El Gobierno de la derecha promete muchas sorpresas en el tiempo que viene, aunque sospecho que pocas serán bien recibidas por quienes están sufriendo la crisis que ellos y sus amiguitos «del alma» han generado. Resulta que, después de mucho jugar al ratón y al gato, el cálculo del Ejecutivo es de una caída del […]
El Gobierno de la derecha promete muchas sorpresas en el tiempo que viene, aunque sospecho que pocas serán bien recibidas por quienes están sufriendo la crisis que ellos y sus amiguitos «del alma» han generado. Resulta que, después de mucho jugar al ratón y al gato, el cálculo del Ejecutivo es de una caída del 1,7% del PIB y más de 600.000 personas perderán su puesto de trabajo este año, lo que supone una previsión absolutamente desastrosa. Pero el último sobresalto nos ha sobrevenido a finales del mes de febrero con el anuncio hecho público por Montoro, acerca de los datos adelantados de ejecución presupuestaria que sitúa el déficit español en el 8,5% del PIB en 2011.
La previsión sobre la economía española demuestra que persiste la política errónea de ajuste duro de los gobiernos, del anterior y del actual, que sólo están sirviendo para profundizar en la recesión. Del «me cueste lo que me cueste» de Zapatero, al nuevo sistema «justo y necesario» y «lo que Dios quiera» de Rajoy, la realidad es son las políticas de recortes, basadas en el culto a la ‘teología de la austeridad’, las culpables del hundimiento de la economía y no la falta de confianza. Todos los «gestos» de cara a los mercados hasta ahora puestos en marcha han sido nocivos y sus efectos se han traducido en más destrucción de empleo, recortes de servicios, paralización de inversiones públicas. Esta es la triste herencia de los anteriores ‘tijeretazos’, de 15.000 millones en mayo de 2010 y de casi 9.000 millones (no disponibilidad) de gasto a finales del pasado año, a los que habría que sumar otros 25.000 millones ya anunciados y lo que nos deparará la ‘era mariana’…
Desde la fuerza política a la que represento, hemos propuesto reiteradamente que se plantee de manera seria y sólida en Bruselas la creación de un Fondo de Inversión Pública a través del Banco de Inversiones de la UE con el que dinamizar la salida de la crisis, así como la emisión de Eurobonos para acabar con la especulación sobre la deuda soberana de los países miembro. Asimismo, en el ámbito interno, hemos subrayado la necesidad de que se impulsen planes de empleo desde lo público, que el Gobierno haga una reforma laboral que no penalice las condiciones de trabajo y que aborde la reducción del déficit, no sólo por la vía de los recortes sino también de los ingresos, luchando contra el fraude y diseñando un modelo fiscal más progresivo. Por supuesto, a todo ello, debería ir asociada la presencia de una banca pública que gestione el crédito.
No obstante, todo vale para señalar la dirección del abismo. El Ejecutivo de Mariano Rajoy está utilizando también la desviación del déficit en un 2,51% el año pasado, como justificación para hacer más recortes en los Presupuestos Generales del Estado que tiene aplazados hasta después de las elecciones asturianas y andaluzas. Sin embargo, esto sólo servirá para ensombrecer más el panorama. Es una burda y muy peligrosa manipulación el empeño de trasladar la responsabilidad del déficit a las comunidades autónomas. En su momento clamé incluso, ahora ya sé que en el desierto, por la rebeldía necesaria de las comunidades autónomas frente a los recortes que quiere intensificar Rajoy en materia de servicios públicos con la justificación del excesivo déficit de estas administraciones.
Porque, siendo cierto que algunas autonomías han derrochado recursos públicos -unas gobernadas por el PSOE y otras por el PP-, no es menos cierto también que las comunidades han sufrido la ausencia de transferencias por parte del Estado. De ello son responsables los gobiernos del PP y del PSOE de José María Aznar y de José Luis Rodríguez Zapatero por las sucesivas bajadas de impuestos sobre todo a los más ricos, por las injustificadas rebajas fiscales a las grandes empresas y por la desidia y la falta de voluntad política para luchar contra el fraude fiscal. Hay dinero, el problema es que las prioridades son otras.
¿O no es una irresponsabilidad que el Gobierno de Rajoy esté reduciendo el personal de la Agencia Tributaria al sólo reponer una plaza de cada diez de los trabajadores que se jubilan, tal y como se estableció en el decreto de Estabilidad Presupuestaria? ¿O no es sospechoso que el Ejecutivo haya destituido a los máximos cargos de la Oficina Nacional de Investigación del Fraude de la Agencia Tributaria (ONIF), donde se ven los asuntos de mayor relevancia, entre ellos la ‘trama Gürtel’, que implica a varios altos cargos del PP a nivel nacional, o el ‘caso Urdangarín’, en el que, entre otras cuestiones, se investiga el presunto desvio de fondos públicos a una red empresarial? «Aquí huele a muerto y no miro a nadie», podríamos concluir utilizando las palabras del maestro Gila.
Hay otra salida, distinta a la que nos quieren hacer tragar como única y, además, esta que se nos impone no es una solución para la crisis sino para la recomposición del dominio del capital financiero en la economía; por eso es una estafa. Hay una salida de progreso, a favor de las personas y no del balance de los Bancos, una salida frente al sufrimiento y la barbarie del «hombre lobo para el hombre», que nosotros hemos denominado salida social de la crisis. Es posible, la historia nos lo demuestra y, por tanto, debemos conquistar el futuro para abrirle camino; otros y otras en condiciones mucho más duras lo hicieron. También está en juego la democracia, porque los mercaderes también quieren nuestras libertades. La movilización es inaplazable, no hay más que mirar a nuestro alrededor, hasta Rajoy está convencido de su inevitabilidad, ¿y nosotros?
Cayo Lara es Coordinador Federal de IU
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