Como en cada edición anual, el Coloquio de Estudios de la Mujer dedicó un amplio espacio a problemas actuales en materia de equidad de género en Cuba.
La reivindicación de los derechos, la violencia por parte de las parejas y el activismo para conformar una agenda feminista en Cuba, ocuparon a especialistas cubanas y extranjeras en las dos últimas mañanas de un coloquio internacional.
Sendas sesiones engrosaron el programa del Coloquio de Estudios sobre la Mujer, que con el título Expectativas, logros y desengaños del nuevo milenio en la historia y la cultura de mujeres latinoamericanas y caribeñas, organizó del 18 al 22 febrero la institución cultural cubana Casa de las Américas.
En un mismo escenario se reunieron mujeres que comparten la lucha por sus derechos, independientemente de su procedencia, color de la piel, orientación sexual, identidad de género, creencia u otras variables.
El espacio Derechos y activismo… voces del aquí y del ahora, unió las mesas Volviendo a los derechos y Retos y oportunidades del activismo feminista, para ofrecer una mirada plural de cómo viven las mujeres en ámbitos diversos, cuánto persiste de discriminación y cómo varios proyectos persiguen romper el ciclo que perpetua las desigualdades.
Para Teresa de Jesús Fernández, coordinadora de la Red Nacional de Mujeres Lesbianas y Bisexuales, esa comunidad continúa reclamando el derecho a la reproducción asistida y el reconocimiento para las familias que crean.
A su vez, enfatizó en el costo del estigma en la salud física y emocional de las mujeres lesbianas y consideró que sus necesidades diferentes deben incluirse en la agenda feminista.
La realidad diferente que viven las mujeres fuera de La Habana y sobre todo en los espacios rurales, fue destacada por la profesora y periodistas Liliana Gómez, de la Universidad de Las Tunas.
A juicio de Gómez, el contexto hace más compleja la atención en tópicos como la violencia hacia las mujeres, por lo que consideró necesario contemplar las diferencias y sensibilizar por una cultura de paz y contra el maltrato.
La abogada Lisset Imbert, del Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), se pronunció por una ley integral sobre violencia, así como por la capacitación y sensibilización del sector jurídico para defender derechos a partir de los resquicios en las legislaciones vigentes.
De particular interés resultó la alerta de la teóloga Elaine Saralegui, de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, acerca del ascenso del fundamentalismo religioso que, a su juicio, se convirtió en el principal motor de opinión para eliminar el artículo 68 sobre el matrimonio igualitario del proyecto constitucional que irá a referendo el 24 de febrero.
Saralegui expuso cómo estos segmentos manipulan, mienten y llevan adelante una agenda política. Alertó que, de no hacer frente común, el fundamentalismo continuará avanzado como ha sucedido en numerosos países de América Latina.
Diarenis Calderón, del colectivo Nosotrxs, que promueve el empoderamiento de las mujeres negras, afrodescendientes y las comunidades queer, consideró que diferenciar a académicas y activistas crea brechas y propuso la unidad para luchar contra el binarismo, la homofobia y otras fobias, el patriarcado y el racismo.
La profesora de la Universidad de La Habana e integrante del grupo Afrocubanas, Yulexis Almeida, abogó por el debate sobre la unidad y diversidad del movimiento y por el desarrollo de un pensamiento feminista negro propio.
La coordinadora de las mesas, la periodista Lirians Gordillo, destacó la necesidad de retomar la perspectiva de los derechos pues existen cuestiones estructurales no resueltas y consideró como retos la sostenibilidad de las experiencias expuestas y compartir las vivencias y experiencias existentes en diferentes escenarios.
Hora de articularse
El panel La violencia contra las mujeres y los desafíos para su abordaje. Propuestas para la atención integral desde la experiencia cubana, se acercó a reflexiones conceptuales sobre experiencias de atención-prevención y la articulación de actores para la asistencia a la violencia contra las mujeres en el ámbito comunitario.
Coordinado por la profesora e investigadora Clotilde Proveyer, el panel expuso los avances de una experiencia piloto en cinco barrios de la capital cubana, que hasta ahora ha posibilitado el empoderamiento de algunas mujeres, su salida del ciclo de la violencia y el involucramiento en algunos territorios de las autoridades locales.
Proveyer consideró imprescindible seguir visibilizando que la violencia tiene sus raíces en los desequilibrios en las relaciones de poder que en detrimento de las mujeres sigue defendiendo y perpetuando el patriarcado.
Las ponentes Magela Romero, de la Universidad de La Habana, y Zulema Hidalgo, de OAR, destacaron la importancia de la articulación de actores, la capacitación de líderes formales e informales, la participación activa de las autoridades de los barrios y los municipios para hacer efectiva una atención integral a las víctimas.
Destacaron que no se trata de una propuesta rígida, sino que debe hacerse partiendo de los resultados de los diagnósticos participativos, necesidades y potencialidades de cada comunidad.
En el coloquio participaron delegadas de Estados Unidos, Brasil, Chile, México, Colombia, Francia, Puerto Rico y Canadá, junto a ponentes de varias provincias cubanas: Pinar del Río, Camagüey, Guantánamo, Santiago de Cuba y La Habana.