Un hombre mira el oasis de Tafilalet el 27 de octubre de 2016 cerca de Erfoud en el desierto de Marruecos Casi un año después de su adopción en París, el primer acuerdo vinculante contra el cambio climático que compromete a todo el planeta entra en vigor este viernes, pero queda mucho camino por recorrer […]
Un hombre mira el oasis de Tafilalet el 27 de octubre de 2016 cerca de Erfoud en el desierto de Marruecos
Casi un año después de su adopción en París, el primer acuerdo vinculante contra el cambio climático que compromete a todo el planeta entra en vigor este viernes, pero queda mucho camino por recorrer y la conferencia COP22 de Marrakech intentará allanarlo.
En vísperas de la 22ª conferencia de la ONU sobre el clima que se abre el lunes en esa ciudad de Marruecos, un total de 92 países ya ratificaron el pacto.
El umbral de 55 países que representan el 55% de emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) –necesario para la entrada en vigor del acuerdo de París– fue alcanzado antes de lo esperado por todos los expertos.
Sin embargo, la ONU advirtió este jueves que el planeta debe reducir «de manera urgente y radical» sus emisiones de GEI si quiere evitar una «tragedia humana».
«Si no comenzamos a adoptar medidas adicionales a partir de ahora –a partir de la conferencia de Marrakech– terminaremos llorando ante una tragedia humana evitable», declaró Erik Solheim, director del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), que publicó su informe anual sobre la acción climática global.
Entre los principales países emisores, Rusia todavía no ha dado una indicación sobre la fecha de ratificación. En Australia y Japón el proceso ya está lanzado y en Europa, Polonia Bélgica, Italia y España todavía deben ratificarlo a nivel nacional.
En América Latina, Argentina, Brasil, México, Perú, Costa Rica, Bolivia, Honduras y Uruguay también han ratificado el acuerdo, entre otros.
«Es importante mantener la dinámica de París y no limitarse a congratularse por su mera entrada en vigor», advirtió Alden Meyer, experto de la organización norteamericana Union of concerned scientists.
Los negociadores todavía tienen trabajo por delante porque el texto acordado por consenso en París tiene muchas imprecisiones que deben quedar aclaradas.
«La COP22 debe ser una conferencia de acción y puesta en práctica», señala Tosi Mpanu-Mpanu, portavoz del grupo de países menos desarrollados.
Entre los temas que deben avanzar: la definición de las reglas de transparencia entre los Estados, el incremento de la ayuda financiera a los países en desarrollo, la ayuda técnica para construir políticas de desarrollo «limpias» –energías renovables, transporte y vivienda menos devoradores de energía, nuevas prácticas agrícolas–, y la presentación de metas nacionales de cara a 2050.
Un marroquí observa una cosecha de dátiles en el pueblo de Erfoud, en la zona desértica del Sahara en Marruecos
«Lo más importante que estará en juego en Marrakech es ponerse de acuerdo sobre una fecha límite para decidir las reglas de aplicación del acuerdo, especialmente las reglas de transparencia», estima Laurence Tubiana, la negociadora francesa. «2017, no sería realista, pero 2018 es posible», dice.
Las reglas de transparencia se refieren a las informaciones que los países deberán suministrar sobre las medidas adoptadas para limitar sus emisiones, así como el avance de las ayudas estatales.
Paralelamente a una mayor transparencia, el acuerdo reposa sobre un refuerzo de los planes de acción de cada país, que van hasta 2025 o 2030.
La suma de compromisos actuales coloca al planeta en una trayectoria de +3°C, umbral que implica consecuencias más graves que el de +2ºC, ya de por sí causante de una agudización de fenómenos climáticos extremos como olas de calor, sequías, inundaciones y elevación del nivel del mar.
«Cada país debe hacer más, no se puede esperar a 2025 o 2030», advierte Laurence Tubiana que como otros expertos, aboga en favor de objetivos nacionales más ambiciosos de aquí a 2020.
La cuestión de la ayuda a los países en vías de desarrollo seguirá siendo un tema sensible: sobre los 100 mil millones de dólares prometidos cada año de aquí a 2020, 67.000 millones ya fueron anunciados por distintos actores (Estados, bancos multilaterales), según la OCDE.
Se esperan nuevos anuncios destinados a los países más pobres «a los que les faltan recursos y conocimientos para protegerse de manera adecuada de los efectos devastadores», destaca Tosi Mpanu-Mpanu.
Por otra parte, en Marrakech se medirán los avances realizados por algunas de las 70 coaliciones lanzadas en la COP21 (alianza solar, innovación, prácticas agrícolas, sistemas de alerta, etc).
Los países africanos esperan mucho de la Iniciativa para energías renovables y de los 10.000 millones prometidos para promover energías verdes en el continente.