La protesta de Ginebra, una de las más concurridas de los últimos años, si se habla de manifestaciones de solidaridad con Latinoamérica, permitió la confluencia de numerosas acciones simbólicas de apoyo al Paro Nacional Indefinido en Colombia, que se vienen realizando desde el jueves pasado en diferentes ciudades del país (entre ellas Berna y Friburgo).
Y coincidió, el mismo sábado, con acciones en otras ciudades suizas, como Zúrich y Basilea. Así como con movilizaciones muy concurridas en diversas capitales europeas, en especial París y Madrid. En Roma, Italia, una primera protesta se había realizado ya el 4 de mayo.
En el Estado
Español, a partir del pasado 6 de mayo y hasta el próximo 15 de mayo -cuando se
convoca a una nueva movilización de la Puerta de Alcalá hasta la Puerta de Sol-,
se están realizando movilizaciones en una docena de ciudades.
Por su parte en Alemania, a partir del 5 de mayo, expatriados colombianos —
con el apoyo de otros sectores locales– han expresado su repudio a las
políticas del presidente Duque, entre otras ciudades, en Berlín, Hamburgo,
Frankfurt y Bonn.
Sindicatos internacionales que reúnen a millones de afiliados como UNI Global, GUFs, la CUT de Brasil, suscribieron un pronunciamiento junto con sus pares colombianas CUT, CTC y CGT exigiendo al presidente Iván Duque a poner fin a la violencia en el país sudamericano (https://www.uniglobalunion.org/sites/default/files/files/news/soscolombia_0.pdf). El mismo está dirigido a Antonia Urrejola Noguera, Comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington D.C. y a Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las ONU para los Derechos Humanos.
La central sindical italiana CISL publicó el pasado 6 de mayo un comunicado donde solicitan al Gobierno italiano intervenir a nivel de la Unión Europea para presionar, a su vez, al gobierno de Colombia para que respete los derechos humanos y la Constitución y relance el diálogo social.
Las centenas de acciones de protesta, comunicados de denuncia, artículos críticos contra la represión y las masacres en Colombia publicados en la prensa europea e internacional en los últimos días, marcan un cambio de la tendencia.
Si entre el 28 de abril y el 1ero de mayo pasados el Gobierno colombiano parecía mantener la ofensiva diplomática y logró silenciar parcialmente a la comunidad internacional, en la última semana se vive una dinámica completamente diferente.
Las posiciones críticas de las Naciones Unidas, la Unión Europea y otras organizaciones internacionales de esta semana constituyeron un grito de alarma y advertencia. Que se incrementó en las últimas horas en las calles del Viejo Mundo cuando miles de colombianos, latinoamericanos y europeos solidarios se pronunciaron por un S.O.S Colombia, basta de represión, respeto a los derechos fundamentales, diálogo social, democracia y justica para el país sudamericano.