Decía Eduardo Galeano que «las utopías sirven para caminar», pero ya hace unas semanas que pasaron las elecciones generales con los resultados que ya todos conocemos, un panorama desolador, que augura una nueva oleada de retrocesos sociales, que seguramente, puedan llegar a convertirse en una marca imbatida hasta el momento, una derrota institucional sin precedentes […]
Decía Eduardo Galeano que «las utopías sirven para caminar», pero ya hace unas semanas que pasaron las elecciones generales con los resultados que ya todos conocemos, un panorama desolador, que augura una nueva oleada de retrocesos sociales, que seguramente, puedan llegar a convertirse en una marca imbatida hasta el momento, una derrota institucional sin precedentes para los de abajo, las y los trabajadores, para todo el movimiento social cuando aún se siente el calor de las calles y de las plazas llenas de personas reivindicando un cambio de modelo, un giro social de la política que sin embargo y desgraciadamente, no ha conseguido trasladar, salvo un repunte de IU, a las instituciones su grito de rebeldía.
Quizás uno al pensar sobre esto, las calles y la cita de Galeano, las utopías, los sueños parece que se esfuman pero eso no es cierto, hay una gran diferencia entre antes del 15 de mayo y después, las personas se han atrevido a soñar de nuevo, a organizarse en pos de un objetivo común, se han atrevido a desafiar el paradigma del sistema «no somos mercancía en manos de políticos y banqueros». Algo ha cambiado, es evidente que hay algo diferente, ya no se aguarda en casa, resignado, hemos empezado a andar, a construir la utopía.
Ahora cuando la rebeldía clama al cielo y el callar, el delito que supone, aun sabiendo que todo va mal, permanecer impasible y en silencio, resignado, ya quedó en segundo plano. No es el momento de perder la esperanza de otra forma de gobierno, más democrática, justa, en el que las personas se sientan auténticamente como lo que son, sujetos políticos con entidad y capacidad sobradamente manifiesta para decidir sobre su propio futuro en igualdad de condiciones a una oligarquía económica, dictadura que ha querido dejar al margen, relegadas todas las formas de participación democráticas, ya sea social o institucionalmente, imponiendo sus juicios y dictados, con la única escusa del «mercado», el «único garante» del bienestar según la ideología del pensamiento único, el capitalismo neoliberal.
Se ha visto, curiosamente y en contra de sus postulados, absolutamente incapaz de hacer frente al malestar general causado por su vorágine especulativa, donde el dinero hace dinero casi por arte de magia, sin importar las consecuencias medioambientales y humanas que puedan dejar tras de si en su alocada espiral del crecimiento sostenido e indefinido, además de imponer la socialización de las perdidas y sus desmanes económicos para continuar con el mismo modelo sin ninguna ética ni moral, llevando al extremo más absoluto aquella máxima del liberalismo económico laissez faire, laissez passer. Es sin duda el momento de seguir actuando, y no sólo en las plazas, sino el momento de construir una alternativa social y política, un foro social, una convergencia de todo el movimiento social organizado, desde el más clásico hasta el renovador 15M, donde todas y todos los de abajo, los que sufrimos el neoliberalismo, podamos converger con una propuesta programática de mínimos, que sea garante de la política y la economía del bien común, del bienestar general.
Es por ello, ahora, al albor de unas nuevas elecciones, estas ya autonómicas, en Andalucía, que la sociedad andaluza, los trabajadores y trabajadoras no deben de dar su brazo a torcer, deben exigir un referente social y político en el parlamento andaluz, que pueda llevar a cabo, de forma plural y abierta, sin dilación, las ideas de cambio y de transformación social, que lleve consigo el aliento de rabia de la calle, el grito de la rebeldía, de la negación absoluta a seguir siendo las víctimas perpetuas de un sistema político y económico que sólo busca su bien y nada más.
Las andaluzas y andaluces no pueden permitir resignarse ante una previsible mayoría de un Partido Popular prepotente, caduco y valedor del ideario más vetusto, rancio, y duro de un neoliberalismo salvaje y antihumano, más con un PSOE absolutamente deslegitimado y desgastado. A de venir el horizonte del cambio de la calle, de la pluralidad y la convergencia social, de la rebeldía, de la indignación, de todas las personas, libres que han dicho «¡basta!» y se niegan a otra cosa que no sea una salida social a la crisis política y económica que padecemos ya demasiado tiempo, que han dicho «¡no, me niego!» a continuar pagando con su salud, su educación, sus trabajos, sus vidas, y pensiones el monumental desastre que han provocado banqueros y políticos neoliberales. Es el momento de seguir, de caminar juntos.
Cada paso nos acerca más a la utopía. Construyamos el cambio.
Blog del autor: http://desiertosazules.wordpress.com/
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