La ofensiva que el capitalismo lanza sobre todos los derechos conquistados por la clase trabajadora, parte de dicha ofensiva hecha posible por la Ley 15/97, se plasma -entre otras muchas cosas- en el cierre de centros públicos de Salud Mental y DE centros de especialidades de Vallecas como el Federica Monsteny y el Vicente Soldevilla, […]
La ofensiva que el capitalismo lanza sobre todos los derechos conquistados por la clase trabajadora, parte de dicha ofensiva hecha posible por la Ley 15/97, se plasma -entre otras muchas cosas- en el cierre de centros públicos de Salud Mental y DE centros de especialidades de Vallecas como el Federica Monsteny y el Vicente Soldevilla, para entregarles a la gestión privada.
El ataque al derecho universal a la salud ha tenido respuesta. Tras la concentración convocada por la AVV del Alto de Arenal, CAS Madrid y Matusalén el lunes 17, un grupo de 14 personas ha decidido encerrarse en el Centro de Especialidades Federica Montseny. Entre ellas se encontraban militantes de Red Roja, de varias asambleas de Unidad Popular de Clase, de Yesca y de Solidaridad Obrera, junto con otrxs activistas y vecinxs del barrio.
La salud no se vende: el pueblo la defiende.
La respuesta represora del Estado no se ha hecho esperar, y tras apenas una hora de encierro, una gran dotación de fuerzas antidisturbios -no menos de 12 «lecheras»- se ha desplegado a las puertas del Centro. Varias decenas de los mismos han irrumpido en el centro de salud y destrozado la puerta de la sala en la que se encontraban las personas encerradas, guiados por la directora médica. La UIP ha procedido al cacheo y la detención de los 14 compañeros y compañeras.
El apoyo solidario de las personas congregadas fuera del edificio ha acompañado a los y las encerradas en todo este proceso, lo que les ha costado la identificación.
Las personas represaliadas han sido trasladadas, esposadas y en furgones, al complejo policial de Moratalaz. Rápidamente se ha organizado en respuesta una concentración en solidaridad a las mismas puertas de la comisaría.
Los compañeros y compañeras detenidas se han mostrado firmes y con su convicción intacta en todo momento, ejemplo de lo cual es el momento en el que cuatro compañeras, dejadas en la parte de atrás de una furgona durante largo tiempo, esposadas y en la oscuridad, han arrancado a cantar canciones tradicionales de lucha hasta que finalmente las sacaron del vehículo.
Durante varias horas, a las puertas del complejo penitenciario se ha ido agrupando cada vez más gente, hasta superar el medio centenar. Tras una tensa espera que se ha hecho interminable, las personas represaliadas han comenzado a ser puestas en libertad con cargos. De una en una o de dos en dos, las personas que iban siendo liberadas eran recibidas con aplausos y gritos de «viva la lucha de la clase obrera».
Cabe destacar que una de las personas detenidas, menor de edad, fue separada de sus compañeros y compañeras y será puesta en libertad varias horas más tarde.
Este episodio supone un nuevo aumento de la represión estatal, ya que es la primera vez que un encierro en un centro de salud u hospital es desalojado por la UIP en cuestión de horas, y menos que se salde con la detención de las personas encerradas. Se constata una vez más que la lucha obrera, la organización, y la solidaridad, son las llaves de la victoria.
Como se ve día a día, cada vez más personas aceptan la sencilla verdad plasmada en una de las pancartas colgadas en el CS Federica Montseny:
«Hemos tomado la humilde decisión de no retroceder».