De nuevo el ruido mediático armado alrededor de la investidura de Carles Puigdemont, por ejemplo, desvía objetos de atención mucho más importantes. Como cual es la situación real de la clase trabajadora en el Reino de España ahora. Para empezar la maniobra de marear la perdiz, se suele atosigar al personal con titulares de descenso […]
De nuevo el ruido mediático armado alrededor de la investidura de Carles Puigdemont, por ejemplo, desvía objetos de atención mucho más importantes. Como cual es la situación real de la clase trabajadora en el Reino de España ahora.
Para empezar la maniobra de marear la perdiz, se suele atosigar al personal con titulares de descenso del paro y, por supuesto, del índice de crecimiento económico. Pero sin concreciones, sin detalles, sin matizar, sin contexto. Y, al no haber matiz ni contexto que concreten y ajusten la realidad económica y social se impide que el personal compruebe que no es oro todo lo que reluce.
Hay menos paro, sí, pero aumentan, por ejemplo, los llamados empleos vulnerables en España. Empleos con «altos niveles de precariedad», según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Empleos con elevado nivel de inseguridad, temporales (por supuesto), de ingresos irregulares, indecentes e insuficientes, además de menor protección social. Eso es lo que hay.
Según la previsión laboral de la OIT para 2018, esos empleos vulnerables también aumentan en número y porcentaje en todo el mundo y ya afectan al 43% de trabajadores y trabajadoras. Casi la mitad de la clase trabajadora.
La OIT ha publicado su informe ‘Perspectivas sociales del empleo en el mundo para 2018 en el que precisamente destaca el aumento de esos «empleos vulnerables» en el mundo y ya son 1.400 millones de personas las que los soportan. Sobre todo en esos países que se denominan ‘en desarrollo o emergentes’, que en realidad y sin eufemismos son países ricos en recursos, pero con grandes desigualdades y grandes mayorías de pobres.
El informe de OIT, entre otros datos, expone que el crecimiento económico mundial fue del 3,6% en 2017 y que el crecimiento se mantendrá , pero ¿de qué sirve el crecimiento si gran parte de la población no lo nota ni beneficia su vida cotidiana?
Que el panorama no es para echar cohetes, a pesar del anunciado crecimiento, lo demuestra que para 2019 se prevén 193 millones de desempleados en el mundo… cuando en 2017 hubo 193 millones de parados. ¿En dos años cero parados menos?
Y, si concretamos en el Reino de España, hablamos de salarios y de como está de verdad la gente común, encontramos el muy esclarecedor dato de que estos años de crisis han supuesto 37.000 millones de euros menos para la clase trabajadora por recortes salariales. Mucho dinero que no han percibido los trabajadores.
Lo cierto y documentado es que la minoría rica ha aprovechado la crisis en todo el mundo, y de modo especial en España, para ajustar cuentas con la clase trabajadora. Ha sido así hasta el punto de que e n Davos(Suiza) , en el Foro Económico Mundial (que reúne a los más ricos del mundo con la comparsa de algunas ONG y representantes de Estados) se ha reconocido q ue l a desigualdad económica aumentó también el año pasado. Lo confirma un dato esclarecedor: sólo ocho varones ricos poseen tanta riqueza como la suma de los ingresos de los 3.600 millones de personas más pobres de la humanidad, según informe de Oxfam dado a conocer en Davos. Un año más, la súper concentración de riqueza sigue imparable. El crecimiento económico sólo beneficia a quienes más tienen, que en definitiva son muy pocos.
En Davos se ha reconocido que el 1% más rico de la población posee más que el restante 99% de habitantes de la Tierra. Una minoría rica que aumentó además un 82% su patrimonio el año pasado. Esa brutal desigualdad social es un enorme obstáculo para eliminar la pobreza en el mundo, veneno para la sociedad según Oxfam.
Fruto de todos esos abusos, en el Reino de España la remuneración de los trabajadores es aún inferior a los ingresos de los trabajadores al principio de la crisis. Si en 2016 los salarios sumaron 532.852 millones de euros, resulta que en 2008 (año del inicio de la crisis) los salarios fueron superiores a los de hoy: 559.777 millones de euros según datos del Instituto Nacional Estadística (INE). La clase trabajadora de Reino de España en estos diez años no solo no ha conseguido más salario (que sería lo justo y lógico) sino que ha perdido. Si durante ese tiempo los salarios se hubieran actualizado según la inflación, los trabajadores habrían ganado 37.000 millones de euros más, el 3,5% del PIB anual.
Que no pretendan que vamos bien, porque es un insulto a la inteligencia.
Artículo publicado originalmente en el blog ¡Por razones!