Recuperamos ‘El sirviente’, un largometraje de ficción sobre la lucha de clases en el hogar dulce hogar de una familia aristócrata.
Basada en un texto del dramaturgo Harold Pinter, El Sirviente cuenta la historia de un criado (Dirk Bogarde) especializado en servir a gente de la aristocracia (y alrededores) que, un día, es contratado por un joven adinerado que habita una mansión en la que el lujo es la seña de identidad. Poco después se incorpora como doncella su supuesta hermana que, con el trato y las seducciones, se convierte en amante del dueño de la casa. Con el tiempo, el grado de dependencia que se establece entre ellos es tal que los papeles, en un claro ejemplo de suplantación social de la personalidad, parecen invertirse hasta el punto de que el empleado parece el empleador. La dirigió Joseph Losey (1909 -1984), «el director americano más europeo», diez años después de exiliarse a Inglaterra por formar parte de las listas elaboradas por el senador McCarthy en su famosa «caza de brujas» (comunistas).
Todo en la casa, que nos recuerda a ciertas películas de Visconti y que, con algo de obra de teatro, es el escenario donde se desarrolla la mayor parte del metraje, es exquisito y sofisticado, y hasta el más mínimo detalle habla de lo refinado del ambiente: obras de arte, cuadros con firma, esculturas de bronce, muebles de madera labrada, grandes ventanales, etc. Al ver esa decoración tan selecta, tan elegante (y tan alejada de la austeridad), una no puede dejar de pensar en las novelas de Rafael Chirbes pues, al igual que sucede con los protagonistas de muchas de ellas, sus propietarios forman parte ya de esa generación familiar que disfruta de los placeres de la vida, que entiende de añadas de vinos caros, que asiste a subastas de arte, que viaja con regularidad para asistir a un concierto de ópera o para contemplar una exposición en un lejano museo; y que, sobre todo, ya casi no recuerda (o no quiere recordar) el origen de su riqueza.
Ese principio de la particular acumulación primitiva de capital que otorgó a personas como las que protagonizan El sirviente un apellido conocido, el trabajo sucio que realizaron algunos de sus antepasados al aceptar ciertos encargos, la forma en que miembros de su genealogía se apropiaron de unas plusvalías que no les correspondían, y que, olvidándose del coste soportado, les permitió cambiar de clase social y procurarles una vida llena de satisfacciones y de buenos modales a sus herederos.
Especie depredadora
En medio de ese apacible bienestar Losey introduce, como si de una especie depredadora se tratase, a ese criado, de comportamiento exquisito y tacto impecable, dispuesto a disfrutar de lo que le rodea, a comerse, con cubertería de plata, su trozo de la tarta (y no, precisamente, el más pequeño). El sirviente, sabiendo que su director era un marxista romántico, puede interpretarse -y su intención es más que evidente- como una metáfora de la lucha de clases, y como una llamada al obrero consciente para que, haciendo uso de su inmenso poder, se apropie de los medios de producción y se libere de ese intermediario que se lucra gracias a su fuerza de trabajo.
También, desde otro punto de vista, la película funciona como un ejemplo de las relaciones de dominación y de sumisión que, a veces, se establecen entre dos personas unidas sentimentalmente, o bien situadas en una insana dependencia emocional. Y, por último, hay una historia de amor homosexual, latente e imprevista; pues, al igual que las obras clásicas, son muchas las posibles interpretaciones a las que se presta.
El resultado es una película memorable, con muchos guiños a Buñuel, que, con esa mezcla de surrealismo y alta sociedad, en no pocas ocasiones, nos recuerda a El ángel exterminador; una obra grande a la que, si se nos permite criticar algo, es ese final que se nos antoja excesivo en el que el criado parece estar dispuesto a repetir los mismos errores que su amo cuando, si queremos otros modelos de relación menos injustos y más igualitarios, se debería hacer todo lo posible por superar.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Contra-la-moral-de-los-esclavos.html