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Covid-19 y demografía: claves de una pandemia

Fuentes: SEMlac

Aunque la posibilidad de enfermar de covid-19 existe para todas las personas, la realidad es que no todas se afectan por igual, reconocieron especialistas durante el panel «Covid-19 y dinámica demográfica. Una relación que importa», el pasado 9 de julio.

La demografía, junto a otras ciencias, puede ofrecer claves que ayuden a la contención de la pandemia, señalaron ponentes durante el intercambio, organizado por el Centro de Estudios Demográficos (Cedem) de la Universidad de La Habana y la oficina en Cuba del Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), a propósito del 11 de julio, Día Mundial de Población.

En Cuba, el riesgo mayor de morir lo tienen personas mayores de 60 años, aunque en el actual rebrote, el más severo en la nación caribeña, los grupos de población más jóvenes marcan la pauta en la transmisión.

«La covid -19 es un grave problema de salud y, por tanto, también social. Queda probado que el comportamiento de las personas interviene decisivamente en la contención de una pandemia como esta», señaló Antonio Aja, director del Cedem.

El investigador valoró los aportes de la demografía en la formulación de políticas, así como los vínculos entre pandemia y procesos demográficos como la migración, la movilidad poblacional, las dinámicas familiar, la morbilidad y la mortalidad, entre otros.

«Hemos pasado de una enfermedad asintomática a una sintomática», expresó la investigadora Marbelis Orbea, quien dijo que las tasas de incidencia por grupos de edad se concentran entre 20 y 59 años.

«La estructura por edad y sexo de los casos positivos a la covid-19 siguen la estructura de la población cubana, pero se aprecian diferencias al realizar este análisis a nivel de provincias o municipios», reconoció.

Además, las tasas de incidencia por sexos dan cuenta de una superioridad femenina en el total acumulado hasta mayo de 2021, aunque se han observado oscilaciones durante el período, detalló. Ese comportamiento se distancia de la tendencia internacional, en la cual son los hombres los más afectados por la enfermedad.

«La mortalidad habla de mayor afectación para el sexo masculino en edades avanzadas, aunque en los últimos meses se han reportado casos en edades jóvenes», precisó.

Por otra parte, señaló que no se observan grandes correlaciones entre variables como las tasas de incidencia, la densidad poblacional, el grado de urbanización o el índice de envejecimiento.

Otras variables a tener en cuenta son las migraciones y la movilidad de la población.

En la primera quincena de julio de 2020, por ejemplo, 86,66 por ciento de los emigrados cubanos y 58,26 por ciento de quienes contaban con menos de seis meses en el exterior se concentraban en países con alto riesgo epidemiológico, al tener tasas de incidencia por encima de 100 contagiados por cada 100.000 habitantes, indicó Arianna Rodríguez, también del Cedem.

«Este escenario se complejiza más por la intensa migración interna en el territorio nacional y la movilidad y carácter pendular de parte de ella», comentó.

Respecto a la migración y los desplazamientos territoriales, análisis citados por la experta constataron que La Habana se mantiene como provincia mayor receptora de migrantes internos en el país, lo que favorece la existencia de una tasa de crecimiento total positiva.

Casa adentro

Las familias también deciden en la trasmisión, apuntó la subdirectora del Cedem, Matilde Molina Cintra. Los estudios han demostrado que, más allá de la existencia de otras fuentes de contagio, abunda es la familiar.

Entre el 11 de marzo y el primero de junio de 2020, 38 por ciento de los casos positivos estaban asociados a redes familiares, con el mayor número de casos y familias en La Habana, por entonces epicentro de la pandemia en el país.

En el actual año, entre el primero de marzo y el 31 de mayo, la trasmisión intradomiciliaria representaba el 42, 4 por ciento del total.

En ese ese trimestre, por grupos de edades, el grupo de mayor contagio intrafamiliar fue el de 0 a 19 años (57,27%) y el de personas de 80 años y más (45,83%).

Alertó que más del 55 por ciento de niñas y niños son contagiados por su familia, comportamiento que se agrava entre adultos mayores, con una letalidad mayor.

Un estudio y encuestas más detalladas en cinco municipios de la capital del país constataron que del 11 de marzo al 2 de diciembre de 2020, el 45 por ciento de los contagios estuvieron asociados a una red familiar.

Llamó la atención respecto a que, al menos en la capital del país, en el contagio intradomiciliario la mayoría son mujeres, quienes cumplen una multiplicidad de roles en casa, acentuados durante la pandemia, como los educativos, de cuidado y centro de la protección y dinámica familiar.

Aunque se trata de investigaciones en curso, la especialista insistió en la importancia de la mirada de género en estos análisis de dinámicas familiares.

La ruta de contagio en la capital evidenció que es el hombre quien, por lo general, contagia a la esposa o a la madre y, una vez que sucede, irradia la infección al resto de la familia.

Molina recomendó tener en cuenta un análisis con enfoque de género e interseccional, que posibilite la toma de decisiones, estrategias y políticas públicas ante otras situaciones emergentes o las posibles olas que se presenten, mientras no se detenga el contagio.

Abogó, además, por campañas de comunicación enfocadas en las medidas sanitarias dentro de los hogares, en particular las de alta movilidad.

Las redes y los medios

La información es también un punto clave, en criterio de Dixie Edith, profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y especialista del Cedem.

«Durante esta pandemia, que ya supera el año, las personas están viviendo más en las redes, donde proliferar noticias falsas que no ayuda a la efectividad de la información», aseguró.

Habló, además, de la necesidad de diseñar una estrategia integral para el seguimiento mediático de la pandemia, de generar mensajes atractivos y segmentarlos por tipo de públicos, de soportes comunicativos y territorios, según la situación sanitaria en cada caso.

«No se trata de generar una paranoia colectiva o desatar una sicología social que apunte al miedo», dijo, sino de construir una actitud responsable, con conocimiento del tema y comprensión del riesgo real.

Menos nacimientos, más riesgos maternos

Aunque es prematuro hablar de datos conclusivos, se espera que la covid-19 tenga un efecto mayor este año sobre el saldo poblacional negativo que se evidenció en 2020, comentó el doctor Roberto Álvarez Fumero, del Ministerio de Salud.

En su opinión, la reducción más acentuada de la población en los dos últimos años puede estar influida por un sentimiento de temor a procrear en las actuales condiciones epidemiológicas, asociadas a condiciones económicas muy complejas.

«No obstante las limitaciones, se ha logrado priorizar el programa de atención a la pareja infértil», aseguró.

Con acceso universal desde el primer eslabón de atención en las consultas municipales, se han logrado más embarazos en esos servicios que en igual período del año anterior, apuntó.

«Lo más perjudicial en la covid es su expresión en la mortalidad materna», precisó. En América Latina ya se reconoce un retroceso de los avances de ese indicador y en algunos países se ha incremento hasta 47 por ciento, con la covid como principal causa de muerte indirecta.

Comparado con la población no obstétrica, hay tres veces más posibilidades de requerir un ingreso en terapia intensiva, 2,9 por ciento más de necesitar ventilación mecánica y 70 por ciento más de probabilidades de morir, detalló.

En Cuba se corrobora este riesgo, pues se aprecia una elevación de la morbilidad materna crítica y la mortalidad materna indirecta asociada a la covid, sostuvo Fumero.

Marisol Alfonso de Armas, representante auxiliar del Unfpa en Cuba, el compromiso de esa entidad para acompañar los esfuerzos nacionales para enfrentar la covid-19 y sus impactos en tan difíciles momentos.

Este 11 de julio se visibiliza la relación entre covid-19 y decisiones reproductivas, cómo la pandemia ha afectado las decisiones para tener, espaciar o no tener hijos.

Esto tiene que ver con un estudio a nivel global que está implementando las Naciones Unidas sobre comportamiento de fecundad en contexto de covid-19, del cual Cuba forma parte y que precisa de datos desagregados de calidad.

Algunas hipótesis apuntan a que países con mejores sistemas de salud, que aseguraron servicios de salud sexual y reproductiva durante la pandemia, han observado una disminución de la fecundidad; y otros con sistemas mucho más débiles y menos acceso a la salud sexual y reproductiva, han experimentado un incremento de los niveles de fecundidad. Sin embargo, aún es prematuro para hacer hallazgos conclusivos, agregó.