No se trata de que de manera ocasional, incluso que de manera frecuente o asidua, o que en temas específicos los medios de información nos engañen. Nos manipulan siempre, nos engañan siempre. Lo hacen además siguiendo una estrategia (que está profusamente documentada) de comunicación y «suplantación» a largo, medio y corto plazo. En un […]
incluso que de manera frecuente o asidua, o que
en temas específicos los medios de información nos engañen.
Nos manipulan siempre, nos engañan siempre. Lo hacen además
siguiendo una estrategia (que está profusamente documentada)
de comunicación y «suplantación» a largo, medio y corto plazo.
En un artículo anterior, también dedicado al papel uniforme de los medios de comunicación privados o de propiedad estatal en el conflicto de Cataluña, he señalado la perfecta correspondencia entre los criterios y las prácticas de manipulación con los que se deforma totalmente la información sobre la realidad -de manera programada, sistematizada y codificada- en el conjunto de los medios de desinformación de todo el mundo.
En esa deformación -tiene que quedar claro- están incluidos los conceptos utilizados, las ideas transmitidas, los juicios elaborados, la memoria reproducida, las emociones incorporadas y las matrices de opinión que estructuran todo eso y lo encajan en el lenguaje cotidiano.
También está programado con más o menos detalle, todo lo que se refiere a los tiempos, los ritmos, la gradualidad del engaño, las etapas, los momentos de implantación y los ajustes espaciales de todo el discurso de la guerra. Es, en definitiva, la estructura casi inamovible (pero muy variable en su contenido concreto), de lo que la gente -asimilada completamente al sistemai del capitalismo e imperialismo globalizado- denomina «sentido común» e incorpora en su estructura mental desalojando todo sentido crítico.
Los medios y su cadena jerárquica -definida por el poder económico, con sus contradicciones- elaboran los esquemas de interpretación, exclusión, valoración, importancia, filtración, y los generalizan en una red en la que las grandes agencias de información, las cadenas de Radio/TV, los medios informativos en redii, las redes sociales, las ONG,s supuestamente independientes, los Centros de Estudio, las Agencias de la Secretaría de Estado o de la CIA como la USAID o la NED, de las Embajadas de Estados Unidos y de sus aliados, la OTAN, las Agencias para el Desarrollo, las Organizaciones Económicas Internacionales, las Organizaciones Plurinacionales y Multinacionales, las Fundaciones de todo tipo; la mayor parte de las Universidades de los países aliados de cierta importancia, de menos importancia y de los países quisling y ocupados (España es uno de estos últimos casos), cumplen una solo función: la de generalizar y hacer masticable y digeribleiii el discurso del imperio.
No obstante, hay que tener muy en cuenta, las diferencias de escenario particulares, y las de gobiernos y de agentes políticos en todo este escenario global. El objetivo de los EEUU es terminar con las disidencias en todo el ámbito ideológico y político, robotizar las conciencias, ensayar los modelos de intervención y los resultados. Corregir estos últimos si es preciso, afinarlos, darles dinamismo.
En ese sistema de codificación múltiple se integra a todos los gobiernos amigos y -hasta donde ello sea posible- a los pueblos y a sus élites, en un sistema de explotación o expolio global en el que utiliza cada vez más, la guerra ideológica, la guerra económica, la amenaza militar irresistible y los distintos grados de intervención militar.
El Imperio global y la Guerra de la Información
Los Estados Unidos, incluso con políticas tan erráticas como las que han llevado a cabo sus últimos presidentes, se definen como imperio mundial desde hace mucho tiempo. En realidad desde que abandonaron el regazo de su madre patria (el Imperio Británico) y progresivamente la sustituyeron en todo un continente. Es por ello, por su carácter imperial, que la desestabilización interna de uno de los aliados más fieles, el estado español, es una cuestión que no carece ni mucho menos de importancia.
Tal es el principal problema que sitúa a la rebelión de Cataluña en el contexto global y regional. Para todo, para quedarse o para irse, hay que pedir permiso.
Estoy hablando -como El Manual para la Guerra de la Informacióniv, escrito en Caracas, en Abril de 2013 por el Centro de Estudios Políticos y Análisis estratégico Aluvión, publicado y distribuido desde Venezuela- de una estrategia de poder (fondo en negro, fondo en guerra), y aclarando, que buena falta hace a pesar de los horrores que estamos viviendo, que el instrumento fundamental del poder es la violencia, es decir: la guerra. Guerra en todos los escenarios y a todas las escalas posiblesv. Hablo también de todo ese complejo estructurado que integra medios, conjuntos institucionales, ideas, conceptos, matrices de opinión que en varias ocasiones, he llamado Falsimedia y he señalado una de sus características más relevantes en el plano estratégico: su flexibilidad y su carácter fronterizo:
«Hay que tener en cuenta que una de las características esenciales de esa Falsimedia-frontera es su flexibilidad, su adaptabilidad relativa a la realidad a la que se arrima para no perder credibilidad.
Sin duda esa flexibilidad y adaptabilidad de esa franja de los medios de masas, es el más interesante para nuestra lucha y, para ellos, el más efectivo. El fenómeno de Falsimedia-goma de mascar se ha dado en todos los procesos que amenazaban con un fuerte cambio social no cosmético o, lo que es lo mismo, con un proceso revolucionario».
La definición y la práctica de los Estados Unidos como Imperio Global no es algo del presente siglo. Tampoco lo es la aparición del Imperio de todos los horrores como fenómeno histórico de la barbarie a nivel universalvi. Los ejemplos y los objetivos son muy amplios. Me limitaré a mencionar alguno de ellos, los que me parecen más importantes en estos momentos:
– La guerra de destrucción de la República de Yugoeslavia. Con ello los EEUU -y su organización política y militar más importante, la OTAN-, rompen, definitiva y públicamente, con el sistema internacional de la Organización de las Naciones Unidas.
– El papel del estado español es muy relevante. Javier Solana es en aquel momento Secretario General de la OTAN y apoya -desde su doble papel de país poco apreciable económica y militarmente, pero mucho más en sus relaciones con América Latina, en su disponibilidad servil de integración Atlántica, y en su imagen y estatus de izquierda antifranquista y atlantista– las intervenciones militares de los EEUU.
La guerra se hace rompiendo una y otra vez los acuerdos de Paz protagonizados por el Consejo de seguridad de la ONU, la propia carta Fundacional de la Alianza Atlántica y también todos los acuerdos internacionales sobre la guerra (La Carta Fundacional de la ONU y los Convenios de Ginebra).
«La intervención militar se hace en contra de las resoluciones de las Naciones Unidas pero de acuerdo con los principios de la ONU» es, en este caso, el lema propagandístico para justificar la guerra la intervención militar, y el propósito de los EE.UU. de definir por cuenta propia el derecho internacional. Washington establece con ello otra «matriz de opinión» que debería añadirse a los que define el Manual que hemos citado. La definición y establecimiento de ese derecho internacional definido a voluntad por una gran potencia es consolidado por una barbarie que dejó estremecidos a todos los países del mundo.
Sus ejemplos fueron: los bombardeos de Belgrado, los ataques a las estructuras básicas, a los grandes centros de comunicación, a algunas embajadas extranjeras y la creación posterior de Tribunales Especiales para la Antigua Yugoslavia. Fue una brutal demostración de poder sin resistencia. Fue también la realización de una guerra económica en sus dos vertientes: bloqueo del país agredido y sustitución económica de las grandes reservas de material militar que se hacía obsoleto en su utilización en la guerra («obsolescencia programada»).
– Las guerras contra Irak. En la primera se consolidó la práctica de definir unilateralmente el derecho internacional al margen y en contra del Derecho Internacional y de los principios de las Naciones Unidas. Además de ello se volvieron a cometer crímenes de guerra (como la destrucción sistemática de columnas de blindados que se retiraban rendidas por la llamada «autopista de la muerte», y se utilizó, entre ambas guerras, el bloqueo de las estructuras y abastecimientos básicos: agua, alimentos, substracción y retención de fondos derivados del petróleo, es decir: la guerra económica a máximo nivel como instrumento genocida.
En la segunda los crímenes de guerra fueron sistemáticos y programados, no hay más que recordar los bombardeos sin precedentes sobre Bagdad en una guerra asimétrica de «cero muertos»,vii la destrucción total del país, la Oficina para la Reconstrucción, la Asamblea de Donantes, el millón de muertos, el asesinato de Sadam Husein, Abu Ghraib o Guantánamo.
No podemos olvidar en este breve recuento sin pormenorizar, la guerra permanente en Afganistán, las actuales guerras en Ucrania, Siria y Palestina, además de la muy próxima en el tiempo de Libia, todas ellas reclamadas y programadas por una intensa campaña mediática y realizadas dentro del orden imperial vigente con empleo de compañías de mercenarios y «fuerzas especiales» de toda procedencia. No hay límites legales, materiales, tecnológicos y de gastos en las guerras de la guerra global del Imperio.
Ni por supuesto podemos olvidar, o al menos menciona las Guerras mediáticas, económicas y militares que los Estados Unidos han realizado o programado contra Cuba y Venezuela; y las que han realizado en América Latina.
Volvamos ahora a los términos e ideas que recoge el Manual para la Guerra de Información con referencia principal a Venezuela. Volvamos también a un escenario local e interior -el de Cataluña-, para completar el modelo de Guerra de Información con una guerra, por el momento preventiva y de baja intensidad, pero en la que la manipulación de la información se produce con alta intensidad.
Volvamos al Manual del Centro de Estudios Políticos y Análisis estratégico Aluvión, con dos intenciones: poner a prueba su contenido en la grave crisis de Cataluña y divulgar sus contenidos. Como en ocasiones anteriores escribiré en negrita el contenido concreto de los capítulos numerados del texto original, y en impresión normal las observaciones que me han parecido aplicables al caso concreto. Como los compañeros y compañeras del equipo venezolano, animaré a que los lectores observen el relato que de la crisis hacen los medios habituales y anoten la aparición del lenguaje -ideas, frases hechas, códigos informativos- con las aportaciones que consideren oportunas.
12. Demonización o satanización
Identificar la opinión contraria con el mal, de forma que la propia opinión resulte ennoblecida o glorificada. Se trata, ante todo, de convencer con sentimientos y no con razones. Habitualmente se emplea en defensa de intereses económicos. Cuando un individuo sin criterio pertenece a cierta ideología, o doctrina de pensamiento, se encuentra propenso a condenar las ideas del otro.
En Cataluña la utilización de este recurso ha sido extrema. No solo en el terreno político, ideológico, sino, incluso, en el terreno moral y familiar. El process, identificado con el Mal absoluto, arbitrario y artificial ha roto con la convivencia colectiva y familiar, con la identidad de un país «integrado en la diversidad«, con el desarrollo natural de una autonomía dentro del estado español único.
Pero, sobre todo, la República de Cataluña, ha roto dramáticamente el «estado de derecho». Han roto la ley, garantía de la Paz. Los medios de desinformación han insistido sobre la violencia de los independentistas durante las votaciones del i de Octubre, a pesar de que las imágenes demostraron sin lugar a dudas el reforzamiento y la brutal violencia policial, y la amenaza de la intervención de las Fuerzas Armadas.
También han insistido hasta la saciedad en el incumplimiento de garantías durante el desarrollo del propio referéndum, cuando las noticias de sus propias fuentes indicaban el esfuerzo durante semanas del propio estado español para destruir o retener las urnas, las papeletas y el censo, y para cerrar e inhabilitar los centros de votación y para destruir las urnas e impedir el acceso y el voto democrático.
El discurso ha sido tan irreal y el enemigo tan demonizado como para repetir insistentemente el concepto y la idea de «golpe de estado de los independentistas».
El poder central ha insistido en los efectos económicos derivados de la proclamación «unilateral» de independencia (DUI) provocada por el proceso del Referéndum ilegal del 1 de octubre. Al mismo tiempo incentivó con medidas fiscales la deslocalización de empresas, el desplazamiento a otros territorios del estado y, con el miedo, la fuga de capitales al exterior de Cataluña y, también, del resto del territorio.
La propaganda hizo uso instrumentos groseros de demonización dirigidos a las preocupaciones inmediatas de los ciudadanos aplastados por la crisis económica. Según esta propaganda la independencia de Cataluña afectaba no solo a Cataluña sino al país entero, al «crecimiento económico consolidado», a la «progresión positiva del paro», etc.
La identificación de la opinión contraria con el Mal absoluto está ocurriendo día a día en el conjunto de medios de desinformación del estado español.
La demonización ha permitido procesos de violencia estatal estimulados desde fuera y el procesamiento con cargos desmedidos a los líderes políticos y sociales del movimiento independentista.
13. Desinformación
Esta actividad se desarrolla por medio de la propaganda de un régimen político (o en su contra), usando estructuras dedicadas a la información o publicidad, a través de engaños, filtraciones, rumores, sondeos, estadísticas o estudios científicos parcializados. También se puede desinformar mediante el uso de «tubos de ensayo», así como de creación de supuestos movimientos populares (Véase Astrotufing).
La desinformación se sirve de diversos procedimientos retóricos como demonización, oscurecimiento, presuposición, misticismo, falacia, mentira, omisión, sobreinformación, descontextualización, generalización, especificación, analogía, metáfora, eufemismo, desorganización del contenido, uso de adjetivos, frases estructuradas con la intención de resaltar un contenido sobre otro. (…)
Pocos procesos políticos de guerra de baja intensidad han venido acompañados de una manipulación informativa tan grande como el process de Cataluña. La desinformación ha sido particularmente acusada en el resto del estado en donde la manipulación ha sido total y casi sin resistencia dada la retirada de Podemos y todas las confluencias a «tierra de nadie».
Se ha producido un oscurecimiento de la violencia estatal tras unos días en los que era imposible, también la amenaza de intervención militar en apoyo de la policía estatal (Guardia Civil y Policía Nacional.
Tampoco se ha informado con la mínima claridad sobre el carácter excepcional de la aplicación del artículo 151, y sobre sus consecuencias en relación con la anulación de los derechos civiles y políticos.
Los eufemismos han sido constantes y no solo en la identificación del «estado de derecho» con un estado deslegitimado, una y otra vez, por las urnas.
Todo el argumentario procedente del manual de la Guerra de Información es aplicable y visible sin muchas explicaciones más. Cabe resaltar sin embargo la aplicación de fuertes penas por la aplicación de delitos que se identifican con actividades plenamente democráticas que volverán, sin duda a repetirse. De ahí la existencia de presos políticos y de la posibilidad del Gobierno de aumentar su número a voluntad, incluso dentro de los nuevos diputados electos. Con ello se violaran los derechos fundamentales relativos al sufragio activo y pasivo, y el gobierno español alterará la composición del nuevo Parlamento catalán.
14.- Diplomacia pública
(…)
Como ya hemos explicado el estado español ha desarrollado dos escenarios y dos actividades de la Diplomacia Pública en relación con la Guerra de la Información en Cataluña. Uno de ellos ante los EEUU en la visita de Rajoy al Presidente Trump en el que expresó su subordinación al Imperio y la necesidad de del beneplácito o la venia ante la posibilidad de intervención policial masiva, apoyada por las Fuerzas Armadas y por el Jefe del Estado; el otro ante los máximos líderes europeos y también en presencia de Felipe VI. Todos ellos, El Presidente de la Comisión Europea, el Presidente del Consejo y el Presidente del Parlamento, apoyaron enfáticamente al Gobierno en presencia del mismo Felipe VI que hizo una defensa acérrima de la aplicación del artículo 155 que establece un estado de excepción de «arquitectura variable».
15. Efecto acumulativo
Se intenta persuadir al auditorio de adoptar una idea, insinuando que un movimiento de masa irresistible está ya comprometido en el sostenimiento de una idea, aunque sea falso. Es preferible juntar a la gente en grupos para eliminar oposiciones individuales, y ejercer mayor dominación (como el empleo de tácticas de mercadotecnia o marketing). Esto se relaciona con el Principio de Renovación diseñado por Joseph Goebbles, Ministro de Propaganda de Adolf Hitler: «Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público ya esté interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones».
En Cataluña la respuesta mediática y política… que ha seguido prácticas del efecto acumulativo han sido permanentes. En las respuestas inmediatas a las iniciativas públicas de los «constitucionalistas» se han utilizado grupos de extrema derecha que han desaparecido como tales en los medios de comunicación. La aceleración de la información ha sido también constante para evitar la presentación de las brutales actuaciones policiales, cuyo papel central en la disuasión que ha ejercido el Gobierno sobre el independentismo ha sido capital, y para evitar que se identifique a un gobierno y a un sistema bipartidista con la corrupción.
16. Engaño
Medidas destinadas a confundir al enemigo mediante la manipulación, distorsión o falsificación de evidencia, con la finalidad de que actúe en contra de sus propios intereses. (Ver Desinformación; Guerra Psicológica).
En el proceso de revuelta democrática de Cataluña la manipulación ha sido constante, especialmente en cuanto a los datos que podrían justificar la política represiva. En relación con las últimas elecciones, las previsiones de derrota del sector independentista, animada por todos los medios de comunicación, y en encarcelamiento y amenaza generalizada, unida a la aplicación de fuertes penas ha confundido realmente a parte de los independentistas y alterado sus decisiones ante el proceso electoral y la consiguiente formación del Parlament.
17. Engaño militar (MILDEC)
Acciones ejecutadas deliberadamente para confundir a los decisores militares del enemigo, con el fin de que tomen acciones que contribuyan a cumplir los objetivos de las fuerzas enemigas (MILDED, acrónimo en inglés de Military Decoy). En los tiempos actuales, la guerra mampuesta librada por Al-qaeda en Mali y Siria favoreciendo a los poderes occidentales.
Tal como lo desarrolla el Manual no es aplicable a la fase actual del proceso de rebelión política en Cataluña, aunque es evidente que los estados mayores militares han previsto esta situación y han tomado las medidas de control y de engaño necesarias para romper, debilitar y amedrentar al movimiento independentista.
Nota del autor:
Para cumplir con la tarea de identificar los conceptos, ideas y matrices de opinión en nuestro propio escenario mediático, sobre asuntos de orden internacional y estatal, invito a los lectores a observar nuestra propia Falsimedia para Codificar sus engaños. Solo así podremos participar en la Guerra Informativa y ampliar, poco a poco, un Manual General para la guerra de la Información, de carácter colectivo que nos implique a todos.
Si queréis participar en esa tarea podéis enviar mensajes con vuestras Notas a la dirección de correo:
En el asunto debéis escribir la frase: Nota para el Manual para a Guerra de Información.
Notas:
i Utilizo este concepto general -«sistema»- como referencia concreta al sistema capitalista global en su fase imperialista.
ii En el estado español el medio global más importante es El País que se autodenomina con razón «periódico global en español» como un guiño o un guiño cruzado a la Secretaría de Estado de los estados Unidos. El País se sitúa en ese lugar fronterizo en él que la mentira puede pasar por verdad.
iii El discurso, efectivamente, hay que masticarlo y, sobre todo, hacerlo digerible. Solo así puede convertirse en «sentido común» lo que justifica la más terrible explotación, la más escandalosa desigualdad, las periódicas matanzas que acompañan al «desarrollo» del capitalismo global. No quiere esto decir que la ideología dominante solo se trivialice para el consumo de las clases y grupos dominados. En realidad hay múltiples discursos, más o menos elaborados, elaboradísimos algunos, que justifican los desastres mencionados.
iv Ver en la Red:
Manual Para la Guerra de Información: http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/la-guerra-de-la-informacion-en-venezuela-manual
v Guerra preventiva o directa, mediática y psicológica, económica; cada una de ellas con todas las intensidades y agentes posibles. Guerra con tropas regulares o mercenarias, con aliados fijos o variables.
vi Utilizo el término «Imperio de todos los Horrores» de manera voluntariamente conflictiva para invitar a la gente -fundamentalmente a los trabajadores-, a comparar la barbarie nazi con la de los Estados Unidos. También para romper la idea (una verdadera «matriz de opinión» incorporable a las que nos codifica el Manual de la Guerra para la Guerra de la Información) de que el «nazismo no es repetible», que tanto consuela y sirve de coartada a la cobardía y al colaboracionismo de la socialdemocracia europea; y encubre al fascismo global y local de Washington, y al naciente nazismo europeo.
vii «Guerra de cero muertos» es aquella capaz de superar el «síndrome de Vietnam», es decir: la llegada de cadáveres de soldados a los EEUU. Para ello las Fuerzas armadas de los EE.UU deben desarrollar, desplegar y usar una superioridad militar que impida toda resistencia. Los bombardeos sobre instalaciones militares y civiles se hacen con una intensidad que va mucho más allá del derecho de gentes, con crímenes de guerra y genocidios. La escalada incluye la utilización de armas antibunker y de proyectiles de uranio empobrecido. Ello permite superar, o más bien esquivar, el «síndrome de Hiroshima» que en realidad no ha preocupado nunca a Washington empeñado en el desarrollo de las «pequeñas armas nucleares»: miniaturización nuclear, y en no firmar ningún tratado internacional en este sentido.
Antonio Maira es Capitán de Fragata de la Armada (j) y analista político.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.