La doble moral del partido de gobierno quedó evidenciada con la denuncia de la Universidad Externado de Colombia, sobre el plagio que hizo Jennifer Arias Falla, presidenta de la Cámara de Representantes, en la tesis de la maestría en Gobierno y Políticas Públicas.
El pronunciamiento de la entidad académica se produjo tras meses de investigaciones. La tesis fue sometida a un análisis electrónico y oh sorpresa de sorpresas: “Esta operación arrojó un importante número de coincidencias con fuentes o documentos publicados en internet de autores diferentes a las señoras Arias Falla y Largo Alvarado”, se lee en el documento.
Como era apenas previsible, la Universidad contrató a un experto en derechos de autor y propiedad intelectual para confirmar o desistir en este caso. Luego concluyó: “… es ostensible la cantidad de textos reproducidos literalmente (plagio servil) o deliberadamente parafraseados en donde basta la simple lectura para deducir la forma en que tales fragmentos llegaron al trabajo de grado analizado”.
Lo sorprendente, además, es que no se trata de la única líder política que incurre en esta irregularidad. Ya otros líderes lo han hecho.
Lo grave del asunto es que, en la plenaria donde los congresistas pidieron su renuncia, se exaltó y argumentó que la atacaban porque era del partido de gobierno y “ustedes son de la oposición.”
“Nuestras leyes dicen que cualquier ciudadano tiene derecho a ser escuchado en cualquier proceso y entregar pruebas. Además, debe existir un debido proceso. Mi nombre ha sido maltratado sin ser escuchada, eso no es justo y así ustedes no me quieran, por ser del Centro Democrático, eso no es justo”, dijo sin poder contener su furia. Ahora resulta que es perseguida política. ¡Faltaba más, por Dios santo!
No es nuevo, por supuesto, porque muchos de quienes han sido cercanos e, incluso, funcionarios de corte Uribista, terminaron inmersos en hechos escandalosos y de corrupción. Basta mencionar algunos nombres:
Bernardo Moreno, Alberto Velásquez, Andrés Felipe Arias, César Mauricio Velásquez, José Obdulio Gaviria, Diego Palacio, Mario Uribe, Sabas Pretelt de la Vega, Luis Alfonso Hoyos, Luis Carlos Restrepo, María del Pilar Hurtado, Jorge Noguera, Flavio Buitrago y Luis Guillermo Giraldo.
No estamos hablando de peritas en almíbar ni personas a las que, injustamente persiguieron. Nos referimos a quienes han ocupado altos cargos en el gobierno nacional y en el Congreso.
Pero volviendo al caso de Jennifer Arias, tuvo la desfachatez de declararse inocente y blanco de un complot: “¿Quién me garantiza a mí que el documento sobre el que hicieron la investigación es del documento original de mi tesis?”, dijo Arias. Por último, manifestó su confianza en la justicia, donde dice que demostrará que no hubo plagio.
Lo único positivo de esta política, que en otras ocasiones ha sido cuestionada, es que reconoce que es del partido de gobierno. Es decir, una representante de la organización política que ha sumido en la crisis a Colombia y que, fruto de la inconformidad popular, debió soportar poco más de dos meses de paro nacional.
Lo grave ahora es que Oscar Iván Zuluaga, del partido Centro Democrático, se postula nuevamente como candidato presidencial para continuar con la hegemonía de corrupción, arbitrariedad y descrédito para el país.
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