se ha especulado, incluso por la prensa derechista colombiana que Gutiérrez habría intervenido para que no detuviera a Villegas, mientras era funcionario de la alcaldía de Medellín, donde Federico Gutiérrez fue su máxima autoridad entre los años 2016 al 2019.
La primera vuelta en las elecciones presidenciales en Colombia será el 29 de mayo. A un mes y medio de este evento, las preferencias sociales y de empresas encuestadoras perfilan al candidato de izquierda, Gustavo Petro, como el favorito. La presencia de su compañera de fórmula Francia Márquez -abogada, activista medioambiental, defensora de los derechos humanos, feminista, y política colombiana– que marca también un elemento que visibiliza a los discriminados, a los ninguneados históricamente, que despierta esperanza en la población afrocolombiana, que según datos de ACNUR son comunidades que representan cerca de 10 millones de habitantes y se encuentran alrededor de todo el país, aunque sus asentamientos tradicionales están ubicados en el litoral pacífico y el caribe.
Los Afrodescendientes representan el 12.3% del total de la población internamente desplazada de en Colombia. El 98.3% de los afrocolombianos en situación de desplazamiento viven bajo la línea de pobreza. Todas ellas cifras que deben ser solucionadas de la mano de la dupla Petro-Márquez junto a las necesidades sanitarias, medioambientales, en derechos humanos, entre otros temas de una sociedad colombiana que necesita dejar atrás el narcoestado fomentado durante décadas, por la oligarquía colombiana. El pacto Histórico “Colombia puede” es la esperanza para millones de colombianos y colombianas.
Artículo Para SegundoPaso ConoSur
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