Como es tradicional, con la presentación de los Presupuestos Generales del Estado comienza la farsa con la que intentan todos los años hacernos creer que España no gasta en defensa. Para ello se usan trampas que permiten ocultar la dimensión real del gasto militar del estado (que incluye partidas que van más allá de las […]
Como es tradicional, con la presentación de los Presupuestos Generales del Estado comienza la farsa con la que intentan todos los años hacernos creer que España no gasta en defensa. Para ello se usan trampas que permiten ocultar la dimensión real del gasto militar del estado (que incluye partidas que van más allá de las destinadas aparentemente a la defensa) y la dimensión real del gasto del ministerio de defensa (que se suele trocear y ocultar en otros ministerios, como el de industria, nuevas tecnologías, e incluso en la cooperación internacional).
Lo que ahora sabemos además es que, una vez pactado un presupuesto por el gobierno, la ministra de defensa, encabezando el lobby militarista, se marcha a pactar partidas que no entraron en el mismo con «el grupo socialista» del Congreso.
En concreto está pactando un mordisquito de 33 millones de euros para Navantia y es de suponer que otros pequeños encargos que incrementarán el gasto militar.
Llama la atención tan rápida gestión, cuando el proyecto de presupuesto lleva presentado menos de una semana, por la que el presupuesto del ministerio de defensa, que nos habían vendido que iba a reducirse drásticamente, ya comienza a incrementarse con pequeños añadidos.
¿Podemos felicitarnos por estas prioridades «socialdemócratas» en los presupuestos y en sus laterales? Tal vez si existiera una expresión real de la izquierda social en el Parlamento estaríamos ahora buscando la forma de reducir el gasto militar en un porcentaje significativo y de redistribuir este dinero «liberado» del militarismo en necesidades efectivas de la ciudadanía.
Tal vez si la izquierda social tuviera el nivel de organización deseable y la capacidad suficiente de presión política que se supone que forma parte de su ideario político, podríamos reivindicar en la calle la reducción del gasto militar y la prioridad de los gastos sociales o, como en Suiza ocurre ahora, un referéndum para abolir el ejército, para lo cual no nos hace falta una representación parlamentaria por otra parte imposible en el momento actual donde los parlamentarios de uno y otro signo militan todos ellos en el partido militarista tácito español.
Fuente: http://www.nodo50.org/tortuga/Presupuestos-Generales-del-Estado