El anuncio de la pregunta y fecha de la consulta sobre la independencia ha abierto un debate sobre qué hacer
Un momento histórico. Así podríamos definir el jueves 12 de diciembre de 2013. El presidente de la Generalitat Artur Mas, acompañado de ERC, ICV-EUiA y la CUP-AE, anunciaba a la sociedad catalana la fecha del referéndum y la pregunta. Sin embargo, la forma en que se llevó a cabo no contó ni con el movimiento popular que ha llevado todo el proceso hacia adelante, ni tampoco con los movimientos políticos, sociales y sindicales que lo apoyan.
Además, la pregunta no es la que quería el movimiento popular. No era la pregunta que quería la Assemblea Nacional Catalana, ni la izquierda independentista, ni la anticapitalista. La pregunta legítima hubiera sido aquella que las más de 550 consultas en los Països Catalans utilizaron: una pregunta binaria de «Sí» o «No» clara y concisa que no dejara lugar a dudas sobre el resultado final.
Un proceso desde abajo
Ahora bien, todo esto no debe impedir ver lo importante que es para el movimiento y para la lucha por la autodeterminación el hecho de que no sólo haya una pregunta, sino sobre todo, que haya una fecha. Poner una pregunta no sólo es importante en sí mismo, sino que permite a todos los movimientos sociales y políticos a favor de la independencia empezar una campaña para convencer a aquellas personas que aún dudan. Una campaña implacable por el Sí/Sí que debe servir para explicar que se quiere una independencia para poder llevar a cabo un proyecto de país socialmente justo, donde se respeten todos los derechos sociales. Una campaña que debe servir para explicar que se quiere romper con el régimen del Estado español, pero a la vez romper con el régimen de la derecha catalana basado en recortes, falta de derechos y destrucción del territorio. Una oportunidad para empezar a construir un proceso constituyente desde abajo.
Asimismo esta pregunta sirve para tener un debate con una parte de la clase trabajadora y los movimientos populares de Catalunya que aún dudan qué contestar. La opción Sí/No supone un resultado interpretable quedando la voluntad popular secuestrada en las negociaciones políticas post consulta. Además, para que haya una supuesta federación con el resto de pueblos del Estado será necesario explicar que esto se debe dar desde una posición como nación independiente y que, por tanto, es necesario primero la ruptura. En cuanto a los sectores más antiestatistas que pueden apostar por un No/Sí (aunque formalmente no sería posible votarlo), se debe explicar bien que es una opción que favorecería siempre al españolismo y una oportunidad perdida de abrir la primera brecha en el muro de la España constitucional.
El hecho de que exista una fecha concreta pone un objetivo claro y común a todas las fuerzas a favor de la independencia. Las pone en un camino hacia la consulta que no tiene marcha atrás. En este sentido hay dos escenarios posibles. El primero, que la Generalitat, a pesar del veto de Madrid, a través de una ley propia de consultas, desobedezca a la legalidad española y haga la consulta. El segundo, que Mas se eche atrás ante la negativa del Estado español, dimita y convoque unas elecciones plebiscitarias. En ambos casos será esencial que el movimiento popular tome las riendas del proceso y haga la consulta sí o sí. Será el momento en que se deberá llevar a cabo un movimiento masivo de desobediencia en las calles, en las instituciones (tanto autonómicas como municipales) y también en los centros de trabajo. Una desobediencia que sólo tendrá sentido y fuerza si es de masas, si el Estado español se encuentra ante sí un pueblo en la calle movilizado que haga imposible cualquier acción represiva o antidemocrática. La confrontación democrática desobediente con el estado está servida y es inevitable si se quiere ejercer el derecho a la autodeterminación.
Durante todo este proceso no será menos importante recordar en todo momento la importancia de la territorialidad de los Països Catalans . La ofensiva españolista contra el resto de este territorio se hará aún más patente como una forma de ahogar el movimiento independentista. La lucha por unos Països Catalans libres deberá ser también un eje central de la izquierda independentista y anticapitalista durante todo el proceso. Teniendo claro que una Catalunya independiente nos acerca más a romper con el Estado español como tal y al mismo tiempo estar más cerca de unos Països Catalans libres.
Elecciones plebiscitarias: un fraude democrático
A raíz de la fecha y la pregunta ha surgido el debate sobre las elecciones plebiscitarias. Ciertos sectores catalanes las dan por hechas ante la negativa del Estado español. Una vez puesta una fecha y una pregunta si se llegaran a hacer las plebiscitarias serían el fraude democrático más importante de la historia de los Països Catalans . Estas elecciones no sólo no son un sinónimo de referéndum, sino que son todo lo contrario. Serían una estafa a las demandas de todo el movimiento. La ruptura democrática quedaría apartada, el derecho a la autodeterminación negado y el movimiento vería como su demanda principal, poder decidir en un referéndum, se escondería bajo la alfombra.
El referéndum del 9 de noviembre, a pesar de la doble pregunta, sería algo mucho más democrático y daría un mandato mucho más claro que unas plebiscitarias, donde se quiera o no, se votaría en base a muchos otros aspectos y se daría un balón de oxígeno tanto a los sectores anticonsulta, como las políticas de recortes de CiU y ERC.
Unas elecciones plebiscitarias exitosas llevarían entonces a una supuesta Declaración Unilateral de Independencia (DUI). Es decir, la declaración de Catalunya como un estado independiente sin que se tuviera que decidir directamente en un referéndum. De nuevo esto sería un fraude democrático. Una vez más, se le habría negado al pueblo de Catalunya el derecho a poder votar a favor o en contra de la independencia. Por otro lado, si la Generalitat no se atreve a desobedecer al Estado español con una consulta unilateral, difícilmente sería capaz de desobedecer con una DUI.
El movimiento popular ante todo esto debe dar una respuesta clara: queremos votar en un referéndum y lo queremos hacer el próximo 9 de noviembre. Y la única manera de hacerlo será a través de lo que precisamente CiU y ERC quieren evitar con unas elecciones plebiscitarias: movilización en las calles y desobediencia a la legalidad española, y si es necesario, a la catalana.
Manel Ros (@manelrosalvador) es militante de En lluita / En lucha
Fuente: http://enlucha.org/diari/