El próximo 3 de abril empieza oficialmente la Copa América. Por mucho que se han empeñado desde las instituciones en promocionarla no parece que a la gente le apasione mucho ver la carrera de barquitos. Tampoco es extraño, esta competición nunca ha sido un deporte popular. La Copa América ha sido siempre una competición exclusiva […]
El próximo 3 de abril empieza oficialmente la Copa América. Por mucho que se han empeñado desde las instituciones en promocionarla no parece que a la gente le apasione mucho ver la carrera de barquitos. Tampoco es extraño, esta competición nunca ha sido un deporte popular. La Copa América ha sido siempre una competición exclusiva de aristócratas y empresarios forrados. Una demostración pública en la que, ricachones acostumbrados a vivir a costa de la explotación y la dominación de muchas personas, se empeñan en exhibir como tratan de dominar también las «fuerzas de la naturaleza», en este caso el mar. En otras épocas la moda eran las expediciones montañeras, los safaris o las jornadas de «caza mayor».
Con la excusa de la Copa América los políticos y empresarios valencianos han invitado a sus amiguetes de otros sitios a darse un paseo por el puerto de Valencia y sus alrededores. Una invitación a tomarse un martini como aperitivo para lo que será la próxima transformación de la zona y la sustitución de su población. Una plácida visita a alguna terraza selecta desde la que se pueda ver como la maquinaria urbanizadora expulsa fuera de la zona costera a unos vecinos que no hacen juego con el «glamour» del Hotel de lujo de Las Arenas ni con el «pantalán de los megayates». A los ricos no les gusta que a través del fondo de su copa se vea la precariedad y las condiciones de vida que ellos mismos generan.
A pesar de tener mucho dinero y querer pasear sin miedo sus abultadas carteras por los barrios marítimos, los empresarios no son tontos. Los gastos de la competición, en gran parte, los pagarán las instituciones. El Consorcio Valencia 2007 formado por los patrocinadores, el Ayuntamiento, la Generalitat y las instituciones estatales, es el encargado de hacer de asistente para el acontecimiento aportando infraestructuras, promoción, seguridad, etc. La colaboración institucional con el verdadero ciudadano, el empresario, se muestra aquí con toda claridad. Estamos en época de elecciones y un evento espectacular como este a veces sirve para hacer olvidar las malas experiencias acumuladas. El espectáculo conviene a todos los políticos con opción de pillar cacho y por eso lo apoyan.
En el folleto promocional del Consorcio Valencia 2007, además de asegurar la promoción de los deportes náuticos entre la población…¿? Se anuncian otros compromisos más sinceros. Dicen, por ejemplo, que con la Copa se generará una nueva centralidad para los barrios marítimos en torno al puerto. Paralelamente, las instituciones valencianas unidas al sector de la construcción, llevan tiempo impulsando una transformación de la zona que tendrá como resultado la deportación del actual vecindario (en su mayoría trabajadores y ancianos) y su sustitución por una población mas adinerada (profesionales liberales, jóvenes empresarios, etc.). Para ello no han dudado en sitiar aquellas zonas que se oponían a sus proyectos, como el Cabanyal (hay mucho dinero en juego). El asedio ha durado ya años y ha incluido la degradación intensiva de la zona, mentiras, acoso, chantajes y presión legal y mafiosa hacia los vecinos. Todo con el objetivo de quebrar la oposición a un plan de «reforma integral» que incluye la expulsión de l vecindario actual.
Junto con la sustitución de población prevista, los planes urbanísticos para los barrios marítimos (Nazaret, El Grau, Cabanyal-Canyamelar y la Malvarrosa) incluyen su transformación en una zona de comercios de diseño, restaurantes de lujo y cafeterías pijas. El Hotel Las Arenas es una avanzadilla y, desde la «nueva centralidad» portuaria, se nos muestra cual es la idea que quieren exportar los urbanistas: de compras por la boutique Louis Vuitton, tomarse un lujoso café en el Nespresso Bar, remojarse la cara en una fuente Aquabona después de flipar con el precio de una caña en la terraza Bianco. Si los nenes han venido los mandaremos a la zona de juego «Adecco (ett): acepta el desafío» para que vayan practicando para el futuro.
Convertir la zona costera en un área comercial y de ocio implica que los empleos que se generarán en el futuro estarán marcados por la explotación y la temporalidad. Una precariedad laboral que se ha mostrado, con toda su crudeza, también durante la preparación de la Copa América. Las habituales presiones y chantajes de las contratas hacia sus trabajadores (por la prisas y los plazos de entrega) han desembocado en jornadas de 10 y 12 horas al día y 7 días a la semana, sueldos de chiste, accidentes laborales (con explosiones y lesiones de por vida incluidas), etc. y es que el sector de la construcción tiene también un papel importante en este tipo de eventos. Todo esto también lo prometían en el folleto del Consorcio Valencia 2007 en el apartado de impulsar el comercio, el ocio y el negocio.
Según este mismo folleto la Copa impulsará también la cultura. La cultura-espectáculo dirigida de arriba a abajo que sirve para maquillar los negocios hechos a costa de la población. Una promoción cultural que, en un primer momento, sirve para promocionar el «patriotismo de ciudad» que acalle de alguna manera los conflictos generados por la imposición de sus planes. Tratan de despistar con fuegos artificiales a al menos una parte de la población. Intentan embarcarnos en una especie de entusiasmo colectivo con lemas como «Valencia, la ciudad de moda (…) tu momento ha llegado (…) vive valencia…» que nos hagan sentirnos cómplices de sus proyectos y sirvan para que olvidemos las consecuencias dramáticas de sus tejemanejes. A más largo plazo, lo que se pretende, es promocionar la ciudad en determinados círculos económicos para atraer negocios e inversiones (turismo de negocios o de golf, negocios urbanísticos, etc.)en los que las instituciones intervendrán como un actor mas.
La Copa América es una convención de ricachones amantes de la costa que, con sus pabellones de patrocinadores, sus comercios y sus zonas de ocio nos anuncian cual es el modelo de ciudad que tienen previsto para sus zonas de actuación (entre las cuales han elegido los barrios del marítimo). Al resto nos han asignado el papel de espectadores alucinados y bien vigilados por sus sofisticados medios de control social dirigidos a aplicar disciplina allá donde sea necesario para que todo se desarrolle tranquilamente.
La Copa América supone un nuevo impulso a la destrucción del Cabanyal, a la especulación urbanística y hotelera, a la destrucción de la costa, al aumento del control social y al silenciamiento de toda oposición a sus planes y negocios. Con su desembarco en los barrios costeros de Valencia los adinerados impulsores de la Copa pretender dar un paso adelante en la toma de la zona y su transformación a la medida de sus intereses. Pero no siempre las expediciones salen como se planifican y en ocasiones estas aventuras se topan con la cruda realidad de quien no quiere que le pasen por encima. Hagámoslo.
- RESPONSABLES: Ayuntamiento de Valencia, Generalitat Valenciana y las instituciones estatales.
PATROCINADORES PRINCIPALES: Louis Vuitton, Endesa, Santander, Alcatel-Lucent
PATROCINADORES: Nespresso, Adecco, Ford, El Corte Inglés, Estrella-Damm, G. Leche Pascual, Coca Cola y Vodafone
Contra la Copa América y contra los planes de deportación integral del Cabanyal, boicoteemos a los responsables y sus cómplices.
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