La mala calidad habitual del servicio que presta Correos se ha visto acrecentada durante el verano por el caos de la contratación. El correo se acumula en las carterías y parece que a nadie le importa pues la dirección de Correos se defiende diciendo que son hechos puntuales.
Pero no es así. La mala calidad es algo habitual, no solo del verano, a pesar de los estudios internos de Correos que no coinciden ni mucho menos con los estudios realizados por empresas externas. La consultora Deloitte presentó un informe en 2004 por encargo del Ministerio de Fomento en el que situaba a Correos en los últimos puestos de la Unión Europea en cuanto a plazo media de entrega, red de recogida, red de entrega, trabajadores por habitante y por km2. Otro informe hecho público en julio de 2006 elaborado por la empresa PricewaterhouseCoopers por encargo de la Comisión Europea vuelve a poner a Correos en el último lugar en cuanto a calidad del servicio, ni siquiera la incorporación de los países del este a evitado que Correos ocupe ese último lugar.
CGT no acepta las medidas que proponen estas empresas con el fin de garantizar el mantenimiento del Servicio Postal Universal: reducción de la red de oficinas, reducción de plantilla, reducción del propio Servicio Postal Universal y aumento de precios. Estas medidas iban a perjudicar aún más la calidad del servicio, en cambio, sí estamos de acuerdo en que sean los estados los que subvencionen servicios que nunca pueden ser rentables económicamente hablando.
La dirección de Correos, ante el estudio de PricewaterhouseCoopers y la próxima toma de postura de la Unión Europea sobre la liberalización total de los servicios postales, se ha puesto nerviosa y ha constituido un grupo de presión con los correos de Bélgica, Francia, Grecia, Italia, Hungría, Luxemburgo y Polonia. Piden prudencia a la Unión Europea a la hora de redactar la tercera directiva postal y que se determinen unas medidas verdaderamente eficientes para la financiación del Servicio Postal Universal. Quizás la tan alabada por CCOO Ley Postal no resultó tan buena estableciendo unos servicios reservados por debajo de lo que dictaba la Directiva Europea y sin compensar la mayor liberalización del mercado español.
Mientras tanto otros sindicatos se dedican a echar sal en la herida. CSIF en sus jornadas de junio de 2006, aprobó apoyar una posible venta de acciones al capital privado «que asegure la viabilidad global de Correos».
Los acuerdos sindicales que se han ido firmando en los últimos años han ido creando las condiciones que facilitarán la privatización definitiva, vaciando de contenido la condición de funcionario del personal destinado en Correos, equiparación de este personal con el laboral (a la baja, por supuesto) y recortes de derechos para todos.
La situación es muy complicada pero en CGT seguiremos teniendo en cuenta nuestro doble papel de trabajadores y usuarios:
-la defensa de unos servicios postales como un servicio público y de calidad, rechazando el cierre de oficinas y la subida de tarifas por encima del IPC y reivindicando el reparto diario, la dotación de plantilla suficiente a los centros de trabajo y la no discriminación de los usuarios por el lugar donde vivan, y
– la defensa y mejora de nuestras condiciones de trabajo (algo también muy importante para dificultar la privatización).
Los servicios públicos son patrimonio de todos, no podemos permitir que nos los roben para provecho de unos pocos. Entendemos que siempre debe primar la rentabilidad social, la calidad del servicio, por encima de la búsqueda a toda costa de los beneficios económicos. Éstos no deben ser motivo de satisfacción pues sabemos que son resultado de la mala calidad del servicio y del recorte de derechos de los trabajadores.