Todavía no se ha podido hacer un estimativo real de cuántas personas ocuparon la carrera séptima de Bogotá y las calles y escenarios de varias ciudades, entre ellas Cali, Popayán y Medellín, en lo que se llamó «Un canto por Colombia» para decirle al presidente Duque, que el único camino para conjurar el paro que […]
Todavía no se ha podido hacer un estimativo real de cuántas personas ocuparon la carrera séptima de Bogotá y las calles y escenarios de varias ciudades, entre ellas Cali, Popayán y Medellín, en lo que se llamó «Un canto por Colombia» para decirle al presidente Duque, que el único camino para conjurar el paro que inició el pasado 21 de noviembre, es la negociación sin condicionamientos.
Eran multitudes. Desde niños y adolescentes que tomaron la jornada como algo festivo, pasando por jóvenes y adultos que cantaban y gritaban sin cesar, hasta don Salvador Pérez Landines quien dijo a la prensa que «quedarse en casa habría sido traicionar a mi país«. Lo decía con convicción, marchando con una sombrilla y un bastón.
Un emblema junto con otros hombres y mujeres que, pese a las dificultades de movilización, salieron a expresar su inconformidad con la forma como se está conduciendo a la nación y las medidas impositivas con las que quieren sanear el déficit fiscal que se arrastra hace varios años, por cuenta de los malos manejos y la corrupción.
Aun cuando los grandes medios afectos al gobierno pretendieron invisibilizar la tremenda manifestación artística y popular, no pueden tapar el sol con un dedo ni desconocer las imágenes y mensajes que se han difundido en redes sociales. Son contundentes. Multitudes se volcaron a las calles.
El más grande concierto-protesta de la historia
En la capital colombiana fueron ocho horas llenas de color, música y un mensaje contundente de negociación con el Gobierno sobre los puntos del Paro Nacional.
Todos los géneros musicales tuvieron cabida en este concierto-protesta que reunió a más de cuarenta artistas, entre ellos Adriana Lucía, Totó La Momposina, Bomba Estéreo, Telebit, Doctor Krápula, Santiago Cruz y Edson Velandia.
Desde el Palacio Presidencial debió escucharse el eco de la estridencia de la música y las consignas que reclaman sentarse a la mesa y no proseguir con el Diálogo Nacional que terminó siendo un fiasco en sus primeros avances.
Cali es un ejemplo. Se invitó el fin de semana a un centenar de líderes, en buena medida cercanos al establecimiento, al tiempo que se impedía el ingreso al escenario de decenas de personas que protestaban a varias cuadras con pitos y cacerolas.
Como el de Cali, el Diálogo Nacional se constituye en un show mediático, a la medida de los intereses de Iván Duque Márquez y quienes, como él, salen a reclamar democracia en Venezuela y Bolivia, pero imponen la represión cuando las manifestaciones reclaman escuchar su voz.
Para no olvidar
Definitivamente «Un canto por Colombia», en Bogotá, y su réplica en varias ciudades, fue un concierto para no olvidar. Único en la historia colombiana. Ejemplo para Latinoamérica, para aquellos países donde hay resistencia en demanda de cambios estructurales. Acá para evitar medidas retardatarias, en otras naciones, para salirle al paso de baterías impositivas que-como en Colombia-precarizan aún más el nivel de vida de la población.
Ojalá con esta movilización se haya producido el milagro que sane al mandatario colombiano del autismo dictatorial que viene padeciendo desde que asumió la presidencia y que le impide ver la realidad del país que pretende direccionar.
Blog del autor www.cronicasparalapaz.wordpress.com
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