El pueblo tiene que entrar, democráticamente, en los cuarteles
En dos entregas anteriores analicé la «autonomía relativa» de las Fuerzas Armadas españolas «frente al poder político» y la absoluta «dependencia exterior» que ellas comparten con ese mismo poder.
Dicho de esta forma parece un trabalenguas de políticos profesionales o de «expertos» -que hablan para que nadie los entienda-; pero no es así, en absoluto. Veámoslo de manera sencilla.
Un esquema simple
-F son las FFAA.
-G es el Gobierno o, con mayor exactitud, el «poder político«. Desborda -como ya saben, por experiencia imborrable, todos los trabajadores-, al «gobierno de turno» y alcanza a la totalidad del «sistema político bipartidista«.
Pertenecen a ese G, tanto el Gobierno en sentido estricto como su «Real Oposición», tanto los gobiernos autonómicos como los municipales (con honrosas excepciones que no vienen al caso).
Pero no sólo es eso:
G, en realidad, son los grandes poderes económicos que se reparten entre ellos y venden a los ciudadanos -en mercadeos electorales periódicos-; su propia representación política, su propio «Equipo de Gobierno».
Las «mercancías» en venta pública son los partidos autodenominados «democráticos» que se han plegado desde hace décadas a los intereses de las grandes corporaciones y simulan (ese es su oficio) que son las de los ciudadanos.
Puro capitalismo de mercado.
La gran oligarquía económica elige a los candidatos, les regala lugares o lugarcitos en el terreno de juego electoral, y paga la llamada «gran fiesta democrática«i.
De ese G todopoderoso han salido González, Aznar, Zapatero y Rajoy, como figurantes de más «empaque» o más «glamour«; más o menos «fieros«; más o menos «cándidos» -según momentos y circunstancias-; y un sinfín de figurines e imitadores menores.
-M es la Monarquía.
Borbónica para más precisión; dos veces echada por los ciudadanos y dos veces reincidente por mano de «espadones«: ésta última por la decisión del general fascista y genocida, Francisco Francoii.
M es la clave de bóveda del Régimen de la Transición. Los padres de la criatura -muy ufanos todavía los que quedan de ellos-; decidieron que el Rey ostenta la Jefatura de las FFAA, además de otras prerrogativas extraordinarias.
M ni siquiera es una monarquía parlamentaria, arcaica y propia de ex Imperios con presencias coloniales; M es una monarquía franquista, con poderes especiales. «Garantía de unidad e independencia como Comandante de las FFAA» pero no frente al exterior, a los posibles invasores de un estado popular y democrático, o a los que ya tenían ocupado y aumentaron su soberanía sobre el país.
-C es la constitución de 1978. Una carcasa progresivamente antidemocrática. Fue construida para «mantener dentro al franquismo» -siguiendo las estrategias anticomunistas y antipopulares que impusieron los EEUU y el Reino Unido en Francia, Italia, Grecia y, por supuesto, España. La dictadura franquista fue asimilada con poco rubor como «Centinela de occidente» tras la visita de Eisenhower en 1959iii y la entrega incondicional de las primeras bases de EEUU en España.
El «golpe de gracia» de C -o su «consagración definitiva» como engendro-; según se mire, fue el «juego de golpes de estado» -al servicio de la Corona y de la estabilización urgente del sistema-, del 23 de febrero de 1981.
Juan Carlos I de Borbón realizó un papel estelar en aquella verdaderamente «magna ocasión». Y no precisamente el que le asignaron inmediatamente los grandes medios de comunicación y el «consorcio constitucional«, dispuestos a revestir de armiño y cetro a un monarca completamente desnudoiv.
La «reventa de la soberanía» con la permanencia e integración completa en la OTAN, y la entrada en la Comunidad Económica Europea (actual UE), liquidaron toda relación democrática entre la Constitución y el pueblov.
C, como constitución democrática ha sido siempre un «fraude», «componenda» o «chapuza». Primero la devoró el franquismo; la cobardía de algunos «líderes» de las organizaciones populares, con una tradición de larga resistencia al fascismo español, que declararon la «derrota» (o la imposibilidad de victoria); y el «borboneo» de Juan Carlos I.
Después el Tío Sam, y la UE.
Finalmente la Troika (F.M.I, Banco Central Europeo y Comisión Europea).
Ahora ha sido reducida por la oligarquía económica y política interna y externa a un artículo único: el del «Presupuesto equilibrado». Lo demás es «paja».
–P es el pueblo. El soberano. El origen de las leyes, el dueño de la soberanía. El que dice: ¡basta! y ejerce su poder constituyente.
Lleva años intentando despedir a los políticos y a las instituciones, y reorganizar el país de abajo arriba. Lo seguirá intentando, cada vez con más organización y cada vez con más fuerza porque éste no es «un país para pobres; un país para trabajadores y trabajadoras; un país para jóvenes sin pasado, ni presente, ni futuro; un país para mujeres; un país para diferentes; un país para niños, ni un país para viejos: éste es solo es un país para ricos».
La «autonomía relativa» de las Fuerzas Armadas
-F obedece a G en lo de todos los días; en lo que «para él, para F, no tiene importancia vital«.
Cuando F considera que cualquier situación: económica, social o política -por su extrema gravedad y, sobre todo, por terribles consecuencias sociales-; conlleva a una situación de grave inestabilidad o de rebelión ciudadana, F (o mejor dicho, una parte de F) tuerce el gesto.
Entonces una parte de los ciudadanos armados, la de los que no sienten ni han sentido nunca vinculación con el pueblo -los que fueron golpistas durante toda la Transición y «constitucionalistas monárquicos y atlantistas fanáticos» ahora-, recuerda que ellos obedecen sólo a M.
Algunos perfeccionan la relación de obediencia y fidelidad y, para que no quede duda alguna, hablan de un «sentimiento patriótico» que está por encima y es anterior a todas las leyes y constituciones. Naturalmente ese sentimiento es poseído por ellos en exclusiva o en grado mucho mayor que el resto de los ciudadanos y ciudadanas, Se trata del discurso golpista en estado puro. Sus teóricos visibles han sido el general de división Chicharro y el coronel Alamán pero sin duda hay otros. Antes del 23-F era repetido insistentemente por el Rey Juan Carlos I.
La «autonomía relativa» viene dada por el peculiar papel de las FFAA que establece la Constitución de 1979. Además de ello las Fuerzas Armadas mantienen una relación directa de obediencia y de «lealtad» al Rey que es, al mismo tiempo, Comandante Supremo de las mismas y Jefe del Estado.
La apostilla de que los actos del Rey necesitan ser refrendados por la autoridad competente para ello: presidente del Gobierno, presidentes de las Cortes Generales, del Parlamento o de los Ministros, se refiere a los actos constitucionales reglados, no a los propios del Rey y no, fundamentalmente, a ese mando supremo de las Fuerzas Armadas.
1+1=3
Para que se entienda bien: según la Constitución del Régimen de la Transición los militares tienen un Comandante Supremo que no ha sido elegido jamás por nadie (nombrado e impuesto por Franco y sus conmilitones) y no rinde cuentas ante nadie.
Para colmo, no sólo no rinde cuentas sino que el jefe militar es judídicamente irresponsable. Inviolable ante cualquier tribunal y ante cualquier jurisdicción. Ni Tribunal Penal internacional, ni Convenios de Ginebra, ni Tratado de Roma, ni cualquier otra «zarandaja» del derecho de la guerra o de derecho humanitario.
El Jefe Militar Supremo no puede ser juzgado ni condenado por nada: ya sea delito civil, económico o criminal, ni dentro ni fuera de España, ni ante la jurisdicción española ni la internacional.
Es absolutamente inviolable como lo fue después del golpe del 23-F y como lo es ahora, después de los múltiples delitos económicos, ecológicos, y de otros tipos relacionados con el uso privado del erario público. En ellos ha ejercido, evidentemente (la evidencia jurídica es imposible por «mandato» constitucional), como «padre y padrone«. También ha sido «manija de maniobra» y «fondo de impunidad«, en el manejo de influencias para toda la familia y para la mafia circulante, que han hecho gigantescos negocios a cargo del dinero y los bienes de los ciudadanos.
La «dependencia exterior» compartida con el Gobierno
F, que en los asuntos de Régimen obedece a M por encima de G, y desprecia a P; en cuestiones de política internacional y de «defensa» está de acuerdo con G en seguir a «pies juntillas» los deseos, observaciones, incluso leves insinuaciones de W (Washington).
Los patriotas de La Zarzuela son así.
La dependencia exterior -asumida como vasallaje absoluto- ha venido de la mano de la incorporación a la OTAN y ha arraigado en todos los elementos y componentes del aparato militar. La dependencia se ha convertido en práctica cotidiana y en estructura rígida a través de las diversas intervenciones exteriores.
Un militar «español» -para que lo entiendan con facilidad los lectores-, no realiza ninguna función vital: salvo la estrictamente personal o familiar, que no esté regulada por un reglamento traducido made in usa. La dependencia ha convertido a las Fuerzas Armadas en un verdadero «ejército de ocupación encubierto» que asegura la subordinación política y militar en una de las provincias del Imperio.
Toca ahora analizar, siquiera someramente, las contradicciones y fisuras en el aparato militar. Son ellas las que pueden alterar una dinámica de dependencia que va a orientar en sentido antipopular su comportamiento político. A través de esas contradicciones que constituyen inicialmente la dialéctica interna de las Fuerzas Armadas, por las grietas que crean en la institución militar, puede penetrar progresivamente el pueblo para una toma democrática y pacífica de los cuarteles.
La estructura profesional de las FFAA cuestiona el «espíritu de cuerpo«.
La regulación de la carrera profesional ha mantenido una separación rígida entre oficiales y suboficiales imposibilitando la carrera profesional plena de los últimos. La casta militar ha impuesto sus intereses. De la misma manera ha ocurrido con el personal profesional de tropa y marinería, sometido además a una enorme temporalidad en los contratos.
La Ley de la profesión militar, al margen de las intenciones declaradas, ha reducido los cambios de escala a cifras insignificantes.
El problema -para la oligarquía que ha definido la estructura fundamental de poder en torno al eje Rey-FFAA y que ha hecho derivar progresivamente la obediencia institucional de ese complejo «político militar» hacia el exterior-; es que no ha consolidado un «espíritu de cuerpo» que le permita la instrumentalización política de las FF AA como un bloque compacto.
Los suboficiales tienen, en general, una alta cualificación técnica y una experiencia militar amplia en zona de conflictos. Además, la «movilización profesional rompiendo barreras» está «justificada» por la estructura militar relativamente más abierta del «ejército modelo«: las fuerzas armadas los Estados Unidos.
La rigidez de la «estructura de casta» -que define el poder real en las Fuerzas Armadas-; ha originado también un alto grado de frustración en los cuadros de oficiales no integrados en esa casta permanente y postergados en los ascensos a los mayores niveles jerárquicos. La movilidad profesional real, la integración profesional y la competencia según méritos, es prácticamente inexistente en los ejércitos españoles.
Esta fisura plantea un problema grave para la oligarquía que dirige el sistema, cuando la desconexión ejército-pueblo se hace cada vez más evidente en las declaraciones de algunos mandos militaresvi. El caso es que esta desconexión, sin embargo, no puede ser, no es realmente, uniforme dentro de las FFAA. La oligarquía sabe perfectamente que -exactamente igual que a partir de 1973, e incluso dos o tres años antes los militares empiezan a oler a pueblovii.
Guerra perpetua, matanzas coloniales y otras calamidades
Las «intervenciones humanitarias», las «guerras antiterroristas» y todas las demás guerras del catálogo intervencionista puesto en vigor por los EEUU y sus aliados en las últimas décadas, aparecen, sobre el terreno, como guerras coloniales de sometimiento o de expolio, brutales y de una ferocidad sin límites. A pesar de ello se han convertido en la «Gran Guerra Perpetua y Universal» que proclaman necesaria, día a día, nuestros políticos y estrategas, en todos y cada uno de los medios de comunicación (Falsimedia).
En esto la percepción militar es privilegiada aunque intente velarse en la retaguardia por todo un aparato de propaganda dirigido a glorificar ese «papel humanitario» o a justificar la necesidad de guerras «preventivas», supuestamente dirigidas -entre otros motivos progresivamente increíbles- a proteger a la «comunidad internacional», a garantizar «procesos de democratización», o a impedir el uso por parte del enemigo de armas de «destrucción masiva».
Los militares profesionales han podido seguir la progresiva y minuciosa elaboración y empleo de todos los «conceptos operativos» que han servido para fabricar un discurso propagandístico violenta y cínicamente enfrentado con la realidad.
El último concepto, recuperado para la guerra contra Libia -y a punto de provocar una nueva intervención directa en Siria: la indirecta lleva ya muchos meses-; ha sido el del «deber de intervenir«; que ya había sido utilizado, nada menos que por el «socialista» François Mitterrand, para justificar y avalar la intervención de Estados Unidos en Panamá en diciembre de 1989.
Un momento clave para el fracaso estrepitoso de la ideología militarista, vinculada a una subordinación extrema a los intereses exteriores y a un desprecio absoluto -no ya por los sufrimientos de los millones de personas asesinados, torturados, masacrados o desplazados por las guerras; sino por los propios combatientes-; ha sido el accidente del Yak-42. El «soldadito español» del patrioterismo rancio, que ha exculpado a todos los responsables de la tragedia y del engaño cruel y sostenido a los familiares de los 62 militares fallecidos, ya no debe sonar muy bien en los cuartelesviii.
La crisis: el gran espejo.
La crisis económica y política, como crisis sistémica, ha aparecido de manera muy clara en el horizonte político español. En lo que se refiere directamente a las Fuerzas Armadas, esta situación plantea problemas que transcienden su estatus constitucional:
-La crisis está planteando la viabilidad del sistema político progresivamente cuestionado por el pueblo. Cada vez es más perceptible la demanda popular de un proceso constituyente que cambie radicalmente los pilares sobre los que está constituido el régimen político español. El antidemocrático estatus de las FF AAix que define la Constitución de 1978 -especialmente su vinculación directa al Rey- puede provocar posiciones de resistencia ante un proceso de ruptura como el que inevitablemente se nos viene encima.
El rotundo fracaso de la «política de Defensa«: No vender la soberanía en vano
La «política de Defensa» del Régimen de la Transición ha fracasado tan rotundamente como el resto del sistema. Los datos dan escalofríos:
La deuda de Defensa, evaluada en unos 32.000 millones de euros (hace ya casi dos años), ha descalabrado todas las previsiones militares y está provocado algunos cambios fundamentales.
–En primer lugar la deuda representa, fundamentalmente, un enorme fracaso del «modelo militar» atlantista y subordinado a intereses ajenos.
No se pueden negar las responsabilidades políticas y militares en la concepción y ejecución de un sistema insostenible e ilegal y que, además, no sirve para nada.
Todos los estrategas coinciden en que la Gran Guerra Permanente y Universal contra el Terrorismo es, además de un eufemismo de la política imperial de los EEUU y sus aliados, una política fracasada de acumulación por expolio de recursos estratégicos, una utilización ilimitada de la guerra que se está volviendo contra «occidente», un proceso de desestabilización descontrolada y un desastre militar sin paliativos. Los militares españoles más competentes advierten, casi con angustia, que las obligaciones de ayuda mutua y la «cobertura OTAN» no se aplican a las amenazas particulares de los estados miembros.
La desestabilización de Libia y el Sahel ha trasladado la amenaza de Al Qaeda al sur de Marruecos, obligando a la defensa a ultranza del régimen despótico de la monarquía alahuita (aliado de Washington) y a la participación en las aventuras coloniales de Francia en la zona. No olvidan los analistas más decentes -llevándose las manos a la cabeza-; los «intereses corporativos» de las transnacionales gaseras con fuerte participación española y la «necesidad derivada» de garantizar el suministro energético por vías pacíficas y de cooperación y no por medio de la guerra. Algunos -con memoria histórica-, recuerdan amargamente el «abandono del Sahara» y la conversión de la zona en un espacio para el tránsito armado.
Todavía se resisten a admitir públicamente el absoluto fraude moral en las justificaciones de la guerra, su carácter genocida y bastardo, y su característica fundamental de fracaso humano sin paliativosx. Muchos de ellos lo reconocen en privado y no tardarán en hacerlo en público.
Lo mismo ocurre con muchos militares honrados -de todas la compleja estructura militar, de todos los Ejércitos y de todas las categorías-, escandalizados por la situación a la que han llevado a las Fuerzas Armadas la oligarquía económica, sus políticos serviles y los militares de «la casta franquista-atlantista» que han gobernado de hecho al «aparato militar» durante los últimos treinta y ocho añosxi.
¿Y ahora qué? o ¿Cómo venderse, de nuevo, al amo?
–En segundo lugar hay una Imposibilidad económica absoluta: la de continuar con los programas militares de integración OTAN.
Están diseñados para que nuestras fuerzas armadas actúen como «componente nacional» en las guerras del Imperio bajo «banderas de conveniencia» (OTAN, grupos de aliados de EEUU, grupos ad hoc de aliados que camuflan una intervención de la OTAN o de antiguas potencias coloniales, etc.).
La entrega de la soberanía -por los «políticos atlantistas» y los «militares patriotas»-, causa un verdadero bochorno.
En el ministerio de Defensa, en los grandes medios de comunicación, en toda la clase política, en las instituciones del Estado (de M a G, pasando por todos los demás poderes del estado) se ha llegado al extremo de crear todo un sistema de conceptos para justificar la intervención imperial contra el derecho internacional en todas y cada una de sus manifestaciones. Por mencionar un pequeño puñado de ejemplos:
*Para intervenir en contra de las resoluciones expresas de la ONU (Yugoslavia rompiendo los Acuerdos de Rambouillet),
*Para alterar sobre la marcha las autorizaciones limitadas de intervención del Consejo de Seguridad (Libia).
*Para camuflar las intervenciones «autorizadas bajo presión» dentro de intervenciones de mucha mayor magnitud (Afganistán).
La falta de transparencia o de cómo el secreto no cubre el honor de los militares dignos, sino el deshonor de los indignos
Está latente -protegida por un sistema muy rígido de secretos oficiales-; una previsible y muy justa presión social para liquidar los programas de armamento, absolutamente impagables y escandalosos en cualquier circunstancia, máxime en momentos de crisis económica catastrófica como la que vivimos. Con los mismos datos que posee cualquier periodista honrado de nuestro país, podemos afirmar:
-En muchos sentidos la «deuda soberana» de Defensa es un modelo ejemplar de derroche: dependencia exterior, entrega de la soberanía al «consorcio militar industrial imperial»xii, subordinación de lo público a los negocios privados, especulación, engaño a los ciudadanos, economía al servicio de la guerra e irresponsabilidad genocida.
-La reducción inevitable de los «gastos ordinarios presupuestados» es la prueba evidente del fracaso del modelo militar que, ignorando totalmente las amenazas reales que puede sufrir un pueblo (fundamentalmente en su deseo de expresar su soberanía), se ha entregado a una superpotencia extranjera. La expresión de este fracaso tiene datos del propio ministerio de Defensa.
-Imposibilidad de mantener a las actuales FF.AA. actuales en los «niveles operativos exigidos por la OTAN«. Eso va a provocar un verdadero desastre del modelo, y la tentación de responder a las exigencias de Washington, camuflando los «gastos militares» o; lo que ya se está produciendo: intercambiar gastos imposibles por más cesión de «soberanía».xiii
Las Fuerzas Armadas se desploman
Aún sin cubrir los tantos por ciento presupuestarios exigidos por Washington por ese pacto contra la soberanía que ha firmado sin problemas el complejo-militar-industrial y su Ministerio de Defensa, la gigantesca cifra de la deuda obliga a una reducción drástica de la «operatividad» de las unidades de «combate».
La enormidad de la deuda de Defensa es tal que el Gobierno (con el silencio cómplice del PSOE) está tomando las varias medidas «paliativos» para no tener que optar públicamente entre «mantequilla o cañones».
Las principales la reducción de algunos programas de armamento, siempre en negociación con las industrias del ramo. En realidad son retrasos de pago, refinanciaciones; entregas de material sin los equipos operativos, u operaciones de imposible justificación moral como la entrega de varios centenares de carros de combate de última generación a Arabia Saudí. Entre líneas juega la «intervención real» y la concesión del tren de alta velocidad Medina-La Meca para facilitar las peregrinaciones anuales. El proyecto se ha visto afectado por el terrible accidente en A Grandeira (Santiago de Compostela) precisamente en «plena peregrinación» a la fiesta del Apóstol.
Las demás medidas se pueden resumir de la siguiente manera:
-Reducción de efectivos, fundamentalmente de tropa y suboficiales, limitando la renovación de contratos temporales, reduciendo las vacantes, etc.
-La reducción de la plantilla de oficiales se producirá más adelante.
-Disminución de gastos de adiestramiento y de horas/días de ejercicios.
-Urgencia por iniciar la retirada de Afganistán, muy compleja a nivel logístico, con una línea de retirada de varios miles de kilómetros dentro de un país en guerra: Pakistán; o la necesidad alternativa del uso masivo de buques y aviones de transporte para una operación carísima. El «Desastre de Annual» proyecta su sombra sobre los nuevos «militares africanistas» que son ahora los que comandan a las tropas inmersas en las guerras del Imperio o en aventuras neocoloniales: Afganistán, Líbano, Somalia, el Sahel.
El pueblo pedirá rendición de cuentas
-Es absolutamente inevitable e incontenible -tan pronto la estrategia de «disuasión contra la propia población»xiv desaparezca-, la aparición de una enorme presión social para que los gobiernos del turno derivados del «pacto para la Transición» expliquen al pueblo el conjunto de intereses y «determinaciones estratégicas» que han conducido al gran negocio de la industria de armamento. Entre otras cosas:
*La privatización de la industria de armamento, facilitando su conversión en empresas transnacionales a través de procesos de fusión con empresas o consorcios estadounidenses o europeos;
*La «vinculación circular» de ese nuevo sistema de industrias militares con el Gobierno en ejercicio a través de los ministerios de Asuntos Exteriores, Defensa, Industria, Hacienda y algunos otros (Comercio, entre los más destacados). Tales vinculaciones -como en todos los demás países del «entorno OTAN»-, han proporcionado «justificaciones para la guerra», contratos de armamento, mecanismos de financiación y clientes.
*Algunos de los «negocios de las armas» esperan luz y taquígrafos como la fabricación y venta de minas antipersonales o las negociaciones para vender carros de combate Leopard a Arabia Saudi.
-La crisis va a obligar a una fuerte reducción de contingentes en el exterior. Tal reducción entra en contradicción con las fuertes presiones realizadas por el secretario de Defensa de los EEUU para el «reparto de gastos» entre los países de la Alianza.
La ideología militar. El modelo de la casta militar
En relación con el cuerpo de oficiales el modelo ideológico tiene varios componentes. Su tipo «más puro» estaría compuesto por cuatro elementos integrables:
Profesional (altamente cualificado) + integración institucional + integración Atlántica + «pertenencia y cultura de casta«
No existe un modelo «profesional apolítico» más que en el plano meramente propagandístico.
Los cuatro componentes indicados: cualificación profesional (técnica, organizativa, táctica y estratégica), integración institucional, integración OTAN y «pertenencia y cultura de casta«, conllevan una definición política muy precisa.
El «profesional tipo» de las FF AA españolas es monárquico, atlantista y clasista con fuertes prejuicios antipopularesxv. La Iglesia, en sus componentes más reaccionarios, se ha ocupado siempre de proporcionar un elemento de control ideológico adicionalxvi.
Existen algunas contradicciones personales, grupales, marcadas por la etapa de Gobierno en la que los mandos militares han sido promocionados a los puestos de más alta responsabilidad.
En relación con los suboficiales y el personal de tropa puede afirmarse la existencia de una mayor vinculación popular. Ello es debido a la inexistencia, entre ellos, de una tradición y un espíritu de casta. También a la procedencia más humilde de sus componentes.
El marco ideológico general en el que se mueven las Fuerzas Armadas está sometido, sin embargo, a fuertísimas contradicciones. Muchas de ellas están cambiando, aceleradamente, de manera casi vertiginosa el modelo-tipo del militar profesional.
Hay varios «conceptos» clave sobre los que giran estas contradicciones de la ideología militar. El más importante de ellos, sin duda, es el de soberanía. La «patria» que los militares consideran de su casi exclusiva incumbencia se ha perdido en los entresijos de una dependencia que ha convertido nuestro país en una provincia del imperio. La Fuerzas Armadas son componentes subordinados al aparato militar de los EEUU principal instrumento para el sometimiento de los países, la apropiación de los recursos estratégicos y la dominación del mundo.
Muy importante también en estos momentos: determinadas estructuras institucionales y de poder vinculadas a las FFAA están deterioradas de manera irreversible. Entre las estructuras de poder dañadas sin remedio la más importante es la Monarquía.
En estas condiciones es posible que el movimiento popular pueda producir en las FFAA un rechazo progresivo de la aceptación de una «solución represiva». De hecho el «aplastamiento profesional» de los oficiales que habían pertenecido o simpatizaban con la UMD, dejó un sentimiento de frustración ampliamente extendido, que está latente en muchos cuadros profesionales. El crecimiento de la U.M.D (Unión Militar Democrática), antes y después de la «autodisolución» (muy forzada por los llamados «partidos constitucionales», llevaba ritmos vertiginosos.
Conclusiones provisionales
En principio, mandan Washington y la oligarquía dominante
-La intervención militar sobre el proceso político se producirá siempre dentro del «marco flexible» de la doctrina militar vigente de carácter atlantista. Los agentes políticos desestabilizadores del régimen de la Transición -el movimiento popular- serán progresivamente catalogados con los códigos de identificación del enemigo presentes en la doctrina estratégica del Pentágonoxvii.
-La propia injerencia del Régimen en el proceso político tiene formas y estructuras variables. De modo que:
La intervención estatal sobre el proceso político se producirá siempre dentro del «marco flexible» del sistema constitucional. La Constitución de 1979 ha sido construida, interpretada y modificada por la oligarquía dominante. Es su instrumento de poder y será su instrumento de represión. La última información, plenamente confirmada, sobre la militancia continuada del Presidente del Tribunal Constitucional: Francisco Pérez de los Cobos, lleva al límite intolerable la ya por sí vergonzosa politización -y los enormes casos de corrupción) del Poder Judicial.
La represión en primer plano; la República en el segundo
-Las intervenciones del Régimen en el proceso de revuelta popular se producirán con la utilización combinada de agentes distintos: aparato militar, policial, legislativo, judicial, penal, administrativo, etc. El papel fundamental es el de la «preparación de la opinión pública» (aparato mediático: Falsimedia)xviii. La propaganda política tiene una importancia extraordinaria pero ya han pasado los tiempos de los discípulos de Goebbels, aunque ellos sigan realizando ferozmente su oficio.
-Todos los procesos de estabilización represiva tienen que «rendir tributo» a las «evidencias de legitimidad«. En el caso del Estado español, ninguna intervención dura (que pueda tener éxito) puede, en estos momentos, oponerse abiertamente a la dinámica creciente de movilización popular.
-Considero que la República está en el horizonte político inmediato. Ahora bien, la lucha social, política y económica va a ser intensísima, antes y después de ese «momento histórico».
La consideración del «después» como escenario de análisis e intervención política tiene que ser inmediato para las fuerzas sociales y políticas que se oponen al Régimen. De no ser así actuarán a remolque de los acontecimientos.
La oligarquía económica responsable de la explotación inmisericorde de los trabajadores, del empobrecimiento generalizado de la población, de la privatización programada de los «servicios públicos», del «saqueo de la propiedad pública»; de la corrupción generalizada que incluye «mordidas», «sobresueldos» y «liquidaciones» escandalosas; está preparando ya su transformación cosmética para desembarcar en una nueva República.
El proceso tiene que ser de ruptura. No hay posibilidad de cambios sociales sin proceso constituyente al margen de los poderes constituidos.
¿Cómo se para al movimiento popular? ¿Qué pasará después?
A mi juicio el derrumbe del Régimen de la Transición y la instauración de la República es un proceso inevitable para los poderes oligárquicos que nos han llevado y están gestionando la crisis.
El problema es ¿Qué pasará después?
-El análisis de los procesos de desestabilización en las últimas décadas: América Latina, Gran Oriente Medio, Africa, etc. demuestra que las intervenciones clásicas: golpes de estado financiados y apoyados por el exterior, intervenciones militares indirectas, intervenciones militares desde el exterior; han sido desplazadas por intervencionismo o golpismo de características totalmente distintas: golpe mediático militar, golpes económicos, golpes institucionales, con intervención destacada de las intervenciones sobre la «opinión pública».
-Los «golpes institucionales» en los que uno o varios órganos del Estado derriban un presidente, tal como ha ocurrido en Honduras y Paraguay, han contado con la participación o la complicidad de las Fuerzas Armadas.
-Las FF.AA como institución no ha asumido nunca un «espíritu democrático».
Los conceptos de «soberanía popular» y de servicio al pueblo, en su sentido más profundo de obediencia a las grandes mayorías, han sido siempre ajenos a los cuadros de mando de las FF.AA. Tales cuadros se han considerado siempre como parte de la élite social en un sistema «naturalmente desigualitario».
En una situación «crisis social abierta» una parte importante de los mandos superiores han reactivado los valores del franquismo, interpretados e integrados con facilidad dentro de los conceptos estratégicos e imperialistas de la OTAN. Un país en revuelta puede ser catalogado por la propia Alianza Atlántica como un «estado fallido», y las organizaciones que promueven esa revuelta como «organizaciones terroristas».
-La Constitución facilita una interpretación intervencionista al colocar a las FF.AA. bajo el mando supremo de la Corona, y al asignarles la tarea de: «Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional«. Esta interpretación intervencionista está promocionada dentro de las FF.AA.
Las Fuerzas Armadas «contra el pueblo» o «con el pueblo»
A pesar de los intentos de colocar a las FFAA como dique contra las aspiraciones legítimas de los ciudadanos, ha tenido una larguísima tradición en nuestro país, que nos llevaría hasta abril de 1931; las cosas no se plantean tan fáciles como les parece a algunos.
No solo me refiero a los sectores más reaccionarios del PP (que están preparando el desembarco de una Aurora Dorada a la española); sino también al consorcio «bipartidista-atlántista PP-PSOE» que ha planificado la crisis en líneas generales (reforma laboral y privatizaciones incluidas), que ha compartido gozosamente la corrupción del sistema, y que ha mantenido la identidad básica en una obediencia exterior a prueba de genocidios y bombardeos.
Los factores sociológicos vinculados a la crisis están rompiendo con la «unidad a prueba de pueblo» que ha propuesto la casta militar.
Los elementos de la situación son, a mi juicio los siguientes:
Contra el pueblo
-Las FF.AA. han mantenido de una manera muy estricta una endogamia casi total en el reclutamiento y la promoción de sus cuadros de mando superiores. El franquismo, las actitudes reaccionarias frente a los movimientos sociales -fundamentalmente los de origen obrero y popular-, el antimarxismo más visceral y la vinculación ideológica a la jerarquía eclesiástica más conservadora, constituyen la carga genética de esas «familias militares» que han cubierto los mandos de las FF.AA.
La aceptación de la estructura ideológica de la «guerra mundial antiterrorista»: trasladada desde los documentos doctrinales de la OTAN y de los propios EEUU: la «Nueva Estrategia de Seguridad Nacional» (establecida y codificada por Bush y «retocada y actualizada» por Obama), ha sido total. Ambos componentes ideológicos han encontrado un fácil acomodo.
Con el pueblo
Los factores de cambio de la otrora compacta «institución militar» son muy variados, tienen relación con la crisis económica catastrófica que afecta sociológicamente a todas y cada una de las «familias militares» (salvo las que forman parte de la oligarquía que ha explotado a fondo, en su beneficio, la propia crisis).
Pueden señalarse los siguientes:
La crisis en clave popular
-Es indudable que una parte muy importante de los cuadros medios profesionales -a todos los niveles, también los oficiales- están siendo afectados por la crisis y empiezan a «leerla» en clave popular.
La propia endogamia -ejercida sin contemplaciones- ha creado disgusto profesional en muchos sectores de los cuadros de oficiales y en la generalidad de los suboficiales y de la tropa profesional. El entorno familiar inmediato de estos cuadros medios -con frecuencia profesionales, funcionarios o jóvenes sin empleo o en precario, empobrecidos por la crisis-, está agrietando el «compacto núcleo ideológico» de la casta «franquista-monárquico-atlántista» que ha gobernado las FFAA.
-Los suboficiales y el personal profesional de tropa y marinería -una parte fundamental de las FF.AA., por su cualificación técnica y por su experiencia en intervenciones exteriores-; un factor clave en el funcionamiento del aparato militar forman un grupo aparte. Son mucho más proclives a la identificación con el pueblo.
Esto es así, no sólo por su origen social, mucho más humilde, y por el «ofensivo» espíritu de casta de los oficiales superiores, sino porque las sucesivas leyes de la carrera militar han frustrado sus aspiraciones de ascenso a las categorías superiores de mando por acumulación de méritos y de estudios académicos y profesionales. Los ascensos han sido pocos, la carrera militar limitada, y el «origen» de los oficiales de esta procedencia «marcado» en su historial y en los propios uniformes.
Los arrestos relacionados con la actividad de la AUME (en la persona de su presidente, el subteniente Jorge Bravo), con la aplicación de conceptos jurídicos indeterminados y gestionados siempre por los mandos y dentro de los propios órganos judiciales de las FF.AA, está cuestionando, por este lado, la integridad de un sistema militar caracterizado, en gran parte, como poder independiente del Estado.
La justicia militar, los abusos a las mujeres y los casos de tortura
-Varias noticias publicadas y verificadas en los medios de comunicación apuntan a la aparición del «acoso sexual» dentro de las FF AA españolas. Y no se trata de abusos menores. El trato vejatorio -en ocasiones asimilable directamente a una violación- ha sido «transformado» en «abuso de autoridad»; la ofendida ha sido arrestada y el responsable ascendido. El procedimiento jurídico es interno y no se hace púbica la sentencia de la Sala Militar del Tribunal Supremo. La comparación con Fuerzas Armadas de otros países «aliados» y «modelos» del nuestro, como los EEUU o Alemania, llevan a la conclusión de que nos encontramos con un problema gravísimo «encubierto por el sistema judicial militar» y por la desmesurada extensión de las «materias reservadas» que encubren conductas realmente criminales.xix
-Las «intervenciones exteriores» que han encuadrado a las FF.AA. españolas y a las Fuerzas de Seguridad del Estado en operaciones de guerra y operaciones de estabilización a las órdenes de mandos externos, realizadas como auténticas intervenciones neocoloniales al servicio del nuevo impulso imperialista de los EEUU, de sus «aliados europeos» y de otros aliados regionales, están creando graves contradicciones en su senoxx.
La soberanía en el «bolsillo trasero del Tío Sam«
A la pérdida absoluta de soberanía económica totalmente indisimulable desde el estallido de la crisis, se ha sumado una absoluta falta de soberanía en las relaciones exteriores y en la decisión sobre la paz o la guerraxxi.
Nuestros aliados y nuestros enemigos son señalados desde Washington y voceados por Falsimedia al margen del derecho internacional, de nuestros propios intereses nacionales, de los mandatos originales de la ONU, del principio de no injerencia (sustituido por el llamado «deber de intervenir«), y del único principio que puede garantizar la paz y las buenas relaciones internacionales: el de la buena vecindad y la solución negociada de los conflictos.
Es muy probable la coexistencia de una nueva generación de «africanistas» -con mandos del tipo del general de división Chicharro (con un discurso fuertemente golpista y fascista)-, con una minoría creciente de mandos militares que comprenden el desastre al que puede conducir la «obediencia a Washington».
-Es muy probable también que la experiencia de la «guerra mundial antiterrorista» concebida como permanente, que ha evidenciado el absoluto desprecio por los pueblos, la disponibilidad para la realización de «matanzas coloniales», de organizar centros de experimentación de la tortura y exterminio como Abu Ghraib o Guantánamo, de realizar guerras al margen y burlando los mandatos de la ONU como en Yugoslavia, de consumar matanzas genocidas como las de Irak (puestas al descubierto por los papeles de Irak y de Afganistán de Wikileaks), haya provocado fuertes contradicciones entre dos grupos de mandos militares. En momentos duros de la guerra afgana ha habido «competencia» entre coroneles para no ir a la zona de combate.
El discurso cínico de la soberanía, la pobre lealtad a un Rey
-Hay dos contradicciones fundamentales dentro del discurso de las FF.AA.xxii: la de la soberanía y la del apoyo «constitucional» a la Monarquía.
Es obvio para muchos cuadros medios que la soberanía económica, política y exterior está muy lejos de la Moncloa y la Zarzuela: en Bruselas, en Washington, en el FMI, o en «la troika».
Es evidente también el carácter «ejemplar» -en cuanto a corrupción y falta de todo sentido patriótico y de servicio público- , que ha tenido la Monarquía como institución, y todos sus miembros y servidores. El Rey -a favor de la impunidad absoluta-, se ha comportado como el jefe de una verdaderos mafia económica y política dispuesto a cambiar imagen y poder institucional por favores económicos y participaciones ilegales -«tajadas»- del presupuesto público.
Al final, el pueblo
Uno de elementos básicos -tal vez el fundamental- de una dinámica de ruptura democrática que alcance el objetivo de iniciar un proceso constituyente arrancando el poder político y económico de la oligarquía que nos gobierna, es el de la «toma pacífica y democrática de los cuarteles«.
Pese a la endogamia y a su aislamiento ideológico y estructural de los sectores populares, el aparato militar se ha hecho más permeable desde que ha comenzado la crisis. La crisis ha visibilizado la naturaleza brutal del poder oligárquico, su esencia explotadora y desigualitaria, y su carácter corrupto. La identificación con la oligarquía responsable de la misma y con sus agentes políticos, es cada vez más problemática incluso dentro de las fuertemente ideologizadas fuerzas armadas.
Se impone, pues, el desarrollo de una estrategia directa y múltiple de «descontaminación» de las Fuerzas Armadas que deben asumir y desarrollar en la medida de sus posibilidades todos las organizaciones y los militantes sociales.
El objetivo es la ruptura de los vínculos y subordinaciones que impone la casta militar, el desarrollo de actitudes críticas entre los profesionales y la neutralización pacífica del aparato militar como instrumento de la oligarquía.
Al final, los militares honrados, los que siempre han respetado al pueblo, los que se avergüenzan del discurso golpista que se predica en nombre de todos, cubrirán sus arcadas con guirnaldas de bienvenida y taparán con flores las bocas de sus fusiles.
Largo el camino. Breve el tiempo para recorrerlo.
Notas:
i El enlace entre los gobernantes en su conjunto, la continuidad del gobierno, las líneas generales de la política y la administración pública, la gestión ordinaria y extraordinaria de leyes y presupuestos, el plan de privatizaciones, los recortes en los servicios públicos y lo que líderes como Rajoy y Rubalcaba llaman «política de estado» -el Gran Negocio en su totalidad-; lo establecen los grandes poderes económicos. El complejísimo engranaje de esta máquina de hacer y concentrar dinero se mantiene perfectamente engrasada gracias a la corrupción: savia del sistema y eslabón de enlace entre todos los engranajes.
La raíz fundamental del poder político, de G, es económica: grandes corporaciones y finanzas, internacionales y transnacionales.
En España, un país desindustralizado por la aplicación de los dogmas del capitalismo en su fase neoliberal y por su dependencia absoluta del exterior, los agentes económicos que administran la «alternancia política» tienen nombres muy tradicionales: Ladrillo, especulación urbanística, «reclasificaciones de suelo público», apropiación del suelo común con gigantescas plusvalías, e incluso, como guinda nacional y tributo casposo al clericalismo más rancio: apropiación de enormes cantidades de «tierras no registradas» por la Iglesia.
ii La Real Academia de la Historia lo está convirtiendo, de la mano del PP y por la senda profundísima que dejó en la conciencia colectiva el largo camino de «silencio cómplice» de los demás partidos, en una especie de benévolo dictador necesario. Otro desprecio a los que de ninguna manera pueden ser humillados: las cientos de miles de víctimas del franquismo y sus familiares. El último paso ha sido el de eliminar la partida presupuestaria que facilitaba la localización de las fosas comunes y el reconocimiento de los restos.
iii http://desconciertos3.blogspot.com.es/2011/03/antiamericanismo-y-franquismo.html
iv Sus dos hombres de confianza en las FFAA (Armada y Milans) fueron inevitablemente condenados, mientras se enterraba la trama civil (que implicaba a grandes personajes políticos del arco parlamentario), y una enorme trama militar que continuó la conspiración activa -y casi irresistible- durante todo aquel año.
v El Estado pasó a depender de una «oligarquía económica y política» cada vez más independiente de los procesos democráticos y cada vez más corrupta.
El creciente movimiento popular de trabajadores y trabajadoras en paro, precarizados y empobrecidos, jóvenes y menos jóvenes; y las grandes masas populares que están engrosando protestas continuas y masivas, han expresado con absoluta claridad el desdén por todo el sistema político y económico y la necesidad de construir otro desde abajo.
vi Declaraciones del coronel Francisco Alamán:
Declaraciones del general Chicharro.
viihttps://www.google.es/search?q=revoluci%C3%B3n+de+los+claveles&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ei=SbNTUqrEPIrm7Abv-4HwCw&ved=0CAcQ_AUoAQ&biw=1366&bih=643&dpr=1#facrc=0%3Brevolu%C3%A7%C3%A3o%20dos%20cravos&imgrc=_
viii http://es.wikipedia.org/wiki/Accidente_del_Yak-42_en_Turqu%C3%ADa
ix «¿Para que estamos? Cuestionando el compromiso de los militares»: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=174711
x «La guerra un mal infinito»: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=174651
xi«Testimonio militar»:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=171159
«Todos los pueblos debemos mantenernos unidos solidariamente, para hacer frente al saqueo a que estamos siendo sometidos por la Troica»:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=171829
xii Su representante descarado en Defensa es el propio ministro Pedro Morenés, y lo fueron también algunos ministros y subsecretarios anteriores de «largo empeño» y «bipartidistas» como Eduardo Serra o José Bono.
xiii Tal es la sustancia negociadora que ha llevado a Rota al «Componente naval del escudo antimisiles». Ya está plenamente operativo -con otras unidades más- y haciendo ejercicios en la zona de tiro del Polígono Naval Janer.
xiv Aquí es donde juegan las declaraciones y la continua propaganda golpista -una «estrategia preventiva» de manual y perfectamente planificada, del general de división J.A.Chicharro Ortega, que se arroga el papel de «salvador de la patria» y representante del «colectivo militar». Personalmente puedo aclarar que ingresé en la Escuela Naval Militar 6 años antes que este «guerrero». Conocí muy bien a la Infantería de Marina de los primeros y segundos años de la Transición. Embarqué en casi todos los buques anfibios de aquella época con niveles altos de responsabilidad operativa muy altos. Participé en el transporte de material de guerra del ejército de Tierra al Sáhara, y de infantería de marina a Canarias. Muchos de los tenientes, capitanes, y comandantes a los que conocí perfectamente repudiarán con absoluto desprecio las reiteradas declaraciones de este general al que le enseñaron a admirar a Franco y acabó pareciéndose a Pinochet:
http://www.contrainjerencia.com/?p=34294
xv http://www.alertadigital.com/2012/08/22/carta-de-un-almirante-al-alcalde-ladron-de-marinaleda-estoy-mas-que-harto-de-pagar-el-sueldo-a-impresentables-como-usted/
xvi El Estado español y la Iglesia Católica, un enlace eterno. Las Fuerzas Armadas:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=169786
xvii Durante el gobierno de Aznar, como contrapartida al fuerte apoyo político de España a la invasión de Irak, el gobierno español trabajó intensamente para que la izquierda abertzale en su totalidad fuese incluida en la listas de «organizaciones terroristas» de Washington y de la UE. La misma estrategia globalizadora llevó a culpabilizar a esa misma izquierda abertzale del atentado de los trenes de Madrid.
xviii En los últimos tiempos el control total del Régimen sobre los medios de comunicación (privados o falsamente públicos) se está quebrando aunque de manera irregular. Resulta realmente sangrante la labor de «defensa institucional» a toda costa de las cadenas vinculadas a PRISA o al PSOE. Los profesionales tienen una obligación con la verdad y con el «movimiento popular» al que no pueden traicionar de nuevo:
«Los Ejes del Mal según Clinton-Obama»
Carta abierta a los intelectuales de Falsimedia con motivo de la manifestación realizada en Madrid el día 25 de abril bajo el lema: «Cuba no está sola»:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=105373
xix» La capitana, un teniente coronel indigno y el entorno militar»:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=171070
En Estados Unidos:
En Alemania:
http://internacional.elpais.com/internacional/2011/01/21/actualidad/1295564414_850215.html
xx Para cualquier miembro honrado de las FFAA es intolerable la caída en el pozo de los «asuntos reservados» y de los asuntos eternamente «sujetos a investigación interna», de las terribles torturas publicadas en un vídeo realizado en el acuartelamiento de las FFAA españolas en Iraq:
http://www.youtube.com/watch?v=zeIGhi_9Brk
«Vergüenza y frustración»:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166005
«El vídeo de Irak, los derechos humanos, y una guerra que no debió ser»
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166075
A todo eso hay que añadir el horrible testimonio de soldados entrenados para torturar a sus propios compañeros:
http://politica.elpais.com/politica/2013/05/10/actualidad/1368183664_732640.html
xxi «Del general Sanz [jefe de la cúpula militar] y el almirante Torrente [secretario general de Política de Defensa] para abajo, los oficiales clave de las Fuerzas Armadas españolas han vivido en EE UU y han vuelto como fans. Son instintivamente proamericanos en política, táctica y equipo. Dicho esto, esos oficiales son orgullosos españoles y se toman mal cuando sienten que a España se la da por descontado o se le trata en menos que la potencia media democrática en que se ha convertido». La frase forma parte de un informe secreto elaborado por Eduardo Aguirre el 30 de agosto de 2008, con motivo de la visita a España de un alto cargo del Pentágono, y refleja la atención que la Embajada de EE UU en Madrid presta a los altos mandos de las Fuerzas Armadas españolas, con quienes mantiene estrecho contacto.
Publicado en El País el 23.3.2013
xxii Cuando el texto dice FF.AA. y no se trata de una expresión concreta, de aquella épocse refiere también a las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Antonio Maira es Capitán de Fragata de la Armada en situación de retiro.
-Fue miembro de la Unión Militar Democrática (UMD).
Después de que esta organización fue autodisuelta continuó, como muchos de sus compañeros, las actividades políticas antifascistas y antigolpìstas dentro de las FFAA, hasta el 23-F, el Manifiesto de los Cien; y mucho más allá cuando se consumó el fraude del referéndum de la OTAN por parte del Gobierno de Felipe González.
En 1975 estaba destinado en Madrid. Ante la evidencia de pertenecer a la UMD fue expulsado, embarcado y enviado a Canarias para navegar en aguas del ya marroquí Sáhara Occidental.
En fechas previas al 23-F fue procesado judicialmente por su defensa abierta del orden constitucional y sus posiciones antigolpistas. Aunque el procedimiento judicial fue sobreseído fue arrestado pese a ser el segundo comandante de la unidad. Ante la sucesión de arrestos, procedimientos judiciales, aislamiento profesional, negación de destinos, no reconocimiento de méritos profesionales, situación ilegal de «observación de conducta» y toda clase de intentos de humillación, solicitó «voluntariamente» el pase a la situación de reserva en 1986 a los 39 años de edad.
-Es licenciado en Ciencias Políticas, Sociales y Económicas por la Universidad Complutense en 1975.
-Desde la «guerra contra Yugoslavia» empezó a trabajar como analista político en «medios alternativos»: primero «en papel» en el resucitado El Viejo Topo.
Más tarde, desde mayo del 2.000 combinó, durante algún tiempo, la publicación en ese medio con el trabajo en la red; en el ya desaparecido quincenal digital Cádiz Rebelde.
Cuando este medio alternativo se convirtió el diario digital «inSurGente» se dedicó, en exclusiva, al trabajo en medios digitales.
Fue fundador, codirector, editor y responsable de la sección Internacional en Cádiz Rebelde e InSurGente.
Desde hace muchos años es colaborador habitual de Rebelión y CubaDebate.
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